Creases in the Rain [By:aviation]

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Quizá a Alex le gusta el frío.

Tal vez y solo tal vez, todos los años que pasó viviendo en Sheffield le lavaron el cerebro para que le gustara el frío.

Pero es más probable que sea porque a Miles le gusta el frío.

Miles podría—un día particularmente frío—rogarle a Alex que salga a caminar con él y Alex que lo ama tanto que no tiene el corazón para rechazarlo, aceptaría. Él piensa que es quizás el hecho de que Miles tiene unos ojos caídos permanentes que le recuerdan a un  cachorrito.

Los días nevados son sin duda el mejor tipo de días fríos. Alex los anticipa. Él sonríe cuando ve que hoy es uno.

Piensa que probablemente sea alrededor del mediodía, posiblemente un martes y casi definitivamente noviembre cuando Miles llama a Alex y le informa que saldrán a caminar para acto seguido colgar rápidamente.

A Alex no le importa.

Miles aparece quince minutos después en la puerta vistiendo un abrigo de estilo militar increíblemente grueso.

"Señor Turner." dice Miles con fingida formalidad, antes de ofrecer su brazo.

Alex se ríe. Aunque no sabe por qué. "Señor Kane." sonríe enredando sus brazos y cerrando la puerta detrás de él.

A Alex no le importa cuando sus brazos se deslizan más y más hasta que simplemente se toman de la mano. Las manos de Mikes no son suaves, sino ásperas y torpes. De nuevo, no podía importarle menos.

"¿Es una cita, señor Kane?" Bromea Alex. "Llevándome a caminar y tomándome de la mano. Muy romántico, es muy dulce."

Miles rueda los ojos. No dice nada al respecto.

Caminan en un silencio cómodo durante un rato, hasta que Miles corta el silencio. "Tus labios parecen ser azules."

"Oh. ¿Lo son? " Dice Alex, tocándose la boca. El hace una pausa. "Tal vez deberías calentarlos."

"¿Qué?" Miles levanta una ceja.

"Significa que me beses, imbécil."

Mientras dice las palabras, siente que el calor se extiende desde sus mejillas hasta las puntas de sus orejas. Excepto que no son palabras.

Es su destino disfrazado de palabras.

Alex deja de respirar. Miles deja de respirar. La anciana que paseaba a su perro cerca de ellos deja de respirar. De hecho, todo el universo ha dejado de respirar. Alex cree que posiblemente esté en coma y que vaya a morir pronto.

Y Miles está de pie allí, mirando boquiabierto a Alex, con la boca abierta, abriéndose y cerrándose. Alex piensa que su expresión refleja la de un pez dorado y suprime el impulso de sonar como una madre y decirle que cierre la boca o atrapará moscas.

Miles señala con un dedo acusador a Alex, una vez que ha recuperado su control sobre la realidad. Traga bruscamente, como si la saliva en su garganta ardiera como el ácido.

Alex espera el duro rechazo. Quizá un:

"Lo siento, Alex," dirá, "me encantaría, pero me temo que he contraído una enfermedad mortal y simplemente no puedo ponerte en riesgo."

O tal vez sea más directo...

"Lo siento, me temo que eres demasiado feo, además soy heterosexual y nunca volveré a hablarte."

El verdadero Miles frente a él se está estabilizando y respirando temblorosamente.

"No puedo creerlo," comienza Miles. "hiciste el primer movimiento. Tenía toda una jodida confesión planeada, imbécil, oh Dios mío, lo estuve planeado durante meses...

Aquí es donde cambian sus roles y es el turno de Alex de quedar boquiabierto y ligeramente confundido.

De todas las cosas que esperaba que salieran de la boca de Miles, esto había estado lejos de cualquiera de ellas.

"No sé si estás enojado conmigo o no."

"Por supuesto que estoy muy enojado." declara Miles, antes de hacer que sus labios se encuentren.

Alex llega a la conclusión de que Miles, de hecho, está mintiendo.

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