Capítulo 9 - Arrepentimento

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Al llegar a casa me sentía mal. En un solo día he traicionado la amistad de mis amigos. Perdí la confianza con Max y a Camila le oculté lo que me había ocurrido durante el día. Yo misma me sentía decepcionada de como me había comportado con ellos. Ya en mi habitación, me cambié de ropa y bajé a comer. Mi madre no se encontraba, ya que había salido con unas amigas a celebrar el cumpleaños de su mejor amiga, Cecilia. Así que mi comida se encontraba en el horno.

La calenté y me senté en la barra a deleitar el plato. Mientras lo hacía, pensaba que mal había quedado con mis amigos. Me propuse que al día siguiente iría donde ellos a disculparme y a aclarar las cosas. No puedo estar molesta con ellos, son lo mejor que me ha pasado en la vida. No pude aguantarlo más y empecé a llorar. Subí corriendo a mi habitación, sin lavar los platos, eso era lo menos que me interesaba. Me tumbé en la cama y seguí llorando hasta quedarme dormida. Amaneció y me fui a duchar para quitarme las ojeras de tanto llorar. Cuando salgo del baño, me encuentro con mi madre sentada en mi cama.

- ¿Qué te pasa, Catalina? - me preguntó y un su cara se apreciaba la preocupación por saber qué me ocurría.

- Nada, estoy bien- le dije para que ya no se preocupara.

- No me mientas que yo se cuando te pasa algo - me dijo insistiendo.

- Es la verdad, me siento bien - le dije ya un poco alterada por su insistencia.

- Ayer estabas llorando, así que no me mientas y dime de una vez que te pasó ayer - me dijo y me intimido.

- ¿Cómo sabes que estaba llorando? ¿Acaso me tienes cámaras por toda la casa? - le pregunté bastante molesta por su desconfianza.

- Si hay cámaras en todas partes de la casa, excepto en las habitaciones ni en los baños pero esa no fue mi pregunta, contéstame - me dijo ahora mucho más molesta.

- La verdad es que me molesté con Max y a Camila no le conté nada de lo que había pasado - le dije empezando a llorar.

- No llores, eso no puede afectar su amistad fue solamente un leve problema, me imagino que podrán arreglarlo - me dijo para animarme.

- No sé, por que la verdad es que desconfié de Max y a mi mejor amiga le oculté todo lo que había pasado, quizás ella podía haberme ayudado. - le dije llorando.

- Sabes que hoy vas al colegio y lo vas a arreglar no puedes ser pesimista, así que cámbiate de ropa que ahora bajo y te preparo el desayuno para que puedas disculparte con tus amigos - me dijo y me abrazó para despedirse y bajar.

Hice lo que me pidió, me vestí y baje. Al bajar ya mi madre había preparado mi desayuno. Me lo comí y me despedí de ella. Al salir de casa mire a la acera para ver si me esperaban mis amigos pero no estaban allí, así que como sospechaba Max le debe haber contado a Camila sobre mis actitudes y ambos me deben de odiar por la desconfianza que creó en mi un chico que no conozco. Seguí mi camino hasta llegar al colegio. Cuando llegué, los busqué por todos lados y no los encontraba. Al llevar unos minutos en esa tarea sin éxito, decidí irme al salón con la esperanza de que allí estuvieran.

Entré y allí estaban hablando entre ellos. Al verme se quedaron sin palabras observándome hasta llegar a sus asientos. Cuando llegué donde ellos, Max se dio vuelta para no prestarme atención. La actitud de mi amigo la entendía pero a la vez me dolía.

- Quiero que me perdonen - les dije sin esperar una respuesta.

- Lo único que quiero en esta vida es protegerte - me dijo Max girando la mirada hasta quedar frente a mí.

- Lo sé, pero fui una tonta. - respondí y a la vez soltaba una lágrima.

- No llores, nuestra obligación como amigos es protegerte - me dijo Camila y se levantó de su asiento para darme un abrazo.

- Les agradezco que me perdonen nunca más dudaré de lo que me digan - les dije y Max se unió a nuestra abrazo.

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