Las llaves

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Le miro y le dedico una tímida sonrisa y el hace lo mismo. Me siento mal por haberme hecho ilusiones tan rápido, me doy cuenta de que hay cosas imposibles y una de ellas, es estar con él. Miro el reloj y veo que son las nueve y cuarto aproximadamente. -Me tendré que ir a casa- le digo rompiendo ese silencio que había en el ambiente. -Yo te acompaño.- me dice Jesús guiñándome el ojo. Acepto y vamos en silencio hasta mi casa. Mucha gente se para a mirarnos, yo ya lo veo normal y continuo andando. -Enserio, losiento mucho, de verdad.- pero cuando voy a contestar una niña de unos doce años viene corriendo hacia nosotros. -¿Eres Daniel Oviedo?- dice emocionada. -Jesús Oviedo guapa, mi hermano es Daniel.- Responde él molesto y divertido a la vez. Por un momento, me olvido de todo lo sucedido y me rio con la situación. La niña se dirije hacia mí y me observa con mala cara. -¿Sois novios? ¿Cómo te llamas? ¿Quieres ser mi amiga?- La miro divertida y respondo a cada una de sus preguntas. -Pues las fotos dicen lo contrario- y me mira burlona. Jesús y yo nos intercambiamos miradas puesto que no sabemos ninguno de los dos qué decir. -¿Y tú como te llamas?- pregunto para romper el hielo. -Me llamo Marta, es un placer conocerte. ¿Os podéis hacer una foto conmigo?- Los dos aceptamos y posamos ante la cámara con la pequeña Marta. Un rato después nos despedimos de ella y continuamos nuestro camino hasta mi casa. -Bueno, ya hemos llegado.-Digo buscando las llaves- Me doy cuenta que no las tengo y empiezo a llamar desesperadamente al timbre de mi casa, pero mis padres han salido a cenar y mi hermano a saber dónde esta. -Si quieres puedes venirte conmigo- le miro desconfiada pero acepto, no quiero fastidiarles los planes a mi hermano y a mis padres por mi culpa. Damos media vuelta y nos dirigimos hacia la Calle del Sol. Una vez en la puerta principal Jesús abre la puerta y oigo a Dani desde el otro lado de la casa. -Hermanito ¿pero tú eres consciente de lo que has hecho?- Él le manda callar y al poco rato se presenta Dani en la entrada sin camiseta. Me quedo observándolo disimuladamente y veo como él se enrojece. -Emm... hola- logra responder. -Hola Dani, ¿qué tal?- él me mira sin saber muy bien que decir pero Jesús se adelanta. -Se ha dejado las llaves de casa y se va a quedar con nosotros a cenar. - Sonrío tímidamente y pasamos al salón. Daniel nos mira muy serio y alfinal pregunta .-Bueno, ¿me vais a explicar lo que ha pasado esta tarde parejita?- y se empieza a reír. Me quedo más tranquila al pensar que Dani no está enfadado con nosotros y menos con su hermano. Le empezamos a contar todo detalladamente y no da crédito a que responder. -¿Y todo eso por culpa de Irene?- asentimos y él se queda callado. Al cabo de un rato responde. -Ya se enterará que con mi hermano no se mete nadie.- Le sonrío y seguimos hablando. -Nuestros padres llegarán enseguida, ¿quieres ayudarme a poner la mesa?-me pregunta Daniel alegremente, asiento y salimos del salón. Al cabo de un rato, alguien llama al timbre de la entrada. Jesús se dirije a abrir y oigo la voz de sus padres. -¿Se puede quedar una amiga a cenar?- Pregunta entudiasmado.-Claro que sí cariño, ¿quién es?- respone su madre alegremente. -Se llama Valeria, es nueva en el pueblo y va a ir a nuestro instituto.- Cuenta Jesús muy animado. Llegamos Daniel y yo a la entrada y me presento, sus padres parecían encantadores. Salimos a cenar al jardín, tuvimos una charla muy animada y finalmente acabamos. Ayudé a Eva, la madre de los gemelos a recoger la mesa. Ella me miró fijamente y yo me sentía bastante incómoda. -Pareces simpática, cuida bien a mi hijo y no dejes que haga demasiadas tonterías.- Le sonreí educadamente y seguí recogiendo la cocina. Eran las once y media cuando decidí volver a casa. ¡Me lo estaba pasando tan bien! Subí al cuarto de Jesús para recoger mis cosas cuando ví que alguien más entraba por la puerta. -Yo te acompaño a casa.- Era él, sonreí para mis adentros y asentí felizmente con la cabeza. Me despedí de Eva, de Carlos y de Dani que me dijo que ya quedaríamos. Salimos por la puerta de vuelta hacia mi casa de nuevo. -Espero que ya este tu hermano en casa y si no te quedas conmigo hasta que vengan jajaja.- Me dijo Jesús más animado que hace unas horas. -Ya sabes que por mí, perfecto.- y nos empezamos a reír, pasamos por el parque de esta tarde y continuamos andando, en breves llegaríamos a mi casa.

Diario de una gemelierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora