Capítulo 3 - No hay forma.

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Me tire en la cama y sujete mi almohada contra mi cara y empece a desahogar me gritando. Se escucho levemente, un sonido que solo yo podía oír, un "grito mudo". ¿Por qué mi mamá debe tener tan poca lógica? Obviamente sí Santiago me engaño, ¿para qué lo quiero ver de nuevo en MI casa?

Me quede dormida un rato después, provocado por el mareo, el cansancio, y todos los pensamientos. Desperté con mi mamá vomitando en mi baño, que asco.

-Perdón Laura, es que venía a despertarte pero justo me dio ganas de vomitar.- Dijo limpiándose.

-No importa, al menos me despertaste.- Dije sería.

-Bueno, empieza a levantarte, porque Santiago y su familia llegan a las 1:45 a comer, y sería una vergüenza que ellos llegarán y tu siguieras en pijama.- Dijo muy sería.

Bufe y volví a taparme, y gemí.

-5 minutos más...- Y se cerró la puerta de mi habitación.

Bueno tenía al menos, 5 minutos que iban a ser buenos en todo el día. Trate de descansar, pero me inquietaba que Santiago venía, entonces solo pude pararme y vestirme y admitir que venía Santiago a la casa y no poder hacer nada. Me puse una polera de encaje roja, unos shorts, y unas converse caña alta de color rojo. Me peine mientras miraba mi cara. Me veía bastante mayor, se veía que el tiempo había pasado y que ahora me veo más mujercita que antes. No tengo tiempo para pensar en eso, solo me distraigo. Salí del baño y fui hacia mi caja de joyas, con la intención de buscar mi pulsera de bronce. Abrí la caja y empecé a mover las manos dentro de la caja para mover algunas pulseras y collares, pero la pulsera no aparecía. Di vuelta la caja y busque entre las joyas que habían caído encima del escritorio. Definitivamente no estaba. No podía hacer nada, no tengo magia para hacerla aparecer. Que lástima. Era una pulsera que conserve desde chica, y ni siquiera sabía de donde la había sacado. Era lo que más me inquietaba, saber de donde venía. Por qué, ¿cuál era el sentido de llevar una pulsera sin saber de dónde proviene?¿O si significa algo? Al menos, yo pensaba así.

Puse las joyas tristemente en la caja, desilusionada. Y también, me acorde de que viene Santiago. Aún peor. Me quede un rato dibujando. Estaba concentrada dibujando una cazadora, especialista en arco, pero me interrumpió el sonido del timbre de la casa. Espere un rato para que mi mamá fuese a recibirlos, porque yo no estaba de humor para recibir a Santiago.

-"Mamá ve a abrir por favor".- Pensé juntando las manos, rogando sin parar. Un rato después se escucho a mi mamá a lo lejos en el baño.

-Hija, estoy ocupada, ve a abrir tu.- Dijo con eco de desesperación.

Bufé y bajé hacia abajo en dirección hacia la puerta. Cuando estaba al frente de la puerta, respire hondo y me relaje.

-"Actúa como si fuese solamente tu vecino."- Dije en mi mente algo entusiasmada.

Abrí la puerta y me encontré con Santiago, su madre y su padre.

-Hola cariño.- Dijo su madre tiernamente.

-Hola, pasen, bienvenidos.- Dije lo más acogedora posible.

Sus padres pasaron primero, entusiasmados por entrar, y Santiago se quedo en el umbral mirándome.

-Hola.- Dijo silenciosamente.

No respondí y me sí vuelta. No quería mirarlo. No podía, y no tenía. Mi madre bajó hacia nosotros por la escalera, algo alterada. ¿qué le paso en el baño? Todos la miramos raro, su cara estaba contenta y impactado al mismo tiempo.

-Hola.- Dijo y pausó.- Acabo de ir al baño para comprobar si era verdad, estoy embarazada.

