Nuevas amigas

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Media hora después, seguía paseando por el centro. Iba feliz con mis compras y estuve viendo las tiendas hasta las dos aproximadamente. Decidí llamar a Carmen para contarle todo lo sucedido. -¿Que ayer quedastes con Jesús y Daniel Oviedo Morilla? ¿Sara Escalante es la novia de tu hermano? ¿Has quedado a solas con Jesús?- y esta es ella, acosándome solo un poco y lamentándose de haberse ido de viaje. Le conté todo con el máximo detalle. Ella escuchaba atenta y se podía oír como se alegraba cuando le contaba todo lo sucedido. -¿Podrás presentarmelos?-Insistió ella alegremente. Le dije que lo intentaría, estuvimos hablando un buen rato, y finalmente colgué. Cuando iba a abrir la puerta de casa, Jaime salía apresuradamente me saludó y me dijo que había quedado con Sara. Nos despedimos y le dije que se lo pasaran bien entré en casa y preparé la mesa para mi madre y para mí. Cogí el móvil, funcionaba fatal. Lo intenté desbloquear pero era imposible. Tenía mil y pico solicitudes de amistad en Instagram, cincuenta etiquetaciones y unos dos mil "me gustas" en mis fotos. ¿Qué estaba pasando? Me metí y acepté todas las solicitudes. Una de ellas eran Jesús y Dani. ¡Me habían seguido en Instagram! No me lo podía creer, hice una captura y me metí en sus perfiles. Dani había colgado  el selfie que nos hicimos delante de su casa, he allí la explicación de todo. No sabía que sentirse famoso fuera tan duro la verdad jajaja. Yo siempre había sido una chica normal y como por arte de magia todo había cambiado por completo. Me acuerdo de mis amigos de Zaragoza y deseo volver a verles, pero, aquí también estoy muy bien, me meto en la galería y subo una foto en la que salimos todos juntos. En menos de un minuto mi foto ya es famosa. Subo a mi cuarto y pongo a cargar el móvil, diez minutos después llega mi madre y comemos, yo no tengo hambre, lo único que noto son mariposas y felicidad en mi barriga. Acabamos y ayudo a mi madre a recoger la mesa. A las cinco me pongo las medias, el maillot y me hago el moño. Cojo un neceser para luego poder arreglarme y lo meto todo en mi vieja bolsa de danza, guardo las puntas y las zapatillas y me empiezo a vestir con mi ropa nueva. Desenchufo el móvil y salgo de casa, estoy nerviosa. ¿Pasaría la prueba? ¿Podría hacer nuevas amigas? Cruzo el famoso parque en el que tantas historias he vivido en estos apenas cuatro días que llevo en Sevilla. Miro aquel banco, aquel banco en el que casi me doy mi primer beso, con la única persona que me he enamorado desde el momento en que le vi. Sigo andando y por fin, llego. La chica de recepción me guía hasta el vestuario entro tímidamente y me encuentro a una chica que me mira fijamente. Parece simpática le sonrío y me acerco. -Hola, me llamo Marina Fernandez, ¿Eres nueva?- Asiento e intento parecer simpática-Yo me llamo Valeria, encantada- Seguimos hablando y aparecen más chicas. Te presento estas son: Esther, María, Isabel y Marina. Espero que podamos ser buenas amigas. Intento integrarme en la conversación y finalmente entramos. Es una sala grande, me coloco en la barra al igual que todas y empezamos la clase. Se me pasó rapidísimo salimos contentas y la profesora me explica que ya me llamarán para darme los resultados. Entro en el vestuario cansada y comienzo a vestirme. ¡Estaba tan nerviosa! Las otras cinco chicas siguen hablando. Me acerco y hablo con ellas. Les explico de donde soy, cuantos años tengo, instituto... ellas hacen lo mismo. Una vez estoy vestida, me quito el moño y me peino, finalmente, me maquillo un poco y guardo el neceser. -Estas guapísima- dicen todas a la vez, sonrío y les doy las gracias. -Que pasa, ¿has quedado con el novio?-Me pregunta Marina F. en broma. -Ya me gustaría- y sonrío. Cojo mi bolsa y me despido de ellas. Espero volveros a ver y que me cojan en la pruba les digo ilusionada. Les di mi número y María hizo un grupo con todas. Salí y me dirigí a la entrada esperando a Jesús. Pasaron diez minutos y no venía, quince y tampoco, cuando le iba a llamar alguien me tapó los ojos. -¡Hola guapa!- me giré y allí estaba, tan guapo como siempre, con esa sonrisa que hace que cualquier persona caiga a sus pies. -¡Jesús!- y me da un beso en la mejilla. -¿Qué quieres que hagamos?- le pregunto sonriente. -Ven, te llevaré a un sitio que seguro que no has visto nunca- seguimos paseando me mira y sonríe. -¿Qué pasa?- le pregunto devolviéndole la sonrisa. -Estas preciosa.- Me arden las mejillas y solo consigo pronunciar un gracias que nose si ha sonado o no. Continuamos hablando por el camino, de temas tontos pero que solo nosotros conseguimos entendernos.

Diario de una gemelierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora