Bloodline | ksj. #BabySaga

CAPITULO OCHO

Blu jadeo en cuando las puertas del ascensor se abrieron en el departamento de Jin.

Tras conducir cuarenta minutos de su viejo y re-modelado edificio de interés social, hasta aquella zona acomodada de la ciudad, llegaron al complejo departamental en el que ahora sabía vivia Jin en Alamo Square.

Quizás, cuando un hombre de edad adulta bien vestido y de aroma fino les abrió la puerta al llegar, Blu debió ver las primeras señales de que aquel no seria un simple departamento en el centro de la ciudad y de hecho seria un enorme y moderno loft.

Con Jin a sus espaldas posando delicadamente su mano izquierda en su espalda baja para hacerla caminar y con la otra mano sosteniendo su maleta de ruedas, la castaña se introdujo en la casa del hombre.

Aquella era la primera vez de Blu en casa del coreano. Normalmente pasaban las tardes en casa de la chica, si es que llegaban a pedir comida para que ella no saliera y descansara era su casa donde comían y si necesitaban charlar, era su casa al lugar al que recurrían, nunca la casa del hombre, hasta ahora.

Y es que Blu nunca pidió que fuera diferente y tampoco sintió demasiada curiosidad por la casa del coreano. Solo a veces, de vez en cuando, la castaña se sentía un poco de curiosa sobre el mismo Jin, sus amigos, su empleo, su vida en Corea, su hermano mayor, sus padres de los que siempre hablaba tan bien y de aquel lugar en el que el chico creció. Sin embargo, Blu nunca hizo nada respecto a su curiosidad; así como Jin en ningún momento la presiono por hablar de su vida en la comuna junto a su madre o la segunda familia de su padre, ella tampoco se había inmiscuido de más en la vida del chico.

Aunque quizás si lo hubiera hecho, se hubiera evitado soltar aquel jadeo de sorpresa que su cuerpo dejo escapar cuando entro en aquel sitio y se entero que el ser cirujano de sesos dejaba buena remuneración...

--Este lugar es increíble.

--Gracias.-- Jin estaba por hablar cuando el sonar de su móvil lo interrumpió. Saco el móvil del bolso interno de la gabardina y miro la pantalla.-- Debo contestar.

Blu asintió con la cabeza y vio a Jin alejarse un poco, hacia aquel lugar que lucia de lejos la cocina. Entonces ella tomo esa oportunidad para poder husmear un poco, impulsada por el curioseo que el nuevo lugar le transmitía.

El departamento de Jin, muy al contrario al de Blu parecía no ser demasiado viejo, pues toda la estructura y amueblado era moderno y lucia impecable. Los tonos terrosos y fríos le daban un toque de elegancia, los materiales como el mármol y el cristal, y su aroma a madera y menta hacían un ambiente sofisticado, muy lejano a su pequeño cuarto.

La americana se interno el lugar. Había un enorme ventanal en la sala que daba una increíble vista de la ciudad cubriéndose de la noche pronta a llegar y más al fondo del otro lado se veía de lejos la cocina donde Jin andaba entorno a la isleta mientras hablaba por el móvil.

En la sala los muebles estaban perfectamente decorados con cojines acomodados de forma estratégica y las pertenencias en los estantes de las paredes estaban en fila simétricamente en orden. Jin comenzaba a lucir en el fondo como un obeso del orden. Lo que le causo un poco de gracia a Blu quien era todo lo contrario, ella más bien era un desorden andante que apenas sobrevive a las tareas.

Un tanto fisgona y cotilla la chica se acerco al mueble en el que la pantalla plana estaba situada y en la que se exponían portar retratos cronológicos.

En la primera imagen estaba Jin de bebe, recostado sobre su estomago portando un traje de lunares de colores. Sus grandes y regordetas mejillas destacaban en la imagen, así como sus despeinados y oscuros cabellos, era simplemente adorable. Por un momento Blu se cuestiono si su bebe seria así de adorable y la mera idea le estrujo el corazón.