𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐘 𝐌𝐎𝐎𝐍 ⸻ 𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈

𝕮𝖔𝖓𝖏𝖚𝖗𝖔 𝖃𝕴.

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Karma y Alice se encontraban como de costumbre para ellas volviendo al coche de la rubia, compartiendo su rutina diaria mientras hablaban de temas varios, a veces sin mucha importancia.

—Esta tarde pasaré a buscarte para ir a comprar el vestido del solsticio de la luna —le mencionó Alice caminando a la par de su mejor amiga una vez acabaron las clases.

—¿No puedo ir simplemente en pantalones? —refunfuñó Karma rodando los ojos algo frustrada.

No le gustaban para nada los vestidos ni las faldas, ni siquiera se había puesto un vestido para la boda de su prima cuando tenía siete años. Quizá nunca se acostumbró a verse con tales prendas o quizá, nunca le gustó como se veían en ella.

—Sabes que no, Karma —Alice hizo una pequeña pausa—. Es una fiesta importante para nosotros, donde veneramos a la luna por su pureza y energía. No podemos presentarnos de cualquier manera, deberías saberlo del año pasado —contestó sacando las llaves del bolsillo pequeño de su mochila para proceder a darle a uno de los botones automáticos que tenía en un borde la clavija más grande.

—Lo sé, lo sé. Es solo que... —Karma parecía meditar lo que iba a decir—, sabes que no me siento muy cómoda utilizando vestidos y esas cosas —respondió abriendo la puerta del asiento copiloto para subirse, al mismo tiempo que su acompañante al asiento conductor.

—También quería avisarte de que el instituto quiere hacer una excursión a Salem. Me encantaría que fuéramos juntas —mencionó nada más arrancar el automóvil.

—¿Y eso cuando lo mencionaron?

—Uno de los días que faltaste por estar en el hospital. Tengo tu autorización en la mochila por si quieres ir.

—Dámela por si acaso, pero debo hablarlo con mi padre antes—susurró Karma mirando las calles pasar rápidamente por la ventanilla—. ¿Qué estará pasando?

—¿Con qué?

Alice bastante confusa, giró su faz hacia su mejor amiga, inquisitiva.

—Con todo lo que está golpeando este pueblo. ¿No crees que es algo digno de investigar?

—La curiosidad mató al gato, ¿sabías? —cuestionó Alice negando frenéticamente la cabeza mientras aminoraba la velocidad del auto.

Ya estaban cerca de la casa de Karma, y ésta no se había dado ni cuenta por estar ensimismada en su propio caos de pensamientos. Alice aparcó el coche a un lado de la casa de su copiloto y suspiró volteándose hacia ella. Karma tan solo bajó del coche arrugando su nariz y agarró su mochila, colgándola de su hombro izquierdo.

—Pena que no sea un gato —le guiñó un ojo Karma a Alice en cuanto bajó la ventanilla del que había sido su asiento durante el trayecto.

—Ten, la solicitud —comentó Alice abriendo su bolso con algo de dificultad y sacó un papel con letras por todas partes.

La muchacha de pelo azabache extendió su brazo y tomó la hoja con su mano diestra para acto seguido dar una vuelta sobre sus talones.

—De nada —dijo de broma moviendo el folio en al aire con cierta gracia.

—¡Esta tarde paso a buscarte a las seis! —gritó la de cabellos dorados a la pelinegra, observando como se alejaba para adentrarse en su hogar.

La rubia volvió a arrancar y desapareció calle abajo y entre tanto, Karma rebuscó las llaves en el bolsillo de su cazadora y cuando dio con ellas, abrió lentamente la puerta principal provocando que chirriaran ligeramente las bisagras.