• 4 || Pasadizos ||

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Abrí los ojos con la ayuda de mi despertador que estaba encima de mi pequeña mesa de noche.

Sentía los brazos acalambrados y mi pecho adolorido. Me moví con cuidado para apagar el artefacto del cual salía el ruido y al hacerlo solté un suspiro.

Parecía un día común, o eso pensé hasta que recordé el día anterior.

Me revisé el corte en el abdomen. No tenía mucha profundidad pero debía desinfectarlo, ya que no lo había hecho ayer. Después me sitúe enfrente del espejo y me dí la vuelta para revisar el corte en la espalda. Este fue más profundo y supuse que tenía suerte de que no tuviera un perforación en el pulmón.

Me senté en mi cama, reflexivo a pesar de que me acaba de levantar. Sin darme cuenta, mi dedo índice golpeaba mi rodilla y me sentía ansioso. ¿En qué mierda había pensado? Sin embargo, había una pregunta mucho mayor. ¿En qué mierda me había metido?

Un gran problema.

Sentí que podía darme otro ataque de pánico en ese momento así que me dirigí a la ducha para bañarme. Pero las imágenes no me dejaban tranquilo. La sangre manchando las sábanas de seda. Los lamentos de la mujer y de los que de seguro siguieron con más fuerza después de que yo me desconecté del mundo y huí.

Las noticias llegarán en la estación.

Ella era clave y yo la dejé morir. Dejé que sufriera y que fuera torturada. Dejé que pasara porque tenía miedo, porque me debilité.

Eres un desastre, Adrien.

¿Ahora que mierda vas a hacer? Hijo de puta.

Quise que esa voz se callara un momento, así que metí mi cabeza en la regadera para no escuchar a nadie, ni siquiera a mi mismo

Desde ese momento, la voz me persiguió por todo ese día. Apenas salí de la ducha, me decía a sí mismo que yo me estaba bañando pero Lila no, que yo era tan culpable como la dama de rojo, que yo era un asesino.

Si no te calmas, terminarás tirado en esa cama como por una semana. Mantén el control, sé que puedes.

Continúe con lo mío y procedí a desinfectar las dos heridas que tenía. Apenas llevaba tres días y ya tenía un golpe horrible en la espalda que mejoró de manera muy rápida—aunque no sé muy bien porqué—y tres heridas hechas por un cuchillo. Si seguía a ese paso, antes de atraparla terminaría muerto.

¿Y todavía pretendes seguir con esto?

Era una buena pregunta. ¿Seguiría con ese montaje por atraparla? ¿Podría seguir sin desestabilizarme psicológica y mentalmente? La verdad no tenía forma de saberlo, pero sentía que si ya había avanzado hasta ahí, no podía echarme para atrás.

Seguí con "normalidad", me subí al auto y conduje hasta la estación. Mi dedo estaba frenético sobre el volante y solo rezaba por que hubiera un embotellamiento, pero al mismo tiempo solo quería llegar a la oficina y afrontarlo todo. Sin titubeos.

Pero iba a titubiar, tal vez no cuando me vieran pero si después. Me conocía bien, así que cuando me estacioné enfrente de la estación, abrí un frasco de Diazepam y me tomé la dosis que el psiquiatra me recomendó. Pronto me sentiría mejor, o por lo menos eso esperaba.

Caminé dudoso y crucé rápido la recepción. Tomé el elevador y subí a la sala de reuniones, seguramente darían las nuevas noticias. Había poca gente ya que siempre acostumbraba a llegar unos quince minutos antes que los demás.

Abrí las puerta de cristal y me senté en una silla giratoria. ¿Ahora que mierda haría? Sé que debía dejar de pensar, el problema es que eso ya me pasaba a menudo, pero ahora con este problema, mi ansiedad empeoraba.

La Dama De RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora