Epílogo

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Triskelion 2014 - Steve

–Charlie listo –dije ignorando el dolor que tenía en todo mi cuerpo –dispara –le respondí a Hill. 

–No has salido –respondió. 

–No hay tiempo... ¡Dispara! –dije quitándome el comunicador.

A lo lejos pude visualizar que Bucky estaba en problemas, no podía salir, estaba atascado por una viga y no podría quitársela él solo. Me levanté como pude y bajé a ayudarle. Una vez que se vio libre comenzó a atacarme, no me reconocía, habían vuelto a borrarle la memoria.

Después de darme varios golpes que me mandaron al suelo, levantó su brazo de metal para darme el último golpe.

–Eres mi amigo Buck –respondí.

–Eres... mi... misión –dijo entre dientes.

–Entonces acábala... porque yo estaré siempre contigo hasta el final... –Bucky se quedó con el puño levantado, estaba confundido entre lo que le habían pedido y lo que pensaba.

–Tu... Steven... –bajó el puño –tu eras mi amigo... tu y...

- Eliza –sonreí –éramos mejores amigos.

–No pude salvarla –dijo ausente 

–Yo tampoco Bucky, murió entre mis brazos –no supe como se había enterado, pero era evidente que HYDRA no había perdido tiempo en decirle que su amiga había muerto.

–No... yo... no está muerta... ellos la tienen –dijo frunciendo el ceño.

–¿Qué?... ella murió en el puente de la Torre de Londres en 1945, yo estuve ahí, le dispararon –tragué saliva –un tiro en el corazón, murió entre mis brazos.

–No... está viva Steve, yo la vi en la base, estaba en una camilla, y con los años, cuando estaba mejor le hicieron lo mismo que a mi... ella... está viva, busca a mi compañera Steve, tenía una compañera, nos congelaban cuando querían hacernos desaparecer... es ella, es Eliza... 

–¿Estás... –en ese momento la nave, que había sido bombardeada por los otros helitransportes, comenzó a caer, y nosotros con ella.

 –en ese momento la nave, que había sido bombardeada por los otros helitransportes, comenzó a caer, y nosotros con ella

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–¡Esto si que es un final! ¿la encontró? –preguntó el adolescente y los niños miraron a la mujer.

Tengo una idea, como ya han llegado todos los invitados... vamos a comer, y luego seguimos contando la historia, ¿vale? –los niños iban a replicar, pero tenían hambre y quedaban pocas horas para que Santa Claus les dejase sus regalos. Ellos debían ser buenos unas horas mas.

–¡Sí! –respondieron al unisono mientras se levantaban para ir a lavarse las manos.

No sé como lo has hecho, pero estaban tan entretenidos que siquiera se dieron cuenta de que la luz volvió –dijo una de las adultas.

Bueno, tengo un don –comentó burlona –vamos a preparar la comida, yo también tengo hambre –tiró de su marido y lo llevó a la cocina para que ayudase a preparar las cosas.



El primer amor del Capitán América (Steve Rogers) [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora