Esta asustado, de aquellos ojos que se enfocan en los suyos y aquel rostro inmutable que mira en su dirección. Otra vez él está ahí.
¿Quién es él? Se pregunta a si mismo, queriendo tocar con sus dedos el reflejo de cabello oscuro, una oleada de terror le recorre el cuerpo al encontrar que el hombre le imita, asustado empieza a sollozar, confundido y con la rabia de sentirse así, como si hubiera algo tan malo dentro de si, quiere desesperadamente salir de su piel, arrancar cada centímetro y sentirse completo.
No recuerda controlar sus movimientos, su cuerpo actúa solo, sus brazos se alzan como si pesaran una tonelada y sus manos se estrellan contra el cristal, luego se transforman en puños y es entonces cuando se da el lujo de gritar; grita como si su alma quisiera salirse de su cuerpo y se arrastrara entre sus sollozos, golpea a aquel hombre que como él, llora devastadoramente, tiene tanto miedo de estar enloqueciendo, quiere gritar por ayuda, pero las palabras no salen de sus labios, solo son gritos incoherentes mientras su vista se llena de sangre, los piquetes de los cristales encajándose en sus manos empuñadas, odia los espejos, los odia por el reflejo desconocido que le devuelve, ¿dónde está el? ¿Por que no logra encontrarse a si mismo?
Luego se queda en silencio, sus ojos no observan nada más que la madera donde una vez estuvo el espejo, la sangre escurre de sus dedos hacia el suelo, un pequeño charco carmesí descansa bajo sus pies descalzos.
—¿Pero...qué mierda estás haciendo, Alex? ¡Alex!
Escucha cosas caer contra el suelo y pasos apresurados derrapando a su lado, el sonido de los cristales bajo los zapatos de Miles crujen, las manos del castaño toman las de Alex, aunque este no lo mira, sus ojos parecen perdidos en un algún punto fuera de ellos, los ojos de Miles se mueven de un lado a otro, aún así algo aterrado carga al pelinegro en sus brazos y lo conduce a la habitación.
Miles está balbuceando una tonelada de cosas, desesperado quita los cristales de las manos pálidas de su novio, limpia la sangre y lo revisa minuciosamente buscando algún otro lugar herido.Alex sin embargo no ha dicho palabra alguna, no quería que Miles lo viera así, tan herido y enloqueciendo de esta manera, por lo que no levanta su mirada hasta que el castaño besa sus mejillas y escucha el llanto lejano de su novio, realmente no lo escucha con claridad, últimamente la vida se ve como un sueño, un maldito, horrible sueño, su cabeza parece envuelta en una nube de algodón donde parece flotar lejos de este apartamento, lejos de este mundo, lejos de su piel.
Finalmente sus ojos se encuentran con los de Miles, quien le toma de las mejillas y las acaricia con tanto amor, como si el pelinegro fuera lo más precioso que han tenido sus manos, remueve aquellas lágrimas y las hebras de cabello húmedo, Alex le mira con cansancio y relame sus labios agrietados y mutilados que tanto ha mordido el mismo.
Quiere pedirle ayuda, ojalá pudiera explicarle cada cosa qué pasa por su mente cada que mira aquel reflejo, ojalá el amor que le tiene Miles fuera suficiente para su torturada alma, pero no es así, no puede pedirle ayuda, no quiere lastimarlo así que trata de alejarlo; le grita y reprocha, lo culpa de su estado cuando tan solo quiere que Miles lo ame mas de lo que él mismo podría amarse.
—Vete. —suelta sin mirarlo a los ojos, aunque los suyos pican reteniendo las lágrimas y sus manos empuñadas sangran sobre sus muslos. Miles se remueve a su lado y las toma, besa sus nudillos ensangrentados mientras niega con la cabeza.
—No, ya hablamos de esto Alex, por favor, quiero ayudarte, ven toma tus pastillas. —besa su frente y Alex quiere llorar, golpearlo porque no lo merece, no quiere que Miles se derrumbe junto a él de esta manera.
—No quiero que me ayudes, Miles, no te necesito.
—Aly...
—Que te largues.
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[Milex OS]
Fiksi PenggemarSolo mas one shots de Miles y Alex demostrando su amor... La mayoría de estos escritos son de Ao3 por lo tanto crédito a sus respectivos autores y son fantásticos así que me encargo de traérselos con gusto.