Capítulo 12 - Luz Roja

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Cuando pude notar una incomodidad en mis ojos, me di cuenta que se trataba de la luz del día. Cada vez sentía que el colegio no tenía sentido. Ya era cansador cargar todas esas burlas, al igual que en internet. La verdad, no me tomo muy enserio el internet. ¿Quién sabe? Tal vez solo bromeen o algo así, nunca sabes que siente la gente detrás de una pantalla. Todos son falsos. Sólo falsos.

Ojalá fueran falsos.

Me levanté cansada, y con la espalda pesada, como si al dormir hubiese hecho ejercicio inconscientemente. Solamente logré sentarme en el borde de la cama cuando un mensaje de Victoria me asustó y hizo que mi pie chocará con mi escritorio del frente. Me calmé un poco debido al susto y tomé el celular. Era una invitación de Victoria a salir a un mall para contarme algo, obviamente sobre el chico de su barrio nuevo. La verdad no quería ir. Era un día de estos que despiertas para no hacer nada en todo el día, y que más da si es sólo por eso. No me perdería un trozo de mi vida.

Pero seria mala amiga no ir. No quiero perder una de mis únicas amistades, no la podría perder ¿no? Así me han dicho que es la amistad.

Abrí la mensajería del celular y le escribí:

-"Esta bien. Dime la hora y el lugar."

Así, pasó la dirección de un mall, que nunca había ido antes. Me dijo que estaría halla a las cuatro de la tarde. Quedaba bastante tiempo. Sólo quedaba esperar a que el tiempo caminara. Me levanté de mi cama completamente y empecé la rutina diaria.

Al ser las cuatro menos veinte, salí de mi casa en mi skateboard rumbo a la dirección respectiva del mall. No quedaba muy lejos, pero hubiese preferido otro lugar para juntarnos.

Al entrar al mall, pude ver a Victoria, sentada al lado de una fuente, tomando un jugo de naranja. Realmente tenía tantos celos de ella. Era perfecta, amigable, linda. Al estar en una pose tan sencilla como sentada, ya parecía modelo de revistas juveniles. Me acerqué hacia ella y la saludé. Se levantó y me abrazó. Me dio un poco de su jugo de naranja (considerando el calor de primavera) y seguimos caminando por los pasillos del mall.

-Bueno.- Empezó a decir-. Pronto se terminarán las clases y seremos libres.

La miré asombrada.

-No puedo creer que pienses eso.- Dije algo extrañada-. Recién es septiembre y ya estas diciendo que va a terminar el colegio.

-Bueno, generalmente.- Pausó-. Cuando uno es positivo, el tiempo pasa rápido, y es por eso que trato de pensar que falta poco.- Dijo levantando una ceja.

-Victoria... No.- dije algo extrañada-. Eso no pasa.

Tomó jugo y continuo.

-¿Y el curso hará algo para fines de año?- Dijo.

Mire el techo y pensé.

-Generalmente hacen fiestas o cosas así, pero este año, no han dicho nada.- Dije algo dudosa.

Por un momento me acordé de la fiesta del año pasado. Todos esos aromas y sensaciones volvían nuevamente a mí, recordando lo que sería el dolor. Realmente no era agradable para mi ir a fiestas y esas cosas muy sociables. Yo no era sociable. No me gustaba. Hablarle a la gente es muy complicado hoy en día. Te critican mucho por cómo eres o qué piensas. Es por eso que sueño reservar mis palabras y quedarme cabizbaja.

-Bueno, ojalá que hagan algo, si no, que aburrimiento.- Dijo terminando el jugo de su vaso.

Ojalá que no.

-Mmmh, sí.- Mentí.

Nunca nadie podrá llegar. Llegar a saber quien soy. Qué me gusta, qué odio, qué sueño, qué espero, qué me dedicaré. Nadie. Es difícil conocer a una persona bien. O al menos para mí. No sé hablar ni conocer. La gente no me conoce, y dudo algún día logren conseguirlo, partiendo desde el punto de cómo me siento ahora mismo. Cómo me sentía el año pasado. Ellos les da igual. Todo les da igual. Si ellos están bien, todo el mundo lo está. Esa es su teoría de vida.

Seguimos caminando hasta que se oscureció y cada una se tuvo que ir a su casa.

-¿Quieres que te acompañe a casa?- Dije dudando, ya era de noche y no quería irme sola.

-No te preocupes, alguien irá a buscarme, tú te puedes ir tranquila no más.- Dijo sonriendo.

Nos despedimos y salí del mall en mi skate. Había avanzado unas 5 cuadras tranquilamente. Había buen clima. El cielo de la noche estaba despejado, y no hacia ni calor ni frío, pero de vez en cuando una suave y cariñosa brisa soplaba.

Pero después de llegar al fin de la cuadra, el semáforo se puso rojo, y me detuve. Iluminada por la brillante luz roja, una moto negra pasó al frente mío rápidamente, pero ese tiempo se me hizo eterno. En la moto negra estaba Victoria sentada en la parte de más atrás, abrazada junto a Bruno, el cual manejaba la moto sonriente.

Después que el viento de la moto pasara por mi cara volando mi cabello, miré hacia el suelo, y pensé.

¿Será Bruno el chico del cual tanto Victoria me hablaba?

Probablemente sí.

Seguí caminado cuando la luz se puso verde. Mis párpados estaban cansados, y no sabia nada.

Unbroken [LR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora