Capítulo 3: El colegio

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" Ok, aquí vamos, es sólamente empezar de nuevo, nada del otro mundo, sólo es el colegio. Mi corazón late a mil cada segundo que pasa, mis piernas tiemblan, odio el parkinson que me da cada vez que estoy nerviosa, un inmenso nudo se apodera de mi garganta, mi estómago me dice que reaccione lo más pronto, porque en cualquier momento podría colapsar, tantos pensamientos en mi mente y nada de coherencia, debo reaccionar, mis piernas no me responden, debo intentarlo una vez más, lo logro, al fin entro a ese lugar oscuro y sombrío, veo a mis amigas, al fin acabó esta pesadilla."
Me acerco a ellas y sonrío.
- Hola -dije casual, al verme todas se lanzaron a abrazarme- déjenme respirar -dije en una bocanada forzada.
- Llegas una semana tarde, y ¿no quieres recibir nuestros abrazos? -dijo Paula en tono de indignación.
- Lo siento, pero no me dejaban respirar, es eso o morir asfixiada. -todas reímos.
- Por cierto, Paula, ¿dónde está la persona de la que me hablaste? -pregunté a Paula.
- No ha llegado. -dijo- y qué, ¿como vas con Carlos? -preguntó cambiandome el tema.
- Terminamos -dije sonriendo, su rostro de tristeza empezó a dar señales de vida.
- ¿Por qué? -preguntó Paula triste.
- Es un patán, lo peor es que se desquita con chiqui, la cosa es conmigo, no con él... -en ese momento se acercó una chica, lo cual me pareció extraño, nadie se acercaba a nosotras de esa manera.
- Hola -dijo la chica que todas conocían menos yo. Las saludó de beso a todas, hasta a mí.
- Mira, ella es Luz -dijo Paula señalándola- Laura, Luz. Luz, Laura. -Yo la saludé con la mano, ella hizo lo mismo. Intenté ser agradable, se veía que era una buena persona.
En es salón se juntaba con mi amigo, el patán. Me alegraba que se integrara y que se sintiera cómoda con el colegio.
Al sonar el timbre del primer descanso ella se acercó- ¿quién me acompaña a comprar? -Preguntó, yo me ofrecí, ya que nadie quería ir, y me gustaba hacer la fila sin alguna razón aparente.
Así fue como nos conocimos y llegamos a ser las mejores amigas, casi inseparables.
Se me olvidaba, chiqui, bueno, en realidad su nombre era Andres, pero todos le decían chiqui, porque era pequeño, era un grado superior a mí, pero yo era mayor, nos habíamos conocido el año pasado, teníamos muchas cosas en común, era una muy buena persona y lo quería como un hermano.
Volviendo, todos me decían Laura, pero mi segundo nombre el Lizeth, algunas personas me llamaban Liz, y odiaba que me llamaran así.
Todos, desde que empecé a estar con Luz, todos empezaron a llamarme Liz, la idea era tener los nombres similares, eramos Luz y Liz, no me molestaba tanto, y las personas se acostumbraron a llamarme así.
Tiempo después le presenté a mis amigos virtuales, le hablé un poco de Carlos, me dijo que podría vengarse, no quería que se ensuciara las manos, por así decirlo, y si yo no lo hice, no valía la pena que ella lo hiciera.
Desde que estuve con Carlos dejé de hablar con uno de mis amigos, porque se sentía atraído hacia mí, y no quería tener problemas con Carlos. Después de haber terminado con Carlos, Marcos (así se llamaba) volvió a hablarme, preguntó por Carlos y la razón de nuestro corte, aunque era obvio, nada era lo mismo, y él era un patán.
Marcos me confesó que seguía sintiendo algo por mí, yo solamente le pedí un tiempo, quería olvidar a Carlos, de todas formas lo seguía amando, era un patán, y así lo quería.
Pasaron algunas semanas y Marcos volvió a insistir.
- Y... ¿ya lo olvidaste? -dijo sincero.
- ¿Por qué quieres acelerar las cosas? -pregunté desesperada.
- Sabes que llevo desde hace muchísimo tiempo insistiéndote, Carlos es un animal, olvídalo, te lo suplico -dijo mirándome a los ojos.
Como reacción, y desesperada bajé mi mirada por un momento, luego volví a levantar mi mirada.
- ¿Qué quieres que te diga? ¿que ya lo olvidé?, que puedo darte una oportunidad, y que sí, que quiero ser tu novia, ¿eso quieres? -dije mirándolo, ansiosa por su respuesta.
Sonrió.- me haces el hombre más feliz del mundo -dijo eufórico, no era la primera vez que lo escuchaba; pero sí de él.
- Sólamente una, tu verás si la aprovechas -le dije seria.
Como era obvio le conté a Luz, de todas formas era mi mejor amiga.

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