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Las idas y venidas a la escuela ya no eran tan molestas para Jimin, ya estaba acostumbrado a la rutina pero él no era un adolescente normal y por lo tanto tenía que levantarse aún más temprano para lograr llegar a tiempo pese a los obstáculos de su discapacidad.

Su padre el señor Park había mandado a rediseñar la camioneta familiar para un mejor transporte, Jimin solo subía sobre la rampa junto con su silla y ya estaba listo para irse.

Los alumnos de la preparatoria ya estaban acostumbrados a verlo y ya no lo molestaban tanto hablando a sus espaldas, podría decirse que estos tres meses los supo sobrellevar muy bien.

Se hizo muy amigo de Taehyung a quien después de rogarle una semana entera logro convencerlo para salir a comer juntos afuera en el receso.

Desafortunadamente para Jimin su amor secreto Jungkook ya no podía acompañarlo a comer pues estaba muy sumergido con el fútbol, en corto tiempo se hizo muy popular como era de esperarse, Jimin escuchaba como hablaban de él a su alrededor, las chicas que querían llevarlo a la cama nunca faltaban en especial el equipo de porristas.

Era algo desagradable escucharlas pero se consolaba al pensar que podía dormir con él abrazado de vez en cuando, su almohada quedaba con rastros del perfume que tanto le gustaba y solo él tenía ese privilegio, algo que muchas deseaban.

A estas alturas ya estaba completamente enamorado de Jungkook, aunque en la escuela no convivían mucho nunca dejo de darle atenciones, iba a su casa casi diario y si llegaba la noche se acurrucaba con Jimin hasta verlo dormir para después irse a su casa.

Con solo esos detalles Jimin era feliz, un chico hermoso y atento que se desvivía por cuidarlo y protegerlo y por otro lado su amigo Tae que gracias a él nunca estaba solo, le ayudaba en todo lo que sea que necesitara y sobretodo le escuchaba y también sabía su secreto, el enamoramiento por Jungkook.

Ese día que se lo confesó el chico de sonrisa cuadrada no se sorprendió en absoluto, era muy observador y las miradas que Jimin le hacía a Jungkook gritaban amor hasta Marte, sin contar que el nombre del castaño no salía de la boca de Jimin por nada del mundo.

Jungkook por otro lado estaba muy encariñado con Jimin, era su pequeño pastel de arroz, su mochi, lo que sentía por el rubio ni siquiera él mismo lo podía descifrar aunque de una cosa si estaba seguro, lo quería muchísimo, quizá hasta más que al hermano que nunca tuvo.

Un día de tantos Jimin estaba junto con Tae en el  patio de la escuela y a lo lejos vio a un grupo de chicos, los populares jugadores de fútbol y por supuesto Jungkook se encontraba con ellos.

Un par de chicas hermosas se acercaron, más concretamente una de ellas a Jungkook, él la veía ensimismado mientras ella le hablaba, en ese momento Jimin deseó ser el causante de esa sonrisa y de ese sonrojo que le produjo.

Su corazón se estrujó cuando ella se acercó a besarlo en la mejilla para después marcharse logrando la mirada perdida de Jungkook mientras lo hacía.

No podía hacer nada contra eso, Jungkook no podía verlo más allá que una amistad, tampoco podía luchar contra ella, era muy hermosa y además no era una carga para nadie.

Lamentándose en sus pensamientos una lágrima cayó y con sus dedos la quitó rápidamente para que Tae no lo notara, entonces decidió que era tiempo de retirarse, no quería que Jungkook lo viera así.

—Nos podemos ir al salón, hace mucho viento y me está incomodando.-Dijo con la cabeza agachada.

—Jiminie no soy ciego y vi como tú lo qué pasó, entiendo que te quieras ir.

—Gracias Tae.-Giró su silla para avanzar pero en eso Jungkook lo vio desde donde estaba y camino rápido para alcanzarlo.

—Jimin! -Gritó entre los demás alumnos esperando que se detuviera al escucharlo.

—No voltees Tae, sigue caminando.

—Nos va a alcanzar, digo, tampoco vas a 100 km/h

Y así fue, llego y se colocó frente a Jimin de repente por lo que alcanzó a pegarle con la silla en el tobillo haciendo que se retorciera del dolor.

—Oh disculpa Jungkookie! No quise...

—Oye deberías tener más cuidado con esa cosa, si se lastima cómo jugará fútbol? Él necesita sus piernas.-Dijo Yugyeom dirigiéndose por primera vez a Jimin después de tanto tiempo.

—No le hables así, fue culpa mía.-Dijo desde el suelo mientras se sobaba el golpe.

—Necesito irme a mi salón, por favor déjenme pasar.-Hizo señas para que Yugyeom y uno que otro curioso se quitaran del camino.

—Estas llorando? -Jungkook noto como los ojos del rubio se habían llenado de lágrimas.

—Se pueden quitar por favor! Y tú enséñale a tu amigo a respetar a Jimin o tendré que partirle la cara la próxima vez que lo haga sentir mal.-Dijo Tae muy enfadado.

—Tu partirme la cara a mi? Jaja! Por favor! Un gay! -Yugyeom se burló provocando las risas de los curiosos.

—También te podría partir el culo y seguro llorarías como niñita pero afortunadamente para ti prefiero partirte la cara.

Al decir eso Yugyeom se abalanzó sobre Tae pero Jungkook fue rápido y lo sostuvo evitando un percance mayor, Jimin ya había avanzado lo suficiente para evitar estar en medio de todo el alboroto, Jungkook ya no pudo ir tras él y se lamentó por todo lo sucedido.

Al llegar al salón de clases estaba vacío y suspiró aliviado, no quería llamar la atención más de lo que ya lo había hecho, se acomodó en su lugar y en eso entró Tae quien inmediatamente lo abrazó.

—Siento lo qué pasó pero no me pude quedar callado, mientras tenga boca para hablar te defenderé.

—Gracias Tae pero no era necesario, ya se había tardado Yugyeom en sacar su verdadera personalidad.

—No entiendo como Jungkook se hizo su amigo pero créeme cuando te digo que los malos hábitos se pegan.

—Él es una buena persona, nunca será como ellos, lo conozco mejor que nadie, eso no pasará.-Dijo angustiado.

—Ojalá y tengas razón Jiminie.











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