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Esa noche había sido especial para Jimin, después de tanto tiempo pudo conversar con alguien que no fuera su madre o su hermana, aunque fue poco tiempo el que se quedó Jungkook después de la cena estaba feliz.

Pero había algo que lo entusiasmaba más, Jungkook prometió volver al día siguiente.

Cuando amaneció y despertó estaba más que nervioso, en su mente imaginaba las conversaciones que podrían tener para no aburrirlo mientras estaba en la tina de baño jugando con la espuma.

Por su parte a Jungkook le había agradado Jimin, algo tímido al principio pero cuando sintió más confianza no lo dejo ni hablar, sintió algo de lastima pues Jimin se veía con tanta energía y estar atado a una silla de ruedas sin poder caminar debía ser horrible.

Estaba ya vistiéndose, lo visitaría temprano pues planeaba ir a jugar fútbol toda la tarde para ver si así conocía gente y hacía algunos amigos en él vecindario.

—Mamá! -Gritó hacia la cocina antes de salir.

—Que pasa hijo? A donde vas? Ya estaba por preparar tu desayuno-Dijo al ver que iba de salida.

—Iré con el vecino, anoche quede en ir a visitarlo, creo que ya nos estamos haciendo amigos.-Sonrió.

—Se ve que es un lindo niño, solo trátalo bien no como al resto de tus amigos, pobrecito, se ve tan frágil.

—Mamá por favor, es una persona normal solo no le funcionan bien sus piernas, me voy.-Rodó los ojos y salió caminando hasta la casa del rubio.

Jimin estaba ya sentado en el comedor, no había querido probar ningún bocado hasta que llegara Jungkook, sonaba sus dedos en la mesa de madera impaciente.

Hasta que escucho como tocaron a la puerta, su corazón se aceleró y se mordió el labio inferior, su mamá se apresuró a abrir y dejó pasar a su nuevo amigo.

—Jimin está muy impaciente te espera en el comedor.

—Gracias.-Camino hasta donde estaba el rubio y le miró, su cabello aun estaba mojado por lo que supuso que acababa de salir de darse un baño.

—Hola Jungkook! -Dijo Jimin con una linda sonrisa estirando su mano para saludarlo.

—Hola Jimin.-Tomo su mano y notó lo suave que era .

Se sentó a su lado y comenzaron a comer, cruzaron pocas palabras pero para nada había silencio incómodo, Jimin no podía quitar la sonrisa de sus labios y Jungkook lo noto, le agradaba su compañía y se sentía bien con eso.

—Me gusta tu jardín, creo que el de mi casa luce muy feo a un lado, tendré que ayudarle a papá a regar el césped.

—Hace mucho que no lo veo, bueno solo por la ventana, casi no salgo para no hacer batallar a mamá  conmigo y pues mi padre trabaja todo el tiempo. -Dijo un poco entristecido.

—Yo te puedo ayudar, ademas afuera el clima es muy bueno, podemos estar un rato, que dices?

—No me gustaría incomodarte, lo mejor será que nos quedemos aquí.-Dijo tímido.

—No me incomodas, bueno si no quieres salir conmigo si me incomodas mucho.-Cruzo los brazos y frunció sus cejas haciéndose el enojado sacándole una sonrisa a Jimin.

—Está bien, mi silla está en la sala, puedes traerla por favor?

Se apresuró y fue por la silla de ruedas para acercarla a Jimin quien por más que no quería sentirse inútil no podía.

Déjame Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora