3. The shadow is coming.

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- Vayamos dando un paseo. - Sugirió Tom, que se había percatado que Hope estaba tiritando a causa del frío.

La chica se levantó y empezó a pasear junto a él. Se dirigieron hacia el puente de Westminster, Hope se estaba dejando guiar por Tom pues él se conocía Londres como la palma de su mano y ella apenas había recorrido cuatro calles.

- A ver... ¿Laurel?

- Nope. Tienes tres oportunidades, y ya has gastado una. - Dijo Hope vacilante.

- Ey no cuenta, no sabía que tenía oportunidades. - Protestó el rubio intentando parecer enfadado. - Hagámoslo de otra manera, si a la tercera no acierto me das una pista.

- No vas a aceptar un no por respuesta, ¿verdad? - Respondió Hope esbozando una sonrisa mientras miraba esos intensos ojos azules. Tom rió a modo de confirmación. - Está bien, lo haremos a tu modo.

Pasaron por al lado del Big Ben, al cual Hope miró de reojo con resentimiento, y empezaron a cruzar por el puente de Westminster. Tom no paraba de mirarla, le fascinaba como contemplaba la ciudad  asombrada desde el puente.

- ¿Dime al menos de dónde eres? - Insistió Tom.

- Dudo que eso te dé una pista de mi nombre. Es totalmente ajeno a de dónde soy. - Respondió Hope riéndose, dando por perdido ese café. Tom la miró con los ojos grandes y Hope no pudo resistirse.

- Soy de Barcelona.

- ¿Anna?

Hope negó con la cabeza.

- Te queda una oportunidad.

Estaban ya casi al final del puente cuando Tom paró en seco y se quedó mirándola pensativo, con la mano derecha tocando su barbilla, como si quisiera leerle la mente.

- Lo tengo. - Dijo como si acabase de descubrir algo importante.

- Sorpréndeme. - Respondió Hope escéptica.

- Te llamas... Hope.

¿Cómo lo habrá sabido?

Siguieron caminando, para cruzar la calle, mientras Hope seguía atónita.

- Bueno, ¿he acertado? - Dijo Tom mirando a la chica a los ojos, mientras abría vacilante la puerta de la cafetería.

- Sí... ¿pero... cómo lo has...?

- Te he dicho que tenía una corazonada. - Respondió el rubio victorioso, y haciendo un gesto con la mano para que Hope pasara.

Se pusieron en la cola para pedir, Tom tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras que Hope seguía pensativa, dándole vueltas a cómo habría averiguado su nombre.

- No es muy común ¿sabes? - dijo Hope llamando la atención de Tom. Él se quedó dudoso un momento. - Mi nombre. No es muy común.

- ¡Siguiente por favor! - se escuchó a la camarera que estaba en la barra. Tom se giró para hacerle el pedido a la chica. - Hola, ¿qué desean?

- Yo quiero un té con leche y, ¿tú qué quieres?

- Un mocca descafeinado, por favor.

La chica lo apuntó todo en el ordenador e hizo el pedido, luego le extendió el ticket a Tom. Mientras pagaba, un chico se acercó a la barra con una bandeja y dos tazas, Hope la cogió y se dirigieron a una mesa que estaba un poco más apartada de las demás. La mesa era cuadrada, de color negra y pequeña y los asientos eran dos butacas enormes de color gris de apariencia muy cómoda. Se sentaron y Hope cogió su taza con las dos manos con tal de calentárselas.

- Así que eres española. - Comenzó Tom hablando. - <Yo sé hablar un poquito español. Entiendo más que hablo.> Mi español es muy malo, lo siento. - Dijo Tom entre risas, por el lamentable acento que había puesto.

- Que va, ¿dónde lo aprendiste? - preguntó Hope dando un sorbo a su café.

- <Eeeh... mm... hace quince años en el colegio.>

- Vaya, para haberlo estudiado en el colegio lo hablas bastante bien. Pero puedes seguir hablando en inglés, que no quiero que te hernies el cerebro. - dijo Hope entre risas, lo que provocó que Tom también se riera.

- ¿Y tú cómo aprendiste inglés? He oido que en España no es que sea muy común que la gente sepa hablar inglés.

- Bueno, mi padre y toda su familia son irlandeses, así que pasé prácticamente los dos primeros años de mi vida allí y luego, una vez empecé el colegio, pasaba todos los veranos en casa de mis abuelos. Hasta que... bueno... dejé de ir. - Un halo de nostalgia se reflejó en la cara de Hope, que fijó la mirada en el suelo.

Tom se dio cuenta e intentó cambiar de tema.

- ¿Y cuánto tiempo llevas en Londres?

- Pues apenas diez días, no me ha dado tiempo a ver casi nada la verdad. Hoy quería ver el Big Ben, pero está tapado. Lo mío es tener suerte.

- ¿No has visto nada más? - preguntó Tom sorprendido.

- Nope.

- Voy a arreglar eso ahora mismo.

Tom se levantó corriendo de su butaca, cogió su abrigo y estiró la mano ofreciéndosela a Hope. Ella se quedó un poco parada, pero extendió el brazo y le dio la mano. Se quedaron unos instantes mirándose a los ojos. Sólo se escuchaba el fuerte latido de sus corazones.

¿Otra vez tú? - Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora