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KyungSoo aun recordaba las palabras del veterinario Lee.
"El te ha elegido a ti, que afortunado".

Que curioso, pues a él nadie lo escogía, nadie absolutamente nadie lo volteaba a ver siquiera.
Que un perro lo haya elegido para pasar su vida junta a el hacia que KyungSoo se sintiera un poquito conmovido, aunque posiblemente las palabras del veterinario hayan sido dichas al azar

Suspiro. Aun estaba indeciso, no sabia si dejar que Pulgoso vagara independiente por la calle o ponerle una correa molesta. Se fiaba mas de la primera opción, después de todo, de camino al veterinario se había comportado, siempre caminando a su lado.

Levanto su mirada hacia las baratijas de colores para perro. Todo era tan bonito, pero al parecer a su dichoso perro caprichoso nada le gustaba.

- Escucha Pulgoso. Comprare esto...- levanto entre sus manos una correa de color negro con huellitas de color dorado como adorno- Y esta cosa que chilla - Apretó con su otra mano un patito de goma, que al aplicarle la presión chillo - Por lo menos ladra si este cacharro te gusta... Estoy a punto de darme por vencido.

Suspiro derrotado, dejando caer ambas manos a sus costados. El perro le ladro. KyungSoo suponía que solo lo hacia para darle gusto.

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Su semana restante de vacaciones se le había pasado súper rápido, entre sacar a pasear a pulgoso y desempacar.

Su alacena ya estaba llena un poco mas pues Pulgoso también necesitaba ser alimentado. Con un poco mas de horas en su trabajo había logrado comprar todo lo necesario para su mascota y pagar para que sacaran sus dichosos muebles de la bodega. Sabia que había perdido varios kilos al moverlos de lugar, creía que había hecho el suficiente ejercicio de una vida.

La televisión estaba encendida en un canal cualquiera pues KyungSoo no le prestaba demasiada atención. Los murmullos de las mini personas ahí dentro no eran mas que zumbidos para el.

No estaba cansado, pero si estaba tumbado en el piso acariciando el suave pelaje de su mascota.

Pulgoso ladro hacia la televisión asustando a KyungSoo que desvío su mirada hasta ella. No era mas que una imagen de un hombre que en segundos se había convertido en un perro mucho, pero mucho mas grande que Pulgoso. Abrió los ojos, haciendolos ver mas grandes de lo que en realidad eran. Le subio a la televisión. La vocesita en la televisión los llamo Hombres lobo.

KyungSoo bufo, no era mas que una mentirijilla estúpida de la televisión para sugestionar las mentes débiles, tomo el control remoto dispuesta a apagar el dichoso aparato. Pulgoso no tenia que ver esas cosas, no necesita que un sentimiento de superioridad floreciera en su perruna cabeza.

El ladrido de Pulgoso evito que presionara el botón rojo, lo miro con extrañeza y el perro volvió a ladrar. Fruncio el entre cejó, Pulgoso no miraba hacia la televisión mientras ladraba, miraba hacia la ventana.

Las ramas golpeaban la ventana con ferocidad. Parecía ser que el aire estaba furioso por una asaña que no había logrado. Al levantarse se dio cuenta de que llovía, una lluvia bastante espantosa. Si trataba de mirar hacia la calle las gruesas gotas se lo impedían. Suspiro, el paseo nocturno iba a quedar suspendido.

Camino de nuevo hacia su mascota pero ella ya no estaba ahí.

-¡Pulgoso!

Le grito, pues le era mas fácil que buscarlo por todo su departamento.

Un fuerte trueno retumbó su pequeño hogar. No brinco, ya estaba bastante mayor  para eso. Volvió a tronar haciendo que las luces parpadearán varias veces hasta apagarse.

El Juramento (KaiSoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora