Faltaba un mes para vacaciones, mis calificaciones cada vez más iban de mal en peor, odiaba el colegio, los odiaba a todos.
Apuesto a que creen que me salte una pequeña parte, sí, Nick. Nick era mi mejor amigo, Nicolas, pero prefería decirle Nick, nos habíamos conocido hace un año, y nuestra amistad era muy fuerte, pero de amistad no pasaba, aunque, bueno, nos tratábamos como pareja, como un matrimonio para ser más específica, nos considerábamos marido y mujer, sin duda si quisiera casarme con alguna persona seria con él.
Pero volviendo al tema, mayo fue un mes bastante ocupado para mí, como había cumplido quince años y no quería fiesta, mi padre aprovechó que su primo nos había invitado a su casa, en Estados Unidos.
- Tal vez mañana no venga -le dije a Karen.
- ¿Por qué? -preguntó extrañada, ya que yo nunca faltaba al colegio, por ninguna razón, así estuviera enferma, o muriéndome, literalmente.
- Tengo cita para sacar el pasaporte.
- ¿Para que?
- Para sacar la visa -después de decir eso fue como contarle un buen chiste o una buena anécdota graciosa a Karen, empezó a reírse, aunque sus carcajadas sonaban mas de burla. Debo aceptarlo me achante, incluso llegue a arrepentirme de haberle dicho.
- Liz, yo nunca tendré visa, mucho menos tu. -dijo en un modo tan arrogante, yo sólo reí y ella asumió que era una broma.
Al siguiente día, efectivamente no fui al colegio, aunque era viernes. Fuimos al consulado con mi familia para pedir el pasaporte, todo salió bien, nos enviaron el pasaporte una semana después, luego tuvimos que ir a la embajada, tambíén falté a clases ese día, no le conté a nadie que fue lo que realmente pasó, sólo dije que había estado un poco enferma, pero que no era nada grave, de todas formas a nadie le interesaba lo que me faltaba.
No le conté a nadie de mi viaje, nadie sabía, mis papás estaban preparando todo para el viaje, la visa, los permisos, los pasaportes, los tiquetes... En fin, un montón de cosas, me sentía emocionada, y la verdad cada vez pensaba que no decirle a nadie era la mejor decisión que había tomado, sin embargo no podía evitar sentirme culpable. tenía un plan, no contarle a nadie, y cuando volviera diría que no había salido del país, pero no estaba pensando en algo, en las pruebas, las personas querrían ver fotos del lugar en donde estuve, y como es de costumbre me gustaba -aún me gusta- tomar fotos de los lugares a los que iba.
En la salida encontré a mi madre con mi hermana dentro del edificio, estaba con Luz, mi madre se acercó.
- Liz, tenemos que ir a la casa antes de que empiece a llover -dijo mi madre pasándome una chaqueta, estaba en uniforme de diario, así que me sentiría estúpida usándola, pero no me importaba, lo último que quería en ese momento era enfermarme.
- Si señora -dije recibiendo la chaqueta.
- ¿Ya le dijiste a Luz que mañana no vas a venir? -preguntó mi madre, Luz negó con la cabeza. Todo se había ido a la basura, ahora yo iba a ser el producto de las burlas de todos en el colegio, ya imaginaba lo que todos dirían, la chica que sueña despierta, ya que para ellos sólo era un sueño, igual para mí- es que vamos a ir a sacar el pasaporte, luego iremos a la embajada para pedir la visa -dijo mi madre contenta. Quería llorar, estaba callando a mi madre mentalmente. Había arruinado todo. Mi madre avanzo para salir del edificio con mi hermana. Luz y yo quedamos detrás de ella y de mi hermana.
- ¿Por qué no me lo contaste? -preguntó Luz en voz baja.
No sabia que decir- Se me olvidó -fue lo primero que se me ocurrió.
- De todas formas me alegro por ti -dijo sonriendo con la boca cerrada.
Al siguiente día no fui, ya me daba igual si Luz se lo decía a todos, estaba cansada de que las personas me subestimaran, y con esto les bastaba para burlarse de mi todo lo que quedaba del año.
El sábado fuimos a la embajada a pedir la visa. Con mis padres veíamos como unas personas salían felices, y otras hasta llorando, y no estoy exagerando, estaba nerviosa, mi padre tenía en sus manos la carta que su primo le había enviado para que le mostrara al cónsul.
Cuando llegó nuestro turno, la cónsul hizo cara que "¿quién va a hablar?" Todas le abrimos camino a mi padre. La cónsul hacía preguntas y mi papá respondía con toda la verdad, estaba nervioso, noté que sus piernas estaban temblando, nunca había visto a mi padre tan nervioso.
- ¿Su esposa trabaja? -preguntó la cónsul refiriéndose a mi madre.
Mi padre titubeó- N... No -dijo mi padre con la voz temblorosa.
- Eso no me gusta, ya que me parece sospechoso que solamente usted tenga que pagar este viaje.
- La verdad es que lo pensamos pagar con unos ahorros que tenemos, mi primo también nos va a ayudar a pagar, y tengo un dinero juntado de unos trabajos que tengo de independiente y otro de empleado. -mi padre le dio la carta a la cónsul, en donde el primo de mi padre explicaba su profesión, los gastos del viaje, y los planes que tenía para nosotros.
Cuando la cónsul lo estaba leyendo soltó una sonrisa, no sabíamos si eso era bueno, nos habían dicho que era mejor tener la entrevista con una mujer que con un hombre, porque eran mejor duras que los hombres. yo estaba empezando a pensar lo mismo.
La cónsul le devolvió la carta a mi padre, y empezó a escribir en el computador, la tensión aumentó, si antes estábamos nerviosos, ahora estábamos peor.
- Felicitaciones, sus solicitudes de visa han sido aprobadas -dijo la cónsul con una gran sonrisa.
- Gracias -dijo mi padre, nos pidió nuestros pasaportes y dijo que nos enviarían nuestra visa a la casa, agradecimos de nuevo y nos fuimos.
Ya no me importaba nada, en ese momento podía entrar y salir de Estados Unidos cuando quisiera, aunque fuera con mis padres, ya que era menor de edad. Pero no importaba.
El lunes, con Luz, me preguntaron el porqué no había ido al colegio, Karen estaba a mi lado cuando lo preguntaron -error número uno- y ella respondió por mi fingiendo que sabia todo- Ahh si, estabas ¿en la embajada? Bueno, en esa cosa -dijo preguntándome.
- Estaba enferma -dije corrigiéndola.
- Pensé que estabas en eso -dijo confundida.
- No, solamente me enfermé y ya. -no quería hablar de eso, aunque estaba por dentro gritándoselo a todo el mundo. Ya quería largarme, quería estar lejos de todos y de todo.
Quería irme, y no volver jamás.
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Teenager
Non-FictionTodos tenemos historias que jamás contaremos, sin embargo, nos arriesgamos en confiar en alguna persona que acaba de llegar a nuestra vida, o en personas que conocemos desde hace mucho tiempo. Los amigos están en todas partes, pero sólo los verdader...