-Te amo-.
Esas eran las palabras que en oscuridad escuchaba a la lejanía. No estaba muerto lo sé, estaba durmiendo profundamente, porque cada una de las letras que conformaban esa pequeña oración me acogian y mientras escuchaba sus palabras sentía su mano sobre la mía apretando levemente pero recia a dejarme. Ella era la que no quería soltar, la que nunca me soltaba por más que por idiotez mía quisiera.
Le diría te amo, le gritaría a los mil vientos pero mi cuerpo entumecido me lo impedía. No era molesto en lo absoluto. Ahora se que ella estará para mí me lo demostró, siempre me lo demostraba y por eso es como él ¿hasta mejor?, Solo podría confirmarlo si los dos estubieran juntos, pero es lo que más me molesta, es, son , fueron, será, la que siempre estará para mí, espero, pero aunque me guste no quiero que sea así, quiero ser yo quien la rescate, quiero ser yo el que cargue su peso y la meza en busca de una salida, nuestra salida.
Abro los ojos, lentamente para que el brillo de la habitación no me ciege por completo. Está dormida, bellamente dormida, apegada a mi. Estamos juntos, como siempre debimos estar, como estuvo ella desde que llegué, desde el principio.
Quería decirle esa noche que no me quería alejar que no sabía lo que sentía que estaba confundido que me sentía sucio por soñar con ella y pensar cosas morbosas, porque yo quería tener algo sentimental y que mientras más pensaba en ella más quería hacer lo que nunca había hecho con los demás eso que hacían los adultos eso que pensé nunca hacer con nadie por como era, pero era su toque, su habla hacia que me... Hach!
- Lucas -. Era ella la que me estaba llamando. Todavía no podía hablar pero la podía ver aún con la mascarilla de oxígeno y con el cansacio, aún así ví su rostro. Estoy aquí y espero no irme, no quiero irme. Lo siento pero por ahora estarás solo aya arriba, todavía no me quiero ir.
- Lucas-. Sentía sus manos sobre mi rostro. Aquí estoy.- Te amo Lucas-. Estaba feliz, por fin después de todo.
Yo también te amo.
No podía decírselo pero sabía que me entendía. Solo tenía que verme.
"¿Dime qué puedes ver lo feliz que me siento Johanna?"
- En serio te amo-. Lo sé.- Lucas-. Toma mi mano y como puedo trato de enviar un impulso para que ella supiera que la entiendo, que la escucho.- Perdóname.
"No hay nada que perdonar"
- ¿Recuerdas cuando fuiste al baño y yo estaba ahí?-. Lo recuerdo.- Me dijiste que no te viera, pero desde que llegaste no he dejado de verte y no se si sientas lo mismo-. Lo siento-. Pero... Solo cierra los ojos.
No sabía que quería pero igual lo hice. Cerré los ojos pero con miedo a que ya no estuviera ahí apreté mi mano con la suya. No quería que se fuera.
- No me ire-. Sentí como me soltaba y tuve miedo, pero todavía estaba serca por lo tanto no se iría, confie en ella.
Sus manos calientes fueron a mi rostro y de apoco saco la máscarilla, no abrí mis ojos. Comencé a sentir su aliento más cerca del mio aún con eso tampoco los quise abrir.- Te amo Lucas-.
Sus labios sobre los míos inamovibles fueron la mejor sensación. Mejor que el sueño que tuve, era ella la real. Sentía su lengua, pasaba de mis dientes a jugar con la mia. Era mágica. Se sentía inreal tanto que ansiaba un milagro que me hiciera moverme, que me hiciera poder tomar su rostro, jugar con su pelo, en este momento queria hacer de todo con ella de acercarme, yo también queria besarla.
Eran sus labios, su lengua, su aliento, su respiración pausada, los besos que daba al final de cada toque de su lengua con la mia. Dios lo que siento es delito. Pero aún así me quería emborrachar.
- Es hora de que te vayas-. Era la voz de mi madre. Y por primera vez odie que interviniera en mis cosas.- Lucas tiene que descanzar-. Sentí a Joh separar sus labios de los mios, volverme a poner la máscara y alejarse de mi y el hecho de que se fuera dolía más que tener el cuerpo magullado.
- Volveré -. La escuché decir mientras se iba, sin mirarme. Abrí los ojos solo cuando cerró la puerta y vi a mi madre acercarse y sentarse en la silla donde antes estuvo Joh.- Ella no te conviene-. No me servía de nada ver el espacio en blanco en el hospital ella era el color ahí.- Estaba preocupada y pensé que...-. La mire, ella calló y cerré los ojos nuevamente.- Te amo hijo-. Lo se, sabía que me amaba, que solo quería protegerme.- No soportaría ver otra habitación vacía-. No puedo evitar sentir como las lágrimas se acumulaban mientras estaban mis ojos cerrados. Veía a Malcom golpeando mientras la escuchaba, el auto volcandoce, el teléfono de Johanna y me perdí. Seguramente estaba durmiendo de nuevo.
~^~
Lucas. Que sería yo de Lucas. Sabía que en estos momentos de mi patética adolencencia, lo mejor que me había pasado era Lucas. Aquel estúpido chico en silla de ruedas que me gustaba mucho. Y porque digo de patética porque si pienso bien que más puedo contar de bueno, mi padre había muerto, mi madre aunque en estos momentos teniamos una casi buena relación , antes de ser así era un total martirio, sigo Louis, Malcon...pero estaba Lucas y eso la hacía menos patética.
Y a decir verdad nuestra relación no era la gran cosa. No era como si él fuera inalcanzable, no era como si él fuera lo mejor del mundo, ¿porqué entonces me sentía como si lo fuera? tanto que trataba de saber todo de él hasta sus secretos profundos que se que aunque no me los cuenten y sean lo peor del mundo los perdonaré porque así somos. Simplemente enamorada. Me doy cuenta en este simple momento en que me dirijo a mi casa, que somos simples, como vasos de vidrio que vienen seis por mil pesos en el supermercado, eramos unos de esos frágiles aunque resistentes, aunque sabía que el no iba resistir mucho, estaba clisado eramos la última caja y a saber ustedes quienes era los otros cuatro.
Estando en mi casa, en mi cama en realidad serrando los ojos ví a el chico en silla de ruedas, era un recuerdo, el recuerdo de verlo magullado, tirado desnudo. Recuerdo que me hacia sentir no solo tristeza, ahora era rabia. Quien lo había dejado así lo imaginaba. Lo ignoro a drede, se que lo hago. Entre las personas que me odian, que me usan, entre las que conozco de lejos, los de cerca. La que sonríe, la que no, la que se enoja. ¿Quien?
Quien sonreía, quien estaba cerca, quien me odia. Me levanto y voy al garage, la tenía en mente, ya sé. No me arrepentiré. Dijo solo cuando estoy al frente, no me arrepentiré.
-No me importa que llames a la policia-.
........
Hola chic@s que están leyendo se que no he actualizado más que todo por floja para que mentir, igual he estado con un revuelto en mi cabeza, pero no dejaré de escribir.
Gracias por el apoyo y cualquier falta, crítica o ideas que tengan las recibiré ✨💓
PD: esto se viene con todo lo sé, lo presiento!😉
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RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•
Roman pour AdolescentsJoh es una chica de 17 años un tanto reservada pero rebelde sin duda, sin quererlo comienza a sentir cosas por su nuevo compañero Lucas el cual tan solo tienen 15 años,siendo un cerebrito, que esta postrado en silla de ruedas. Lucas hará todo lo po...