𝕮𝖔𝖓𝖏𝖚𝖗𝖔 𝖃.

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Monasterio San Ben - año 1625

La población de Subiaco (Roma) se mecía ante el revuelo de los cotilleos que recorrían el pueblo sin escrúpulos. A pesar de que el monasterio siempre estuvo habitado por ermitaños y monjes, hubo una temporada en la que colaban a mujeres con problemas, mujeres fugitivas de guerras que no podían ganar. El edificio estaba sobre zona rocosa y aunque midiera 510 metros de altura, no podían evitar escuchar los murmullos de la gente. Si bien el edificio era el más antiguo, aún les importaban las famas que creaban de él. No se podían permitir escándalos que involucraran la iglesia y menos, cuando los temas comenzaban a ser auge en las bocas de las personas. Los frescos de la puerta trasera seguían con su fría mirada la entrada de una chica joven con un vestido largo color esmeralda y una pequeña capa de terciopelo rojiza carmesí. Ella sonreía con desdén hacía los susurros que llegaban a sus oídos, sin poner mucha atención. Realmente las circunstancias le causaban gracia en lo más profundo de su persona.

Entró en el empedrado y helado edificio y caminó por los pasillos infestados de monjes y pinturas que traspasaban los techos con descaro. Sin pensarlo, siguió su camino escaleras arriba hacia una de las bibliotecas privadas del lugar, donde había manuscritos desde que inauguraron el monasterio en el 520 DC y libros avasallaban las estanterías de las tres plantas que tenía. Bajó su capucha del cabello, dejándolo colgar de su espalda una vez subió hasta la planta correspondiente. Avanzó unos pocos pasos más para cruzar el pasillo y llegar al fondo donde estaban las grandes puertas de madera de la biblioteca. Miró a su alrededor con cautela, con cuidado de que no pasara nadie y suspiró alzando una de sus manos a la altura de la cerradura. Alzó sus dedos pulgar y meñique doblándolos de manera que pareciera un círculo sin cerrar y pegó los demás de sus dedos a la palma de su mano. Con la mano restante hizo una especie de V la cual parecía un cornuto, pero dado la vuelta. Cerró sus ojos meditando durante unos segundos, sin dejar de suspirar debido a los nervios de la situación. Si la pillaban allí dentro, seguramente acabaría muerta. Nadie podía pisar ese lugar a no ser que estuviera acreditado.

ꟷNecesito vuestra ayuda, por favor ꟷmurmuró suavemente la muchacha pelinegra.

No se tardó en oír un ligero clic en la puerta, lo que quería decir que se abrió. Había recibido la ayuda que necesitaba.

ꟷGracias ꟷvolvió a susurrar abriendo sus ojos mientras ponía su mano derecha en el pomo de la puerta. 

Lo giró y abrió en silencio, divisando que no se encontraba nadie en su interior. Entró sin más preámbulos y cerró la entrada a sus espaldas para subir corriendo las escaleras de caracol que daban a la segunda planta. Anduvo entre las estanterías, llegando a una pequeña puerta la cual era de anchura como ella, no se le dificultaría pasar en absoluto. Se acercó rápidamente a la puerta y se agachó levemente quedando a la altura de la cerradura. Con su dedo índice empezó a trazar al lado de la apertura una especie de runa, se basaba en un círculo rodeado de medios círculos hacia el exterior.

ꟷÁbrete, por favor ꟷdijo por lo bajo algo impaciente, no podía estar allí mucho tiempo y querer pasar desapercibida ante la gente que la vio entrar al sitio.

Se oyó un sonido que la avisó que se cumplió lo que pidió y no tardó en tirar del pomo hacia abajo, abriendo la puerta. Se coló al interior del lugar viendo cientos de archivos de metal con documentos confidenciales. Se aproximó a un archivo y tiró de un pequeño saliente dejando salir una bandeja llena de papeles escritos a mano.

''En el día de hoy ꟷ 7 de noviembre de 1610 ꟷ once personas fueron condenadas a la hoguera acusadas de brujería en una población de España. Me temo que será la última vez que esto se permita en la Inquisición por prudencia de un tal Alonso Salazar y Frías, inquisidor español.''

La chica abrió sus ojos como platos aún sin sorpresa alguna para ella, dejando ese archivo y agarró otro que estaba próximo al anterior.

