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Capítulo 9

La pista que completo el dibujo

Se encontraba durmiendo tranquilamente, luego de hablar con Elizabeth acerca de varias cosas entre ellos, por fin consiguió que el sueño le ganara. Últimamente desde que ella estaba con él, el simple acto de dormir había dejado de ser un calvario, esa fue la primera noche que dormía con ella a su lado, fue bastante agradable, nunca antes había experimentado algo como eso, la sensación de compartir el calor con una mujer era muy relajante para Leyn, aunque solo ocurrió eso, luego de que ella le permitiera acariciar su mejilla continuaron conversando sin avanzar más allá de ese pequeño coqueteo. Un fuerte sentido del deber y responsabilidad no le permitía ir más lejos. 

Había tenido un buen sueño. Uno en donde se encontraba con sus antiguos compañeros, brindando y celebrando entre ellos sin ningún problema que los agobiara, parecía la celebración de un trabajo bien hecho, se encontraban sus dos buenos amigos que siempre lo molestaban por su actitud antipática, pero siempre le enseñaban cosas nuevas y divertidas, después de todo Leyn era el más joven del equipo. Luego estaba aquella mujer de piel oscura que era sobreprotectora con él, era lo más cercano a una hermana mayor que él pudo haber tenido. En el centro de todos estaba aquella persona que brillaba por sí mismo, sin duda era el alma del equipo, aunque claro era el líder, si no fuera así ¿entonces quién? Un hombre pasado los treinta que Leyn quería como si fuera su propio padre.

— ¿Qué haces en aquel rincón Leyn? —pregunto el líder, tenía en su mano una cerveza que alzaba cuando lo llamaba—. Ven acá un chico en crecimiento como tú debe alimentarse bien, sino te quedaras pequeño —agrego con una amplia sonrisa.

—Enserio, siempre anda con esa actitud amenazante y rostro serio, seguramente no piensa nada más que en trabajo —comento el rubio con acento italiano—. Si no estás más atento me comeré también tu porción de carne —añadió mientras comía más rápido.

—Leyn-san tiene posee una actitud calmada y serena, seguro en el futuro será alguien muy disciplinado —comento el joven que llevaba su cabello largo atado en una cola con una cinta blanca, vestía un kimono blanco y azul con una katana en la cintura—. Aunque sonreír de vez en cuando no es malo tampoco.

—Vamos no lo molesten —dijo la chica regañando a los demás—. Leyn te guarde un poco no te preocupes.

Leyn se encontraba de brazos cruzados apoyado en la pared de un rincón un poco oscuro, se encontraba meditando sobre lo que había hecho aquel día, quería un poco de silencio y tranquilidad, algo que estando con ellos nunca lo obtendría, levanto la vista para observarlos detenidamente, una luz se reflejaba en ellos intensamente, no tenía claro si se debía a la fogata cerca de ellos o si se debía a algo más, todos rebosantes de energía y alegría, ¿Por qué quería silencio y tranquilidad si los tenia a ellos? La respuesta era clara. Aquella escena lo llenaba de mucha nostalgia, quería reunirse con ellos.

Dio un paso hacia adelante, eso fue fácil, el problema sería lo que viene después, ¿lo perdonarían por lo que hizo? Solo había una forma de averiguarlo, siguió adelante. No se arrepentía de la decisión que había tomado, eso fue todo lo que pudo hacer en ese entonces, tenía que confrontarlos y soportar las consecuencias. Pero no importaba cuanto caminara, ellos solo parecía alejarse, mientras más corría más se alejaba aquella escena de él, ¿Acaso no podría reunirse con ellos de nuevo? No soportaba ese sentimiento, tomo toda su impotencia y la uso como combustible para correr más rápido.

—No Leyn, así no lograras nada —dijo una voz que hizo que se detuviera, sabía perfectamente quien era, un sentimiento de tristeza le lleno el completamente el pecho.

La Leyenda Del Ángel. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora