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1994 - Corea del sur

Algo andaba mal.
Lo intuía.
Maldijo. Había dejado su caballo bastante lejos de ahí. Ahora tendría que valerse de sus dos piernas. Miro a la muchacha frente a el, se quito la espua de la bota y se la entrego.
Sabia muy bien que mas tarde se arrepentiría de aquello. Pero... No había otra opción.

-Salid de aquí, y por lo que mas queréis no volvéis.

Sonrió,pero aquella sonrisa no alcanzo a llenar sus ojos.

- Cuidad de el.

Cantó, mirando el abultado vientre que le pertenecía a la mujer. Tras las palabras dichas observo como ella se alejaba corriendo, el barro manchándole las ropas. Sin mas se encamino hacia casa. Solo.

Mientras oscurecía, meditaba como es que había llegado a esa situación; con su primogénito en peligro y él, con la vida a cuestas.

Aunque la noche era oscura, barrosa por la lluvia y la niebla demasiado espesa, no era posible que se perdiese en el trayecto. Podía llegar a casa incluso con los ojos cerrados. Giro a la derecha.
Percibiendo un movimiento brusco en su costado.
"Algo andaba mal". Se repitió.
Quiso encontrar la causa del movimiento, pero la lluvia torrencial volvía su vista borrosa, otro movimiento brusco lo alarmó.
Mentiría si dijese que no tenia miedo, pues lo tenia.

- Os les ordeno que no jugueis conmigo.

Grito hacia la nada, su voz destilaba miedo.

-¿Quien sois?.Por favor dejad de jugar.

Sabia que se estaba volviendo paranoico, quizás y solo había sido la lluvia tirando cualquier baratija.

-Os voy a enseñar a no jugad conmigo. Os voy a preguntar otra vez... - Hizo una pausa- ¿Quien sois?.

Alarmado por el repentino nuevo movimiento apretó sus puños; sus nudillos casi volviese blancos.

Un gruñido detrás de él llamo su atención. Se giro sobre sus pies.

-¿Quien va?.

Lo que a simple vista parecía un lobo, poco a poco se convirtió en forma humana. El muchacho tenia brazos y piernas, y podía ver como el agua escurría de las mechas de su cabello a causa de la lluvia.

- Os les pregunte quien sois.

Volvió a preguntar con la poca valentía que corría por sus venas.

El chico meneo su cabeza a los lados con pereza.

- Vos no tenéis que hacer las preguntas.

La pizca de miedo se esfumo. Se sentía ofendido. ¿Quien se creía él, para decir que podía y no hacer?.

- ¿Vos se burláis de mi?.

La boca del muchacho mostró un atisbo de sonrisa.

- Yo no me burlo de nadie.

- ¡Entonces decidme quien sois!.

Grito frustrado. Nadie se burlaba de el saliendo vivo.

- Soy el hijo de la luna.- le respondió.

- Estáis delirando, largaos de aquí, seguid con su camino.

El chico se carcajeó frente a el por unos segundos, hasta que por alguna razón su risa se apago; Vale, era un poco espeluznante. Ahora lo miraba con una seriedad diabolica y peligrosa.

- Escuchadme bien, necesito algo de vos y no me iré hasta tenerlo.

Reclamaria, claro que lo haría. Se oponía a darle cualquier cosa que el necesitara. Con los dientes apretados miro al muchacho frente a el. Dispuesto a dejar fluir sus palabras abrió la boca. Su lengua se negó a obedecer. Soltó un alarido. De un segundo a otro había dejado de sentir cualquiera de sus extremidades. Sintió un nudo en si propia garganta.

- Os le recomiendo que no me rete.

El chico apoyo sus manos sobre los hombros del hombre. El tacto quemandole al instante. Se quejo.

- Necesito un juramento con los de tu especie. Empezando contigo.

El tipo lo miro con desprecio.

-¿ Que si me niego?

Dejo salir las palabras sin la dificultad de hace un momento.

- ¡Juradlo!.

De repente una presión aplasto su pecho. Lo miro, lo miro hasta que finalmente dijo preso del dolor.

- Yo... - Titubeo- Yo... juro servirle a este hombre.

El muchacho dejo libre sus hombros.

- Bien, lo quiero aquí cada luna llena.

- ¿Que servicios os prestare?.

Pregunto sin recibir después alguna. El tipo se convirtió de nuevo en la bestia de cuatro patas y desapareció haciendo reventar la farola sobre su cabeza.

El Juramento (KaiSoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora