Capítulo 6

1.2K 93 8
                                    

Junio 1943

Habían pasado tres años desde el comienzo de la guerra, y todo era diferente.

Mi querido padre falleció cuando yo llevaba dos años en el ejército a causa de una enfermedad incurable. Lo peor de esta tragedia fue el no poder pasar con él los últimos minutos de vida, pues cuando me enteré de la nefasta noticia, ya había dejado este mundo.

La guerra por otro lado parecía no tener fin y yo no podía dejar de pensar en el tiempo que tardaría en llegar a casa y estar con Steve. Mi refugio, mi hogar.

Sus cartas es lo único que me mantiene cuerda en estos tiempos. Aunque hay ocasiones en las que tenemos opiniones diferentes sobre su idea de reclutarse. Aunque yo no lo llamaría idea, pues lo ha intentado ya cuatro veces. 

Siento una gran pena porque creo que el ejército necesita más gente como él. Gente que no piense en matar alemanes, sino en ayudar y defender a los más desvalidos. 

Pero, a pesar de que sé que él es totalmente capaz de manejar todo lo que se proponga, no puedo dejar de temer en que pasará si en algún momento le aprueban la entrada al ejército. No quiero que le pase nada.

Es por ello, que dedico todo mi tiempo en trabajar junto Abraham Erskine, un doctor alemán, que está en proceso de creación de un suero que transformará a cualquier hombre que lo pruebe en un súper soldado.

Es por ello, que dedico todo mi tiempo en trabajar junto Abraham Erskine, un doctor alemán, que está en proceso de creación de un suero que transformará a cualquier hombre que lo pruebe en un súper soldado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Estoy realmente agotada –es lo primero que digo nada más llegar a las habitaciones.

–Lógico, hoy has trabajado más horas de las normales, ¿el doctor Erskine ha hecho algún avance? –pregunta Annabelle, una de mis compañeras de habitación con la que tengo una buena amistad.

–Sí, el cree que el suero está casi listo, ya solo falta encontrar al candidato ideal –comento con alegría, pues al fin los esfuerzos que hemos llevado a cabo podrán dar sus frutos.

–Eso es fantástico, porque significa que tendré algo más de trabajo que no sea curar a los soldaditos que se lastiman entrenando –siento, mas que veo, como rueda los ojos –por cierto Eliza, tienes una carta de tu novio –y con eso capta toda mi atención.

–Oh, eso es fantástico, hubieras empezado por ahí –le digo mientras me dirijo a mi cama y veo el sobre, ya abierto, que me confirma lo que mi amiga me ha comentado.

–¿Lo han aceptado ya en el ejército? –pregunta Annablle.

–No aún no, y me preocupa, porque ha tenido ya cuatro intentos. –comento con preocupación –es un delito falsificar datos a la hora de enlistarse, y él no deja de cambiar su lugar de nacimiento esperando el milagro.

–Bueno, este fin de semana podrás verlo ¿no? supongo que irás con el doctor Erskine a Nueva York en busca de algún candidato idóneo.

–Sí – comento con alegría –no me da tiempo de avisar a Stevie, así que será una sorpresa –digo mientras comienzo a leer la carta.

El primer amor del Capitán América (Steve Rogers) [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora