Me gustas.
Despierto tiempo después, no me había dado cuenta de que me dormí entre lágrimas, ni tampoco sabía que hora era, pareciera ser aún más de noche de lo que creía en ese momento.
Trato de salir de la cama, pero siento los brazos de el chico de la sillas de ruedas a mi alrededor. Despacio saco su delgados brazo y con una sonrisa tímida salgo de la cama.
Busco mis zapatos y al hallarlos me los pongo y silenciosamente salgo de la habitación.
Estando en el pasillo vuelvo a ver las puertas que tanto me llamaban la atención. Esta vez no pude pensar en los modales ni nada por el estilo y como el gato del dicho me sumergí en la curiosidad que se hizo aún más excitante por ser de noche.
Como suponía una era del baño, nada fuera de lo normal por lo tanto procedí a abrir la siguiente, otra vez había acertado, el cuarto era obviamente de su madre tenía unas pantuflas de mujer mayor junto a unas pocas fotos, creo que de la familia en las paredes, supongo que es eso , ya que por la oscuridad no podía ver mucho.
El tiempo había llegado, obviamente iba abrir la última puerta, estaba a punto de girar el pomo con ansias de saber lo que había adentro, pero un pequeño ruido me interrumpió y aunque al parecer era de afuera de la casa e irónicamente el típico ruidito del gato maullando, pare de girar el pomo, por alguna razón no quise seguir, al igual que la curiosidad, me daba algo de miedo saber que era, no seguí intentando ver lo que había adentro, solté el pomo y igual de sigilosa volví a la habitación.
El chico de la silla de ruedas no se había despertado, por lo tanto me di la libertad nuevamente de acostarme con él y en su cama. Esta vez me acosté de una manera en que pudiera estar frente a él y aunque este dormiera boca abajo, tenía la facilidad de ver su rostro aunque fuera con la escasa luz nocturna que entraba por la ventana.
Con sus ojos cerrados, su pelo negro y su piel palidamente blanca se veía como un tipo de ser profundo, ¿un angel?, puede ser, aunque no lo creo, nadie este mundo puede ser como un angel, por ello más bien siento que solo me atrae, algo de él me ata, me mantiene con el sentimiento de estar con el.
Sus venas se marcaban aunque poco visibles notorias si las trataba de ver con claridad. Con mis dedos me di la libertad de tocar las líneas de su rostros, sentí por un momento que esto ya había pasado y aunque el sentimiento era vago lo sentía como si de verdad ya lo hubiera hecho, como si ya hubiera estado con él y no solo con él, era el mismo lugar, el y yo en su habitación.
- Joh, ¿qué haces?-. Veo al chico de sillas de ruedas que con voz pasiva me llama.
« Sus labios son carnosos.»
-¿Alguna vez diste un beso?-. Pregunto solo por qué se me había pasado por la mente y aunque fuera imprudente no pude callar. Este ante tal pregunta se queda solo por segundo callado.
- Es obvio joh-. Ríe fingido e irónico-. Encerio crees que alguien me daría un beso.
Incomoda por su reacción quito mi mano de su rostro pero no paro de mirarlo.
- Lo único que sienten al verme-. Sigue hablando-. Es "pobrecito ahí va un chico joven en silla de ruedas"-. Termina por decir.
- Yo no creí eso...
No termino de hablar cuando nuevamente el chico en silla de ruedas habla interrumpiendo mi intento de alivianar la situación que yo misma cause y sí, lo reconozco.
« Eres una estúpida.»
- Todos creen lo mismo cuando me ven-. Sigue hablando y callo por que lo mejor es callar cuando se debe hacer.- Sabes-. Me mira profundamente y por alguna razón me siento un poco rota, aún más de lo que estaba. Su mirada era tan profundo que aún siendo de noche la podía sentir tratando de traspazarme-. Soy un desperdicio y lo sé.
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RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•
Novela JuvenilJoh es una chica de 17 años un tanto reservada pero rebelde sin duda, sin quererlo comienza a sentir cosas por su nuevo compañero Lucas el cual tan solo tienen 15 años,siendo un cerebrito, que esta postrado en silla de ruedas. Lucas hará todo lo po...