Abrí los ojos. OMG. ¡Tendré un hermanito!¡O hermanita! Lo que sea. Sonreí, algo alegraba el día al menos. Me tire hacia mi mamá para abrazarla. No podía creerlo. Nunca había tenido un hermano, y ya era tiempo de que lo tuviera. Mire hacia atrás y pude ver a Santiago sonriente, tal vez no del embarazo, si no de mi. Lo mire con cara sería para advertirle "No seas psicópata, esa sonrisa no arreglara todo lo que has hecho querido." dije en mi mente.

-Laura ¿Por qué no invitas a Santiago a tu pieza?- Me dijo sonriente.

La mire con cara de "Te odio", bufé, y subí arriba acompañado de Santiago. Abrí la puerta de mi habitación y para enseñarle mi odio, pase yo primero. Cuando ya estábamos los dos en la pieza me senté en mi cama mirando a la ventana y el en la silla del escritorio.

-Tú pieza no a cambiado nada.- Dijo mirando por todas partes.

-Veo que eres observador.- Dije enojada.

El me miro serio y se dio la vuelta mirando hacia la pared donde estaban todos los dibujos.

-¿Los hiciste tu?- Dijo.

-Si, por algo están ahí.- Dije gruñona.

-¿Por qué estas así?- Dijo mirándome serio.

-Por que TU estas aquí.- Dije furiosa.

-Bueno yo solo quería arreglar las cosas.- Dijo levantándose de la silla en que estaba. Se aproximo a mi y se arrodilló al frente mío.- Laura, ya te lo dije, no lo quise hacer a propósito, ella me beso, sólo me dijo su nombre, y se acercó a mi.- Dijo.

Esa parte de la historia no me la había contado.

-¿Y cómo se llamaba?- Dije mirándolo como si fuese mi esclavo.

-No se, creo que empezaba con A.- Dijo dudoso.

Me vino a la cabeza; "Andrea", claro ahora tiene más sentido, ella era la típica niña "popular", que le gustaban las cosas rosadas, tenía cuerpo, era linda y aveces era algo zorra, pero ahora todo calza.

-Aún así, debiste a verla parado.- Dije dudosa.

-No, el beso fue corto, no tuve tiempo para empujarla.

-Santiago, no soy estúpida, fui hacia la puerta, y los vi besuqueando se de lo más bien, ¿Y te digo algo? Me quede ahí parada un rato, y estaban tan bien que ni sintieron mi presencia.- Dije mirándolo a los ojos para que me comprendiera.

El trago saliva, y se quedo mudo. Trataba de decir una palabra, pero después se la tragaba.

-Santiago, ya no hay forma.- Le dije mientras me daba la vuelta.

-Claro que la hay.- Dijo y me besó.

Idiota, le pegué una cachetada y lo empuje.

-¡Te aseguro que esa no es!- Dije poniéndome roja.

Pero ya no estaba roja, y me empezaron a correr lágrimas, por las mejillas. Salí corriendo al baño y me encerré con un portaso que lo aclaró todo. Me eché en un rincón a llorar, mientras podía oír a Santiago dirigirse hacia aquí.

-Laura, yo no quería...- Y lo interrumpí.

-¡¡SAL NO QUIERO VERTE!!- Dije gritando fuerte, tan fuerte que tal vez mis papás oyeron.

Pude oír que sus pasos desaparecían, se escuchaba una puerta a lo lejos, y muchos pasos, y uno que venía hacia la puerta.

-¿Laura?¿Estás bien?- Se escuchaba la voz de mi mamá.

-¡Déjame!- Dije triste.

-Santiago ya se marchó con su familia.- Dijo preocupada y triste.

Saqué la cabeza de mis brazos y mire hacia la puerta. No sabía que hacer.

-No me importa, quiero estar sola.- Dije entrecortado.

Pude escuchar sus pasos irse, que se iban al primer piso. Me quede en el baño un rato llorando, deseando no haber conocido a Santiago.

Unbroken [LR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora