La voz suena dulce, calmada y dice: «...por favor, deje su mensaje después de la señal».
—¡Joder! —Lanzo el móvil contra la almohada y me dejo caer sobre el colchón.
No puedo creerlo. No puedo creer todo lo que está ocurriendo. Soy una persona a la que le gusta la comodidad, no salirse de su zona de confort, tenerlo todo bajo control... Y, de pronto, me encuentro con que estoy viviendo la trama de una película de ¿misterio?, ¿amor imposible?, ¿drama? Quién sabe. Podría ser incluso de terror.
—¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?
Tengo dos opciones. La primera es llamar a mis amigas pero, sinceramente, no me apetece tener que explicarles todo lo que me ocurre y menos aún a sabiendas de que estarán resacosas y de mal humor. Tampoco creo que pudieran ayudarme. Y la segunda es hacer tiempo hasta volver a llamar a Rebeca. Podría entretenerme investigando su casa. Es una idea bastante más atractiva, sin lugar a dudas.
Me levanto y salgo al pasillo. Antes he echado un vistazo muy general, por lo que aún me quedan muchas cosas por ver. Al igual que en mi casa, en esta también hay tres habitaciones. Una de ellas ya la conozco, es la habitación en la que me he despertado. Pero hay otras dos que, pese a tener la puerta abierta, permanecen casi a oscuras, con las cortinas corridas.
—Allá voy —digo frente a la puerta del primer cuarto que me dispongo a invadir.
Rezando para que, finalmente, no sea una trama de terror y me encuentre con un muerto o algo por el estilo, entro poco a poco y, en cuanto doy un paso más allá del umbral, pulso el interruptor de la luz.
—¡¡Ahhhhhhh!! —Pego un bote—. Pero ¿qué... ?
Tan solo es una siniestra muñeca de trapo con dos botones descosidos por ojos. Luce maquiavélica en el centro de una cama.
—Eh, ¿qué hay? —saludo vacilón, aunque me aterra la idea de que me responda.
Juraría que estoy en la habitación de un matrimonio. Es espaciosa y apenas hay muebles: un tocador, un armario, dos mesillas y una cama grande. Sobre la mesilla del lado izquierdo hay un pequeño despertador, junto a una foto en la que aparece la joven pareja del cuadro del salón, con la misma niña pelirroja: Rebeca. Debe de ser la habitación de sus padres. Por tanto, la habitación que me queda por ver tiene que ser la suya...
Apago la luz y vuelvo al pasillo. Estoy más intranquilo que antes, porque sé que estoy apunto de entrar en el lugar donde duerme Rebeca, donde lee Rebeca, donde busca en Wattpad todas esas novelas atrevidas Rebeca... Es el templo de Rebeca. Me siento como un arqueólogo a punto de profanar la tumba de un faraón. Qué emoción. ¡Soy Andrés Jones!
Entro, enciendo la luz y me encuentro con: una mesa de estudio, un armario, un gran espejo, una librería, una mesilla y una cama.
En la mesa de estudio hay un portátil, una pila de folios, cuadernos, varias agendas y un enorme estuche repleto de material escolar. Todo luce limpio y ordenado. Me encanta. Incluso los lápices de colores, sujetos en el interior del estuche por pequeñas gomas elásticas, están situados según su tono.
El armario está cerrado y no me atrevo a abrirlo. Si entrar en la tumba del faraón ya es de valientes, hurgar en los tesoros es pasarse. Además, no me hace falta hacerlo para ver una verdadera joyita...
Sobre la puerta corredera de este mueble, hay un póster de Timothée Chalamet. El joven actor posa mirando fijamente a cámara. ¿Será el crush de Rebeca? No me extrañaría. Imito su chulesca pose frente al espejo, pero, con pequeñas manchas de sangre seca sobre la cara, llamativas ojeras, la ropa arrugada... no hay comparación.
Con algo menos de dignidad, continúo la exploración por el cuarto y dirijo mi atención a la librería. No tardo en dar con El diario de Bridget Jones. Ahí está la novela que leía cuando la conocí. Qué recuerdos...
Paso a observar la mesilla. No hay nada que me llame especialmente la atención. Hay una pila de libros, un despertador y una pequeña lámpara que supongo que usará para leer por las noches. La enciendo, es de luz amarilla. Me la imagino bajo la iluminación anaranjada, disfrutando de una lectura... Mientras mira de reojo al asquerosamente guapo Timothée. Capullo.
Por último, contemplo la cama. Está cubierta por sábanas blancas y, sobre ellas, hay un peluche con forma de delfín bastante grande. Me pregunto si dormirá abrazada a él. Sí, seguro que sí. Vaya, ahora también lo envidio a él.
Maldito cetáceo de algodón. Lo agarro y me deleito con su olor. Huele a ella. Qué maravilla. Es como si Rebeca estuviera justo aquí. Me dan ganas de abrazarlo durante todo el día, de no soltarlo nun... ¡Me están llamando!
Lanzo el peluche por los aires y salgo corriendo al pasillo. Llego a la habitación y, tras dejar de un golpetazo parte de mi rodilla en el marco de la puerta, salto sobre la cama a buscar mi teléfono entre las sábanas. Con el corazón a mil, respondo:
—¿Diga?
—Soy Rebeca.
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69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)
Teen FictionCOMPLETA. En librerías y Wattpad. Premio WATTYS 2020. En su segundo año de carrera, Andrés continúa siendo un estudiante ejemplar. Es aplicado, constante, trabajador y su prioridad son los exámenes. Pero todo esto cambia cuando conoce a "la chica d...