10* Obsequios

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Kyuhyun torció los labios, aburrido en la soledad de su casa. 

Ni siquiera le ponía atención a la televisión, no cuando tenía a cierto pelinegro rondando por su cabeza. 

Él mismo aceptaba que se había visto como un idiota degenerado al expresarse de esa forma tan libre frente a Kim. Su propia boca lo iba a terminar alejando del chico. 

De ese lindo cuerpo, de la ternura de su cara, esos ojitos oscuros y esos bonitos labios tentadores. 

De verdad que Kyuhyun había sabido mantener su distancia y sus coqueteos al mínimo. No mentía al decir que con sólo tronar los dedos llegó a tener a sus trabajadores temporales en su cama, eso sí, ninguno más de una vez. Pero era gente totalmente predecible. Siempre era lo mismo: Lo admiraban, asistían al puesto, conseguían el empleo, hacían su trabajo y cuando Cho era directo con ellos, aceptaban sin chistar.

Los mismos asistentes tenían la boca cerrada por la misma admiración que los llevaba a él. 

JongHoon era diferente. Porque nunca mostró alguna admiración por el hecho de ser Cho Kyuhyun, por eso jamás fue directo con él, jamás lo tocó de manera atrevida, que le dejara bien claro lo que quería. Jamás habló con él con la misma seriedad con la lo había hecho horas atrás. 

Con ninguno había cenas, horarios de comida compartidos, teatro… Y mucho menos llegó a presenciar alguna pizca de indignación cuando abandonaban el trabajo.

Con JongHoon sí. Estaba totalmente decepcionado de que hubiera dejado su puesto. Y por consiguiente, a él.

Kyuhyun pensó una y mil veces en Kim. En esa actitud tímida, sumisa pero arrogante. 

Una enorme sonrisa se formó en su rostro. 

Era la perfección en un hombre. Y por mucho que fuera en contra de los principios del castaño, iba a tener que cambiar de estrategias para volver a verlo seguido. 

Necesitaba ver esas mejillas enrojecerse, necesitaba ver esas manos pequeñas nerviosas por su cercanía. Simplemente, algo lo hacía querer ver a JongHoon. 

Suspiró cambiando a otro canal en la televisión. Una escena de esos dramas televisivos lo hizo poner los ojos en blanco, o por lo menos hasta que aquella escena le aportó una gran idea.

ווו×

Kangin abrió la oficina para poder empezar con su trabajo. Un jadeo hizo que Jong se sobresaltara.

— ¿Pasó algo? — Preguntó con preocupación. Kangin se giró a verlo para señalar el escritorio. 

A JongHoon casi se le cayó la mandíbula cuando vio que sobre su escritorio yacía un arreglo floral que casi abarcaba la mitad de la superficie. 

Eran rosas rojas y girasoles. Él amaba los girasoles. Sus mejillas se enrojecieron producto de la emoción. 

— Oh por…

Kangin silbó y se apresuró a dejar sus cosas sobre su respectivo escritorio para luego casi correr a ver el exuberante regalo de su compañero.

— Increíble, llevas aquí unos días y ya tienes admiradores.

— Son tan… Hermosas. — Dijo aspirando el olor de las rosas. Acariciando los pétalos de los girasoles y yendo al otro lado del escritorio.

— ¿Tiene alguna tarjeta? ¿O algo que indique de quién es? — La pregunta de Kangin lo hizo pasear la mirada rápidamente por todo el arreglo. Finalmente, en la parte inferior encontró un pequeño papel enrollado y atado con un listón rojo. 

Kim... Me Gustas ~• {KyuSung} EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora