La construcción de una pesadilla

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Allá donde la oscuridad nace,

inspirada por la maldad más pura,

la que está rebosante de amargura,

está la torre que el bïen deshace.


No hay corazón al que no despedace,

un alma que no mancille y corrompa;

tampoco una voluntad que no rompa,

una mirada dulce que la pase.


Todo porque el culto que la creó,

el arquitecto que ya la controla,

busca entender el azar que sufrió.


Incluso si a su prójimo aniquila,

incluso si a su Creador entristece,

no hay ninguna otra meta en su vida.


It-Artos le llamó a su atalaya,

"La Obsesión" en el idïoma antiguo,

el nombre que había menos ambiguo,

y ahí su vïolento ardid ensaya.


Esa eterna noche atrapa a quien vaya

y envüelve en un vivir exiguo,

un terror malo, profundo y ubicuo,

hasta que su voluntad se desmaya.


Los días los marca una gran campana,

que suena fuerte cada veinte horas

e inicïa la jornada malsana.


A los nueve días, buscan víctima

que, secuestrada en su plácido sueño,

suben al piso que la muerte invita.


El estudioso construyó la torre,

un escenario de muerte en potencia,

la tumba más rüin de la inocencia,

la casona que el mïedo recorre.


Tïene nueve pisos hasta el tope.

Nueve razas viven en opulencia,

mas ninguna tiene real agencia,

pües muerte se le da al que no cope.

Relatos de una mente extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora