El maestro y el aprendiz

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Todos somos iguales en nuestra creencia secreta y nunca dicha de que, en el fondo, somos distintos a todos...

No recuerdo hace cuánto escuché esa frase, pero jamás fui capaz de entenderla hasta hoy.

¿Cómo terminé en este lugar? Mi mirada se oscurece, pero mi mente aún puede divagar. Volveré al inicio entonces, al lugar donde las malas decisiones empezaron.

¿Cuándo sería eso? Pues, probablemente incluso antes de que naciera. El error, esa vez, fue cometido por mis padres. Ellos decidieron vivir en una aldea que, años después, sería otra víctima de la Gran Guerra Mágica. Aunque, para ser justo con ellos, hay muy pocos sitios que han sido capaces de evadir la miseria que este conflicto milenario ha traído sobre el mundo.

Esa vez fue culpa de los experimentos militares de los magos de Umbar, uno de los cuatro reinos mágicos que controlan el mundo. Ellos buscaban desarrollar un hechizo que les permitiera absorber la energía de cientos de personas en un instante, y probaron sus teorías en el sitio donde nací.

Fue tan rápido que apenas nos dimos cuenta de lo que había sucedido, pero por fortuna la fórmula estaba incompleta, y unos cuántos fuimos capaces de sobrevivir el conjuro a duras penas.

Por supuesto, los umbarianos se encargaron de matar a los pocos que quedaban. Habría muerto en ese entonces de no ser por mi maestro, Flio Gromana.

Él apareció de la nada y derrotó a los Magos de Umbar con una facilidad pasmosa. Después de eso, nos rescató, a mí y a una niña llamada Amara, que pronto se convirtió en mi mejor amiga.

Flio era un gran erudito, y sabía que el hechizo incompleto que usaron en nuestra aldea no tenía efecto sobre personas con un gran poder mágico latente. Se ofreció a enseñarnos todo lo que sabía con la esperanza de que algún día pudiéramos ayudarle a dar fin al conflicto.

Por años vivimos juntos y compartimos nuestras penas y tragedias como una familia. Flio era un hombre atormentado, pero había suficiente bondad en su corazón para hacer que tanto Amara como yo nos sintiéramos bienvenidos a su lado.

Con sus enseñanzas, aprendí los conceptos más profundos de la magia y cómo manipularla.

De niño, jamás tuve la oportunidad de ver a un mago de verdad. Nuestra aldea poseía instrumentos mágicos simples, como los espejos que utilizan hechizos de habla para comunicar a personas a miles de kilómetros de distancia, o los carruajes que son potenciados por conjuros de gravedad, o los molinos que usaban magia cinética para moverse sin parar, independientemente del viento que los azote o deje de azotar.

Algunos historiadores sugieren que hace miles de años, todas estas invenciones existían y utilizaban otro tipo de magia antigua para funcionar, pero, si algo de eso es cierto, hace tiempo que la humanidad se ha vuelto incapaz de acceder a esos conocimientos arcanos.

Hay increíbles teorías sobre aves de metal voladoras que surcaban los cielos, de armas que arrojaban proyectiles más rápidos que el sonido, y espejos capaces de acceder a toda la información producida por el hombre; ¡y todo eso existía sin magia!

Escuchando esas historias, no puedo entender por qué era necesario para el ser humano apoderarse de la magia también.

Los primeros magos descifraron la fórmula para desbloquear el potencial mágico de las personas, y a partir de ahí, los límites de lo que podía hacer la humanidad se rompieron por completo.

Por supuesto, esto lejos de beneficiarnos, nos llevó a una guerra eterna, una que no parece estar ni cerca de acabarse, a pesar de que ya nos ha llevado al borde de la extinción varias veces. Pero parece que la vida tiene cada día menos valor en la mente de los reinos, y estos cataclismos apenas y han sensibilizado a los ejércitos.

Relatos de una mente extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora