CAPITULO DOCE

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POV: ANASTASIA



Entramos a su propiedad en toscana, y Jason apareció entre las sombras para servirle.

—Señor, yo...

—Eso puede esperar hasta mañana. —Christian ignoró a su sirviente más leal y me llevó a la escalera. El viaje de regreso a casa lo pasamos en una silenciosa tensión, su mano apretando mi muslo y sus ojos mirando profundamente los míos. Él no iba a besarme mientras esperaba el momento correcto para dejar caer toda su contención.

Jason desapareció otra vez, obedeciendo las órdenes de Christian.

Él inesperadamente metió sus brazos debajo de mi cuerpo, luego me levantó hasta su pecho. Como si no pesara nada y él pudiese mover una montaña, me cargó los tres tramos de la escalera hasta su habitación en el último piso.

Rodeé su cuello con mis brazos y miré fijamente su atractiva expresión, el bonito color de sus ojos y la manera en que contrastaba con la dureza de su mandíbula. Si cualquier otro hombre hiciera una maniobra como la que él hizo, le patearía la entrepierna y saldría hecha una furia. Ningún hombre tuvo el derecho de controlar mi vida, de sabotear mi noche solo porque a él no le gustase. Había muchas cosas que no me gustaban de Christian, y su arrogancia estaba en la cima de mi lista. Sin embargo, él era el hombre más sexi del planeta, con esas maneras de verse bien y ese cuerpo perfectamente esculpido. Su poder y riqueza no eran necesarios para hacerlo irresistible porque ya lo era. Si no fuera tan atractivo y seguro de sí mismo, esto podría ser un millón de veces más difícil, podía dormir con alguien que no me gustase si fuera así de hermoso.

Me llevó hasta su habitación sin esfuerzo alguno y luego me sentó en su enorme cama, la cama en la que a menudo tenía a un montón de mujeres a la misma vez. Sexo sudoroso y pervertido ocurría aquí todas las noches. Las mujeres que estaban dispuestas a todo, a cosas sucias con las que nunca podría comprometerme. Entonces, ¿penetrarme sería suficiente? ¿O él terminaría conmigo en la mañana? Solo había una manera de saberlo.

Se arrodilló delante de mí y sostuvo mi mirada mientras me quitaba cada uno de mis tacones. Me trató delicadamente, sus dedos acariciaron tiernamente la suavidad de mi piel. Sus ojos azules estaban concentrados en mi rostro, como si fuera imposible apartar su mirada incluso por un momento.

Me gustó ver a Christian debajo de mí, un hombre fuerte de rodillas para ayudarme. Cuando no estaba siendo un imbécil arrogante, era un sexi caballero. Lo estudié mientras se tomaba su tiempo con las pequeñas correas antes que ambos tacones estuvieran fuera de mis pies. Luego lo vi presionando un beso en el interior de mi tobillo.

Cerré mis ojos automáticamente, amando la manera en que sus suaves labios se sentían contra mi piel.

Él hizo lo mismo con el otro pie antes de trazar un camino de besos en mis piernas y al interior de mis rodillas. Se mantuvo así, moviéndose más y más arriba hasta que estaba entre mis muslos.

Mi respiración se aceleró, y lentamente me recosté en la cama mientras él me inclinaba hacia atrás. Mis ojos se cerraron por un largo rato mientras esperaba que su boca llegase al área que más me dolía. Quizás Christian Grey me disgustaba, pero no había duda de que lo deseaba... mucho.

Él se mantuvo moviéndose hasta que sus labios se presionaron contra mi tanga negra. Me besó gentilmente, mi vestido era un tumulto de tela sobre mis caderas. Me besó un poco más fuerte por la fricción, luego tomó una profunda bocanada de aire, inhalando mi excitación a través del encaje de mi tanga.

El banquero   (Lo poseo todo ahora la poseo a ella) libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora