MUERO POR CONOCERTE III

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Esta noche quería soñarla y nunca despertar si esa era la única manera de tenerla a su lado, quería gritar de felicidad, ella era real, si existía, mañana volvería al restaurante para buscarla, se acostó y cerró los ojos intentando dormir.

Dororo terminaba su tarea casi era la 1 de mañana, se metió en sus sábanas y se dispuso a descansar mañana era su día libre en el trabajo así que iría de compras después de clases, rogó a los dioses que esta noche fueran dulces sueños y no terribles pesadillas de su antepasado o lo que sea de ella que haya vivido antes ese infierno en el que sueño tras sueño escapaban siempre ella junto a él.

Hyakkimaru volvió a soñar con ella, con esa silueta blanca, su vista era la misma nublada tenía la sensación de que ella lo llevaba de su mano no sentía el apretón pero si la calidez era como no tener manos, ni ojos, ni voz, aún así en sus sueños pudo pronunciar un pequeño susurro no lo reconocía muy bien, era un eco lejano era ella diciéndole su nombre su corazón llegaba a encenderse de vitalidad con el simple hecho de escucharla parlotear podría estar toda la noche soñando con ella, con su anhelada Dororo

8 am

El sonido del celular timbró antes que la alarma, revisó la llamada entrante era su asistente, dejó todo el trabajo para él otra vez, colgó y antes de volver a recostarse vio otras dos llamadas perdidas de la última mujer con la que pasó la noche, hizo un gesto amargo y bloqueo el número, mujer tras mujer y ninguna era ella, ninguna como ella, pegó un brinco para salir a buscarla prendió su auto y fue directo por ella.

Llegó al restaurante y ya había conseguido información de ella Dororo una joven de 18 años que apenas llevaba un par de semanas trabajando allí, con un papel en la mano conducía por las calles de la ciudad, la dirección estaba cerca de la universidad así que supuso que ella llegó a estudiar estacionó su auto en un parqueadero frente a un parque y empezó a caminar no quería llamar la atención por lo que vestía muy sencillo unos jeans desgastados un suéter negro con capucha, igual su altivez y finos rasgos se robaron todos los suspiros y miradas soñadoras de cientos de jovencitas que caminaban por Ahí.

Hyakkimaru estaba en la calle donde ella vivía, esperó un par de minutos mientras ojeaba el perfil social de ella en la red, era hermosa y como en las fotos la vio caminar con la gracia de un ángel por ese lugar, no sabía que hacer o decirle y sus manos comenzaron a temblar su corazón estaba frío dejó que su cuerpo se adelantara un par de pasos para estar frente a ella, ya estaban de lado a lado en la misma calle y fue Dororo quien se adelantó a cruzar alzando sus miradas se conectaron contados segundos antes de Hyakkimaru la empujara para dejarla fuera del alcance del auto que venía en descontrol, quizá era el destino en forma de automóvil, y él asumió todo el impacto que lo dejó unos metros lejos de ahí.

Dororo corrió hacia su salvador -Esta usted bien...por favor responda...edta bien... -  lo llamó una y otra y otra vez su voz se escuchaba como ecos lejanos que lo guiaban a la realidad trató de incorporarse sin éxito, llevó la palma de su mano hacia el lado derecho de su cabeza y sintió húmedo supuso era sangre porque el no podía ver nada para asegurarlo, en ese momento cayó en cuenta que todo el panorama que antes era un arcoiris lleno de colores cuando contempló la hermosa sonrisa y los preciosos ojos de su tan anhelada señorita, ahora eran sombras oscuras entre contrastes aun más oscuros todavía.

Sintió las tibias manos ayudarlo a estar más cómodo pero el bullucio del tumulto de gente lo estaba frustrando y con el terror de no volverla a tener más cerca que ahora se aferró a ella con ambas manos la abrazó dejando su cabeza reposar sobre ese plano vientre para ser arrullado por los delicados latidos de su corazón, minutos después llegó la ambulacia y aún así con los paramédicos encima el no quizo separarse de ella, Dororo quizo facilitar el trabajo de los médicos y deslizó esa capucha que cubría la herida, al ver ese rostro, su cuerpo quedó helado al instante, era él, el hombre de sus sueños, y como obra y gracia del señor fue su salvador.

Ella sintió gran familiaridad y un cariño inmediato por ese no tan desconocido que la había salvado y ahora buscaba de ella algo de refugio, recordó los cientos de sueños y sus aventuras, sus manos viajaron a las mejillas del hombre para juntar sus frentes y darle alivio a ese asustado corazón, ella tampoco quería alejarse de él, no ahora que de alguna forma se había cruzado en su camino y de que manera lo había hecho, se dejó asfixiar de las miles de caricias que el empezó a regalarle y por ella se dejó atender.

En el hospital el doctor diagnosticó una leve ceguera temporal a causa del golpe en la cabeza, pero el estaba feliz tendría como enfermera personal a su bella Dororo quien muy apenada aceptó cuidarlo en las tardes después de sus clases a Hyakkimaru le costó convencerla puesto a que ella apenas había empezado a trabajar y no quería perder el empleo así que el ofreció cubrir sus gastos con su infinita fortuna, ya que pondría el mismo cielo y cada una de sus estrellas bajo sus pies para así poder estar con ella uno que otro minuto de su monótona existencia.

-El doctor dijo que recuperaría la vista en un par de semanas...espero que sea pronto...¿quiere agua? - el asintió habían llegado del hospital y ahora estaban en la sala, así como en sus sueños era llevado de la mano a donde sea pero de su mano estaba disfrutando de eso.

Ella se dispuso a ir a la cocina por un vaso de agua pero el no la soltaba, y es que como en sus sueños habían momentos felices como esos también habían las pesadillas donde se aferraban el uno al otro luchando contra lo que fuese a separarlos.

-Usted es algo místico señor... -ella sonrió divertida y juntos fueron a la cocina, si antes ya estaba perdido en su propia casa ahora era peor, bueno no tanto si estaba ella para iluminar literalmente con su melodiosa voz el ambiente frío e hinospito que era su casa para que tomase el calor de un hogar.

Dororo y Hyakkimaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora