Capítulo 17 - Que mal me siento

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Amaneció y con eso despertó una gran depresión en mi ser. Me sentía mucho más lastimada que en la noche anterior. Camila aun estaba dormida, así que me levanté con cuidado para no despertarla. Fui al baño y allí pude ver mi rostro destruido por haber llorado toda la noche, tenía unas ojeras que llegaban a mis cachetes. Lavé mi rostro y salí a ver que haría con mi vida. Bajé y fui a la cocina, me serví un vaso de jugo de naranja y me preparé unas tostadas. Realmente no tenía deseos de comer, solo lo hacía por costumbre. Mientras comía, recordaba lo bello que había sido estar con Rafael, pero todos esos sentimientos hermosos se destruían al pensar en lo que me había hecho Rebecca, una chica a la cual sinceramente ni conocía. Empecé a llorar mientras recordaba todo lo que había ocurrido y además pensaba en cuales serían las razones de sus acciones.

- Tranquila, debes relajarte y tratar de olvidar lo que te hizo Rebecca, sino te destruirás a ti misma. - me dijo Camila entrando en la cocina para sentarse frente a mi en la barra.

- Trataré, te lo prometo pero aun no puedo aceptar que ella me haga esto, a mí una chica que solo lleva unos meses en su escuela. - le dije tratando de aguantar las lágrimas que salían por mis ojos.

- Yo se que podrás, eres una persona fuerte y sabrás enfrentar este problema. - me dijo abrazándome para consolarme.

Luego de ese largo abrazo, Camila se preparó el mismo desayuno que yo y ambas terminamos para dirigirnos a mi habitación. Allí me recosté en la cama y trataba de reponerme de mi dolor. Al medio día Camila me dijo que se iría a bañar a su casa y volvería ya que no había traído más ropa.

- Vuelve rápido, por favor, no quiero estar sola. - le dije ordenándole.

- Voy volando, me baño - me pongo la ropa y me traigo el uniforme para mañana y estar contigo está noche, me dijo y salió del cuarto.

Me asomé por la ventana y vi a Camila salir de mi casa y cruzar la calle hasta su casa. Cuando volví mi vista a mi habitación, pude ver que mi teléfono estaba encendido. Fui hasta donde se encontraba, mi escritorio, y vi que tenía una llamada perdida de Rafael. Tomé mi teléfono y me lo llevé a la cama y allí trataba de decidir si le respondía la llamada o lo ignoraba. Pero mi decisión quedo interrumpida por... una llamada de Rafael.

- ¿Cómo estas? - me preguntó.

- Me siento mal, me destruyeron frente a nuestro grado y lo más que me dolió fue que lo hicieron en mi fiesta de cumpleaños. - le dije sin ocultar nada, ya no le podía hacer eso a él.

- Lamento escuchar eso pero... eso no debe de destruir lo bonito que tuvimos... ¿O no fue así? - me dijo para tranquilizarme y a la vez podía sentir que del otro lado del teléfono estaba haciendo su sonrisa picarona que me encantaba.

- Tienes razón pero debo prepararme para más insultos o humillaciones... y lo que tuvimos es mi único bello recuerdo de mi fiesta. - le respondí.

- ¿Puedo ir a verte? -  me preguntó poniendo me nerviosa.

- Sí, mi mamá no se encuentra pero Camila va a quedarse a dormir. - le dije aclarándole que no íbamos a estar solos.

- No tengo problema con eso, solo quiero ver a mi chica. - me dijo haciendo que me sonrojara.

- Te espero. - le dije.

- Llego en un rato, te quiero Cat. - escuché sus palabras y colgué la llamada.

Todo pensamiento de tristeza que había en mi mente se había esfumado por la alegría que había traído Rafael a mi vida. Ni yo misma podía entender como me había enamorado de un chico, que no conocía y además era muy guapo y popular. Pero olvide todas mis inquietudes y fui al baño, me duché y salí para ver que ropa me pondría. Fui que mi armario y escogí unos pantalones cortos color gris, una blusa sin mangas color azul y unos vans gris oscuro.

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