24. Can you feel mis ganas de morir tonight?

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Tom llegó a su casa y cual autómata se puso a hacer las maletas. Se sentía deshecho, él no era un crío, no era un adolescente puberto con exceso de hormonas que se hubiera colgado de una chavala con tendencia a desfilar en vez de andar,... era un hombre, un hombre hecho y derecho. Un hombre hecho y derecho que se había enamorado.

Y que la había perdido.

¡Bien Tom! ¡Te daremos una medalla! Premio al adulto más lamentable. Tu recompensa es la soledad y la amargura.

Se sentó encima de la última maleta y como pudo la cerró. Esa maleta tenía las mismas posibilidades de reventar que él de echarse a llorar en ese momento.

Un hombre hecho y derecho. Sí, señor.

Eran las cinco de la tarde pero aún así, sin desvestirse siquiera, se tumbó en la cama y se durmió.

A la mañana siguiente llovía, llovía barro. Con un humor que acompañaba la climatología, Tom se levantó con ganas de ponerse el cojín en la boca y gritar. Se controló.

Con menos esma que Edward Cullen se aseó y llamó a un taxi para que le llevara al aereopuerto.

Apuró para pasar el control el máximo, esperando. ¿El qué? Inconscientemente deseaba que una melena roja apareciera entre la multitud, agitada por temer llegar tarde. Que fuera directa hacia él, que le besara y le dijera que no se fuera, que se quedara con ella. Y él lo haría, porque se había dado cuenta de que estaba desesperadamente enamorado y que todo el dolor que sentía no era en pro de nada.

Nadie vino y acabó tomando el vuelo a tiempo.

Eran las once de la mañana y Hope seguía en la cama. Hecha bola. Hecha mierda.

De repente llamaron a la puerta. La pelirroja abrió un ojo pero no se movió. Otro porrazo, esta vez más insistente. Hope cerró el ojo.

With a taste of your lips, I'm on a ride...

Hope abrió los ojos de golpe.

You're toxic, I'm slippin' over.

Se reincorporó como si tuviera un muelle en el culo.

With a taste of a poison paradise...

No. - Murmuró con pánico la pelirroja al ser plenamente consciente de lo que se avecinaba.

I'm addicted to you...

Don't you know that you're toxic?

Britney Spears sonaba desde detrás de la puerta de entrada a su apartamento. A todo volumen. Se oía claramente inclusive en el cuarto de la muchacha, que era el más alejado del recibidor.

Hope se puso de pie y correteó hasta la entrada. Abrió la puerta de golpe ignorando que estaba hecha un asco, despeinada, con el maquillaje corrido, la ropa arrugada y posiblemente con restos de baba por toda la cara.

- Tía, estás hecha un asco. - Saludó la asiática mientras se metía en el apartamento.

- ¿¡Bao?! - Exclamó la pelirroja, incrédula.

- O has tenido una fiesta padre y no me has invitado, cosa que me parecería fatal y me haría replantearme nuestra amistad o estás peor de lo que pensaba. - Dijo la china, cerrando la puerta y soltando la enorme mochilla que llevaba encima.

- ¿¡Qué haces aquí?!

- Hace una semana que no me mandas ni un Whats. Ni siquiera un triste meme de gatos por Insta ¿y debo interpretar que estás bien? No, cariño. Así que he pillado un vuelo y aquí estoy. - Bao puso los brazos en jarra, en una pose medio maternal, cosa que no concordaba para nada con sus pintas estrafalarias. - Cuéntale a tu amiga qué ha pasado.

Y debido al shock de ver a su mejor amiga, de sorpresa, en su casa, en su estado emocional, petó. Y lo soltó todo.

- Que tuve la mejor relación de mundo con Tom Hiddleston y lo hemos dejado y me ha dejado tirada y me siento fatal. - Dijo mientras se le humedecían los ojos.

- Y yo me lié ayer con Zendaya y no ando deprimida.

- ¿Qué?

- ¿No estamos compartiendo nuestro último sueño húmedo? - Preguntó confudida la asiática. 

¡No fue una fantasía guarra! - Exclamó Hope, medio llorando medio riendo debido a la cara de su amiga.

- Vale, sí que hemos hablado poco estos últimos meses. Tú me lo cuentas todo ya. - Bao se sentó en el sofá, las cadenas de su falda plisada tintinearon con el acto. Su pelo negro, recogido en dos coletas, brilló azulado cuando Hope encendió la luz del comedor.

La pelirroja se sentó a su lado y habló. Habló, habló y habló. Rio, se sonrojó y acabó llorando abrazada a su amiga, la cual le intentaba adecentar los largos cabellos rojizos.

- Joder. - Dijo finalmente la asiática.

- ¿Ese es tu comentario después de contártelo todo? - Preguntó incrédula Hope.

- Es que parece sacado de una novela de romance adolescente y da bastante cringe así en conjunto.

Y se olvidaron de comer porqué se tiraron todo lo que quedaba de mañana hablando, y luego llegó la tarde y seguían espachurradas en el sofá, llorando, riendo, desahogándose. Hablando de Hope, hablando de Tom, de lo que había pasado, de lo que pasaba en aquel momento, de lo que pasaría y de lo que Hope quería que pasara.

- Pues lo dicho, tienes que irte de fiesta cuanto antes. De nada te sirve estar deprimida. Bueno, más deprimida por lo que me has contado. Así que deja el luto para las viejas de pueblo y vamos a salir y a beber. - Concluyó Bao.

- No estoy como para salir y liarme con el primero que pille. Es muy pronto, sólo hablar del tema me hace querer llorar. - Respondió Hope, sollozando.

- Yo no he dicho nada de líos.

Flashback:

- Pues sales y te lías con el primero que pilles. Y a tomar viento.

Fin del flashback.

Vale, puede que lo haya dejado insinuar sutilmente. - Cedió la asiática ante el alzamiento mortal de ceja de la pelirroja. - Pero en serio, no te servirá de nada hundirte más en miseria estando encerrada en tu casa. Teniendo en cuenta que lo vuestro ha llegado a un punto muerto... ¡Por Dios niña, deja de llorar que me pongo a llorar también!

Y se tiraron media hora llorando a moco tendido.

- Vale, quizás no me vendrá mal que me dé el aire. - Dijo Hope, entre sollozos.

- Tú hazme caso. - Dijo Bao, secándose las lágrimas. - Y pásame el bolso que llevo una botella de whiskey y me da que lo vamos a necesitar.

¿Otra vez tú? - Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora