Sandra

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Una vez en la calle, de camino a la pizzería, Sara me empieza a hablar alegremente, le digo que espero que le vaya muy bien con mi hermano ella me lo agradece y seguimos hablando. A mitad del camino, un grupo de chicas se quedan mirándonos, alfinal, deciden venir dando brincos con una cámara en la mano. Antes de que lleguen, Sara me aclara, seguro que son gemeliers y vienen a pedir una foto con nosotras. La miro incrédula a lo que ella me responde: ¡Ya te acostumbrarás! Espera espera espera... ¿a que se refería? ¿Volveríamos  a vernos? ¿Volvería a poder hablar con Danisú? Entré en un estado de felicidad así de repente hasta que una de las niñas me alcanzó un boli y me dijo -Hola soy Sandra, ¿puedes firmarme en el disco?- La miré sonriente. ¿Qué se sentiría uno al ser famoso? Lo que no sabía, esque muy pronto lo descubiría. Nos hicimos todas una foto. Sandra y sus amigas nos lo agradecieron cariñosamente y nosotras seguimos nuestro camino. Una vez en la pizzería elegimos lo que queríamos pedir y esperamos en la fila. Cuando me di cuenta, un chico entró por la puerta, él me sonrío y entonces caí. ¡Era el chico con el que días atrás me había encontrado! Me miró y se acercó a mí -Sabía que el destino volvería a juntarnos- Y me guiñó un ojo. Sara que no pierde detalle se dió la vuelta y lo reconoció. -¡Tono cuanto tiempo!- y se dieron dos besos. -Veo que ya os conocéis- dijo Sara entre risas. Tono había quedado con más gente entre ellos Pablo Golfo un chico que por unas cosas y por otras ya me era familiar. Empecé a recordar cuando le metíamos en grupos y el nos llevaba la contraria, me centré y pensé (Momento gemelier ya paso jajaja)  pagamos y nos fuimos de camino a la casa más bonita de toda Mairena.

Diario de una gemelierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora