First six months of love.

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Cuando Alex era demasiado joven y creía en el amor, el verdadero que dura años e incluso parece tener una eternidad sin caducar en el cosmos, su madre le dijo que a veces incluso podía durar solo unos meses. Y él se prometía así mismo que cuando encontrara al amor de su vida jamás dejaría que el tiempo derrumbara y dejara oxidados momentos.

Sin embargo el nombre que debería adornar su muñeca jamás apareció, no cuando tuvo 17 y dio su primer beso tras bambalinas después de una obra de teatro, no hubo nada cincelado en su piel después de su primer escape de casa cuando confió ciegamente en una sonrisa y promesas de un segundo.

Y finalmente hubo una letra, curvada suavemente y bonita, marcada con precisión y sin culpa y con ello hizo su debut un chico, cuyo nombre parecía empezar con aquella inicial y él se convierte en un todo, en las razones suficientes para sonreír pero al mismo tiempo se transforma en las razones por las que Alex se odia un poco más al verse al espejo.

Se sonríen y besan aunque Alex nunca ha sido un experto besando y después de cada beso largo el bonito chico con nombre hermoso lo aleja y dice que lo quiere, le dice que lo ama pero de lejos.

El hermoso chico dice que no es suficiente, lo compara poéticamente con metáforas sueltas y con la gracia de una belleza ausente, cualquiera le hubiera llamado ciego de amor, pero nadie lo hizo porque Alex juraba que el nombre del hermoso chico aparecería en su muñeca, él lloraba deseando que ese chico de bonita letra fuese suyo.

Sin embargo el lindo chico se cansa de esperar que el nombre de Alex se escriba en su piel y predica como una nimiedad a sus amigos que aquel joven de cabello oscuro no es su alma gemela.

Y ese precioso chico le mira, hace el amago de secar sus lágrimas y susurra con esa voz cálida que destruye en una nostalgia trágica de amor a Alex:

"Te amo pero ya es suficiente."

Y por un segundo parece que la realidad se detiene, las manecillas dejan de girar para que las palabras alcancen un vuelo aun más alto tan solo para impactar con el furor de caballeros hacia la guerra al pecho de Alex. Nunca había sentido que alguna sencilla "t" desgarrara su corazón o que las "s" siendo tan suaves al pronunciar pudieran arremolinarse en torbellinos iracundos para hacer sangrar sus sueños. Jamás hubiera podido predecir que aquella mirada que en algún momento rompía su corazón de amor ahora le mirara como la inmundicia salida del subsuelo.

Con su corazón salpicado de miedo y retazos de él mismo busca desesperadamente cobijo, un último abrazo pero el hermoso chico —hermoso aunque haya derrumbado sus ilusiones, el hermoso chico que jamás le regalo magia de un romance cliché, hermoso aunque le hacía llorar por sentirse indigno del amor. —él le aparta, dice con su voz de terciopelo que es suficiente:

"No lo hagas difícil, por favor."

El pelinegro asiente porque las lagrimas empañan sus ojos y no puede sostenerse así mismo, el hermoso chico sonríe, da una palmada al brazo derecho de Alex y da media vuelta caminando al lado contrario por el que llegaron juntos, dejando al pelinegro en medio de la brisa sofocante de la ruptura, bajo los desnudos arboles de otoño.

Con una letra curvada como dos montañas en su muñeca izquierda.

Alex se queda bajo su aflicción hasta que la nitidez del sol se desvanece, hasta que una voz de acento marcado y una silueta delgada se detiene a su lado.

"¿Qué haces llorando tan noche en un parque?"

Alex quiere golpearlo pero también llorar en un hombro, quiere gritar y patalear en el suelo, quiere lanzarse a los autos pero también desea solo dejar de sentir.

[Milex OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora