Campanas a Medianoche (Riren)

VI

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Levi estaba completamente confundido, si bien Eren desde un primer instante le había parecido un joven muy particular las cosas que estaba diciendo en ese mismo instante le parecían aterradoras.

—Levi— anunció después de un minuto de haberse quedado en silencio —¿Hay algo que tengo que contar en particular? No sé como funciona esto.

—No, no—. Carraspeó un poco y acomodó sus gafas —Puedes continuar por lo que gustes a menos que quieras que pregunte.

Eren asintió y se apoyó suavemente sobre el escritorio, aún estaba sentado pero se curvó un poco para quedar a la misma altura que el psicólogo.

—¿Sabe que esta escuela antes era una iglesia?

—No, no lo sabía—. No le enseñó al joven que se había interesado en el tema, después de todo, Fogtown era demasiado intrigante —¿Quieres hablar de ello?

—Por supuesto, yo viví aquí por un tiempo— Eren juntó sus manos sobre el escritorio y golpeó levemente la madera con sus dedos —. Era una iglesia pequeña, me abandonaron en la puerta de la institución cuando era apenas un bebé de unas cuantas semanas, la hermana María cuidó de mí junto a las demás, decían que mi madre había sido una forastera que desapareció después de haberme dejado.

—¿Creciste en la iglesia Eren?

—Hasta los seis años, llegó un día la hermana a decirme que tenía una buena noticia para mí— sus ojos recorrieron la oficina nuevamente y luego terminaron posados en los del mayor —Grisha Jaeger quería adoptarme, su único hijo estaba a punto de morir y él solo esperaba que alguien siguiera con su trabajo una vez que ya no esté.

—¿A qué se dedica tu padre Eren?

—Es médico, me ha enseñado muchas cosas, pero a mí no me gusta en realidad, me iré de aquí en cuanto termine mis estudios.

—¿Qué hay de la relación que mantienes con él?

—Papá no me quiere, mi hermano Zeke murió un año después de que yo estuviese viviendo con ellos, fue realmente bueno conmigo y mi madre, Dina, bueno ella me odia.

—¿Por qué dices eso?

—Porque Dina siempre ha dicho que Zeke falleció con mi llegada, que al ser hijo de forasteros, había traído la maldición a la casa— Eren sonrió —Papá se ha dejado convencer y me obligan a rezar a todas horas, me mantienen vigilado hasta cuando voy al baño.

Levi frunció el ceño, el rostro del muchacho le hizo recordar al de Petra el último día de vida que había tenido y aquello lo hizo temblar. Sin poder evitarlo una de sus manos viajaron a las de Eren y las apretó suavemente, terminó por sonreírle buscando la manera de tranquilizarlo, o al menos poder calmar a su propia consciencia.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.

—No es lo que quiero oír de usted Levi, sabe, estoy acostumbrado a esto pero ese no es el problema—. El muchacho alejó las manos del azabache y luego suspiró —Cerraron la iglesia después de que encontraran restos de una especie de ritual o algo así, ya sabe, los rumores corren en un lugar tan pequeño como lo es Fogtown.

—¿Eso es verdad?

Eren volvió a sonreír y Levi no pudo más que esperar por su respuesta.

—Quién sabe, lo único que sé es que la cerraron y pronto la convirtieron en una institución escolar, diciendo que el gobierno así lo quería—. Luego las campanas volvieron a oírse y Eren se puso de pie inmediatamente —Aunque sí asesinaron a las hermanas que habitaban la iglesia anteriormente, las quemaron en una hoguera como si hubiesen sido unas brujas— volvió a sonreírle mientras caminaba hacia la puerta —. Es la hora del almuerzo señor Levi, no se retrase.

—¡Espera Eren!— el joven azabache lo sostuvo del brazo antes de que saliera de su oficina —¿Todo lo que dices es cierto?

—Señor Ackerman, que usted haya llegado a Fogtown no es coincidencia— luego se soltó bruscamente de su agarre y comentó lo último antes de largarse —También puedo verlos, lo mismo que usted ha visto, cuídese.

Levi jamás había creído que una sola sesión podría haberlo hecho temblar y quebrantar todas sus creencias, se preguntó por un instante si Eren era alguien con mucha imaginación, pero le pareció extraño que en una aldea tan creyente como Fogtown no tuviese una iglesia. Terminó por cerrar su oficina con la llave que le habían dado anteriormente y un poco atormentado se dirigió hacia el comedor, los jovencitos ya estaban en sus asientos, esperando a que una de las hermanas terminase de servirles su plato.
La hermana Mikasa lo invitó amablemente a unirse a su mesa y pronto estuvo disgustando de un rico estofado. No estaba aún con la confianza que se necesitaría para preguntar lo que había oído por parte del joven a una de las hermanas, así que simplemente su mente terminó por divagar en millones de respuestas posibles.

Tal vez estuvieron allí cerca de diez minutos, en donde acabó por escuchar las últimas noticias del pueblo, y las renovaciones que tenían planeado para las clases y la institución. Fue demasiado tiempo para Levi, quien se encontraba en silencio sin prestar la más mínima atención, cuando la voz de Connie sobresaltó en el comedor.

—Hermana Sasha, Eren está actuando extraño otra vez.

Fue allí cuando todas las mujeres detuvieron su conversación y miraron hacia una de las mesas de atrás, Levi también lo hizo y sintió que los vellos de su nuca se erizaban. Eren estaba de pie, con sus ojos en blanco y una mano extendida hacia un rincón del comedor, Mikasa se puso de pie inmediatamente y avanzó hacia el muchacho, para tomar su mano y sacudir su cuerpo levemente.

—Vuelvan a comer, me encargaré de su compañero.

Levi quiso levantarse pero la mujer con una sola mirada le advirtió que no se inmiscuyera en aquellas cosas. El psicólogo aceptó casi a regañadientes y sin embargo, tal vez por impulso o simple curiosidad sus ojos viajaron hacia donde anteriormente el castaño había extendido su brazo.
Quedó congelado en su asiento en cuanto pudo distinguir aquella silueta la cual tantas noches de insomnio le habían ocasionado.

La señora Fisher estaba allí, observando, sonriendo, disfrutando su desconcierto y temor. Pronto una de sus manos se extendió hacia él y Levi supo que lo que había dicho Eren, era completamente cierto.