''Una serie de misteriosos símbolos y marcas se han descubierto bajo las tablas del suelo de una de las más importantes casas históricas de Gran Bretaña. Las llamadas marcas mágicas se encontraron bajo las tablas del suelo de una habitación en Knole, la enorme casa solariega en Kent, durante un estudio arqueológico. Están fechadas a principios del siglo XVII, la histeria sobre la brujería está alcanzado su punto culminante. Se han encontrado también símbolos fuera de las parroquias e iglesias del tamaño de un puño que coinciden con las chimeneas del interior.

Una señora del lugar comentó.

ꟷCreían que las brujas y los demonios podían entrar a través de puertas abiertas, ventanas o, por la chimenea. No se puede cerrar la chimenea por fuera por lo que crearon una caja virtual de protección.

Algunas de las marcas son diseños malla y otros son símbolos entre los que se encuentra uno que invoca la protección de la Virgen María. Un equipo de curiosos que siempre visitaba el lugar encontró ralladuras en las vigas de madera y bajo tablones del suelo que no habían sido levantados ni una sola vez antes. Llegaron a encontrar bajo algún tablón artefactos y textiles que podían estar utilizando para algo en concreto. La población no puede estar más asustada ante tanto demoniaco suelto, se necesita disolver a esta gente de inmediato.''

Un escalofrío recorrió la médula espinal de la chica ante lo que leyó en menos de tres minutos. Un ruido proveniente de abajo la hizo exaltar. Acto seguido, cerró el archivo con rapidez, pero sin hacer ningún ruido. Tragó saliva bastante nerviosa y salió de la habitación cerrando la puerta a la vez que se ponía de cuclillas en el suelo de mármol.

ꟷ¿Quién anda ahí? ꟷpreguntó sin preámbulos una voz tediosa, pero demandante. Era un hombre, seguramente uno de los monjes que llevaba el cotarro del lugar.

La pelinegra miró a su alrededor pensando que podía hacer para no ser descubierta y caminó en pequeños pasos silenciosos hasta llegar a las estanterías que estaban colocadas estratégicamente en medio de la sala, entre la barandilla para ver la planta baja y las estanterías apuntaladas en las paredes, ocultándose entre ellas.

ꟷTe he oído entrar, pequeña entrometida. A pesar de que las paredes son rocosas, para tu mala suerte son bastante finas, en su mayoría ꟷañadió el señor andando por el lugar hasta los rincones más inusuales, viendo si efectivamente había alguien como creyó escucharꟷ. No puedo creer que os demos cobijo, comida y confianzas para que os metáis donde no se os está permitido.

Por el tono que puso en la última frase sonaba bastante molesto. Nunca se podría saber si esa molestia era ante la prohibición del lugar, por descubrir cosas que estaban archivadas por la iglesia o por traicionar su confianza. La muchacha no vaciló en ningún momento, sorteando estanterías con maestría sin hacer ningún ruido que delatara su posición y la descubriera. Ella estaba allí por un motivo y no debía permitir ser capturada, acabaría en la hoguera como muchas otras que estaban en contra de la iglesia o las normas del gobierno.

ꟷCuando te pille vas a ver ꟷbramó con mucha pesadez revolviendo su escaso cabello castaño, algo cansado.

Ella miró a sus ambos lados buscando una pared desnuda, sin ningún tipo de mueble que la estorbara. Pocos segundos después encontró lo que buscaba al final de la sala cerca de las escaleras por las que subió hacía un rato, escuchando aún los pasos del hombre resonando por todo el lugar. Aunque estuviera el sitio muy amueblado, no podía evitar hacer eco en todas partes por las alturas del techo. Abrió su ligera y suave capa y cogió de un bolsillo interno un utensilio alargado, lo que parecía una varita. Era de un grisáceo oscuro y cada detalle estaba tallado con delicadeza extrema, no había fallo alguno y la empuñadura era hermosa, única. Se acercó a la pared viendo que no alcanzara la vista del señor y acercó la varita hasta rozar suavemente la puerta con la punta. Trazó una línea vertical y pegada a ésta un triángulo tumbado en la mitad del trazo. Todo se envolvió en una cálida luz que pasó a formar parte del mismísimo cielo, creando una nueva historia que contar.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐘 𝐌𝐎𝐎𝐍 ⸻ 𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora