27. Petunio is love. Petunio is live.

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Hope dejó la última maleta delante de la puerta sin saber en que momento Bao había metido todo ese equipaje en su casa.

- Te acompañaría al aeropuerto, pero me tengo que ir a trabajar.

- Tranquila, ya bastante te he gorroneado y dado por culo este mes. Es una pena que al final no me dejaras hacer lo que tenía planeado para tu patética, quiero decir muy sana y bonita relación con tu... petunio.

- ¿Petunio? - Preguntó Hope estallando en una carcajada.

- Chica, es que entre que ahora le odio y es "el Innombramble" y ahora le echo de menos y es mi amor Tom y no debería haberle dejado, yo ya no te pillo en que estado anímico estás y ya no sé ni cómo llamarlo.

- Me parece correcto, dejémoslo en Petunio.

- Puesto el nombre secreto, me voy. - Concluyó Bao despidiéndose de Hope en un abrazo.

- Te echaré de menos.

- Obvio pequeña, yo dejo huella.

Y se marchó con todas las maletas y llevando el ritmo de la música que estaba escuchando a todo volumen en sus auriculares.

Fueron pasando las semanas y poco a poco Hope y Tom empezaron a recuperarse centrándose en el trabajo e intentando no pensar el uno en el otro. Se echaban de menos y ninguno de los dos estaba para ponerse a tirar cohetes.

Era mediados de diciembre, lo que quería decir que todo se estaba preparando para la época más feliz del año (aunque sólo fuera para los comercios y los inocentes niños engañados por sus padres) y el cumpleaños de Hope.

Sep, el 15 de diciembre cumpliría 21, estando en Londres, sola (aunque, según ella, estaba súper bien sin él, no necesitaba pareja para ser feliz), y con toda la parafernalia navideña que la exasperaba, aunque realmente le encantaría si tuviera alguien con quién vivirlo.

Alguien. Rubio. Ojos azules. Casi metro noventa. 34 años.

Ojalá pudiera compartir todo aquello con Tom y pasar su cumpleaños con él.

Efectivamente, estaba de puta madre sin él.

Vale Hope, te prometiste hace dos meses que le olvidarías. No lo estás haciendo bien, por si no te habías dado cuenta.

Y el día de su cumpleaños llegó, al igual que sus ganas matutinas de morirse habituales.

Se estaba acabando de arreglar para ir a trabajar cuando llamaron al timbre, varias veces. Abrió la puerta corriendo y se encontró con un repartidor cargando con un ramo de flores. La decepción en su rostro fue tal que el repartidor se sintió mal por no ser quién ella se esperaba y le entregó el ramo.

Las flores eran petunias de color fucsia.

Desesperada empezó a buscar una tarjeta o algo que dijera quién las había mandado. Nada.

- ¿De quién son? No tienen tarjeta.

- Ni idea señorita, cuando nos las encargaron nos dijeron que esperaban que usted ya sabría quién las había mandado.

- Gracias.

En cuanto pueda voy a matar a Bao. Pensó.

El repartidor hizo un gesto de despido y Hope cerró la puerta.

WhatsApp.

Contactos.

Bao.

H0pe: Yo te mato, con una felicitación por mensaje me hubiera bastado.

BaO0: Primero: ¡¡¡¡FELICIDADEEEEES VEGESTORIO!!!! Y segundo: no sé de qué me hablas.

H0pe: Las flores, Bao. Me has enviado petunias por mi cumpleaños.

BaO0: Vaya, no se me había ocurrido. Quien haya sido dale las gracias de mi parte, ha sido muy ingenioso😂😂.

H0pe: Ese es el problema, no hay tarjeta ni nada.

BaO0: 🤷🏻‍♀️.

Tom estaba sentado en una de las sillas de rodaje dentro de una pequeña carpa mirando el móvil cuando entró Benedict canturreando canciones de navidad.

- Al final te voy a quitar ese cacharro como no lo sueltes y te aprendas tus puñeteras frases. - Dijo Benedict apuntando al teléfono de Tom y sentándose en la silla de al lado.

- Le acaban de entregar las flores a Hope. - Dijo en respuesta el rubio, ignorando totalmente a Benedict y mostrándole la pantalla del móvil. Benedict soltó un suspiro rodando los ojos.

- Por cierto, me acaban de decir que ya solo nos quedan unos días de rodaje, que acabaremos bastante antes de lo previsto y que en una semana podremos volver a casa, justo para Navidad.

- Que bien, eso es genial. - Dijo Tom en una media sonrisa levantando la vista del móvil.

Días más tarde ya habían acabado de rodar, como se les había comunicado, y pudieron volver a casa a celebrar la Navidad con sus familias. Tom pasó las navidades con su madre y sus hermanas y Hope había vuelto a Barcelona de sorpresa a estar con su familia.

Se les pasaban los días apenas sin darse cuenta entre cenas, comidas y acontecimientos familiares varios, hasta que llegó el día de fin de año.

Hope había vuelto a Londres justo a tiempo para asistir a una fiesta de noche vieja que organizaba el estudio, en el cual trabajaba, con todo el equipo que había participado en la última película.

En la fiesta había de todo, comida, alcohol, una decoración muy típica de fiesta de fin de año con algunos de los protagonistas de las películas más famosas del estudio y una azotea y varias terrazas donde poder ver los fuegos artificiales cuando dieran las doce de la noche.

Hope, agobiada con todo el barullo de gente que se había formado en la pequeña sala viendo como alguien lo estaba dando todo bailando, subió a la azotea a que le diera el aire.

Tom se había puesto el mejor traje que había encontrado en su armario, el perfume que siempre usaba y los mejores zapatos que tenía para bailar. Después de dos meses jodido, decidió que esa noche iba a olvidarse de todo e iba a bailar como nunca en la fiesta del estudio. Obviamente también habían invitado a Tom, era la estrella, por así decirlo.

Llegó allí siendo alabado por casi todos los presentes, al igual que los otros actores que también asistieron y tardó poco en conquistar lo que habían improvisado como pista de baile en medio de la sala. Estaba él solo bailando en el centro de un circulo de gente vitoreándole, cuando vio a una chica pelirroja de espaldas, cerca de uno de los ventanales. Confundido por las luces de colores y varias copas que había tomado, se acercó a la chica apartando a toda la gente que estaba en medio e hizo que se diera la vuelta, pero vio que no era a quien buscaba y la cara confusa de la chica.

- Lo siento. - se disculpó Tom con la chica por haberla molestado.

Se apartó de la multitud y fue a la azotea a que le diera el aire, quedaba poco más de media hora para que se acabara el año. Abrió la puerta y casi se cae de culo al ver quién estaba apoyada en la barandilla de espaldas, con un vestido negro de trasparencias con falda de vuelo. Entrecerró los ojos para ver mejor en la oscuridad de la noche mientras se acercaba despacio, quedando a medio camino.

- ¿Hope? - Preguntó emocionado.

¿Otra vez tú? - Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora