Diario de una gemelier

¿Hasta mañana?

Una vez acabada la conversación, saco el teléfono móvil para mirar la hora, pero mi acompañante me mira sonriente y lo vuelvo a guardar sin saber que hora es. Le miro y él me mira, ¿Porqué estaría tan enamorada? -Bueno y a pesar de todo...¿te lo has pasado bien?- Me mira fijamente con esa cara de niño pequeño que solo él sabe poner. -Me lo he pasado genial, muchisimas gracias por todo.- Contesto alegremente. -Entonces eso significa que volveremos a quedar pronto ¿verdad?- ¡Claro!- Le digo con una sonrisa. -He estado hablando con una amiga, se llama Teresa y quiere conocerte ¿quieres que quedemos con mi pandilla el sábado? Así, te presento a todos y estarás más integrada cuando empieces el instituto.- Insiste Jesús. -¡Me encantaría!- y seguimos hablando. Diez minutos más tarde, comienzo a divisar la entrada de mi casa, miro el piso de arriba y veo la luz encendida. -Ya esta mi hermano.- digo. Veo la cara de decepción que pone Jesús pero ya es muy tarde y mañana tengo muchas cosas que hacer. -Bueno... entonces aquí nos despedimos ¿no? ¿quieres salir mañana por la tarde a dar una vuelta?- le miro y me acerco hasta él. -Hasta mañana Jesús- y nos despedimos con un beso en la mejilla. -Entonces... ¿eso es un sí?- Asiento con la cabeza y llamo al timbre, Jesús ya se ha ido, pero yo sigo feliz, feliz y enamorada a la vez. -¡Hola Jaime!- saludo a mi hermano.- ¿Dónde estabas? Ya es muy tarde.- y miro la hora. -¿Dónde estabas tú hace una hora?- Entonces se calla y me sonríe misteriosamente. Yo le explico todo lo ocurrido