Marioneta

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Ella apareció sombría, oscura y silenciosa. Parecía distante, pero no lo estaba. Se quedó acá conmigo. Pensé en preguntarle cientos de cosas, de todos modos, no lo hice. Me guardé mis inquietudes, no le hice caso a mis ganas y me quedé en la calma. Un par de horas estuvo rígida, quieta, no dijo una palabra, no dejaba ver de ella más que lo que vi. Hasta que de repente sentí la caricia de una suave brisa cálida que me alentó al entusiasmo de perseguir y tratar de cumplir los deseos que me nacieron en ese momento.

Ella lo supo, ella lo ideó todo. Inmediatamente lo comprendí y me sentí manipulado. Me dije a mi mismo: ¿Acaso solo soy un títere de toda experiencia? ¿Hasta qué punto son mis decisiones y hasta qué punto son imposiciones externas?

Molesto, con vos firme hablé en voz alta:

-¿Quién te creés que sos para decirme lo que tengo que hacer? ¿Quién te creés que sos?

Los Misterios de Don GatoWhere stories live. Discover now