—¿Él es el Cotidiano?
—Es muy hermoso.
—No parece un Omega.
—Dicen que están destinados a grandes hombres, no sé porqué un chico como él acabó con un alfa como el amo.
—Tal vez... ¡Oh! Está despertando.
Entrecerró los ojos cuando se percató de las voces a su alrededor. Ivar gimió bajito y llevó una mano a su cabeza una vez despertó por completo, le dolía, le ardía la nuca, los ojos, la borrosa vista que se extendió al ambiente solo le permitió divisar cinco siluetas.
—¿Está muy desorientado? —escuchó una voz suave y baja, Ivar frotó sus ojos y jadeó cuando toqueteo la venda en su cuello, le dolía tanto, tanto—. ¿Crees que le curamos bien? Se ve doloroso.
—No lo sé, acércate.
—No, acércate tú.
—Vamos anda, ¿Eres un mariquita o qué?
—¡¿Ah?! ¡¿Y porqué no vas tú, genio?! ¡Después de todo eres el más grande de todos!
—¡¿Pueden cerrar el pico par de cotorras?! —el murmullo se acabó al segundo de oír una voz un poco más profunda, Ivar aflojó la mirada y más tarde aquellas siluetas empezaron a tener forma humana. Sus receptores no captaban nada extraño, a decir verdad, no captaban nada. El Omega frunció el ceño cuando miró a cinco bonitas especies iguales a él.
Omegas hermosos, finos, tanto que Ivar los confundió con las gamas de Cotidianos. Habían dos que eran idénticos, de hermosos ojos ámbar y una piel aperlada y bronceada, los rizos en sus cabellos parecían hechos a mano, su semblante inocente y risueño era distinto al de los otros tres omegas que le seguían.
Estos marcaban cierta seriedad que confundió a Ivar por un segundo, tenían el cabello azabache a pesar de las distintas facciones que mantenían. Los dos últimos tenían los pómulos puntiagudos, nariz pequeña y unos bonitos ojos verdes brillantes que contrarrestaban con el último Omega que dió un paso ante todos ellos. Este era medianamente alto, de hombros finos, poseedor de una belleza ordinaria que no causó en Ivar muchos sentimientos. Tenía el semblante serio, y parecía notar cierto disgusto en su voz.
—¿Tú eres... Ivar?
—Ivar... —murmuró y los omegas se encogieron un poco al escuchar su voz. El propio Ivar se sintió tocado y una extraña sensación recorrió su cuerpo cuando notó las vibraciones de sus cuerdas vocales. Bajó la mirada, estaba recostado en una cómoda cama y en un cuarto bastante hermoso, el color rojo resaltaba la mayoría de las telas, sin embargo, la blancura de su ropa hizo clic en su mente. No recordaba bien porqué estaba allí, con esa ropa, y esa gente ordinaria.
—¿Porqué... Porqué un Cotidiano como tú terminó en un lugar como este? ¿Eres el cotidiano del amo? —habló el Omega de facciones fuertes, su rostro disgustado y la frialdad de su mirada hizo que Ivar entrecerrara los ojos, una extraña sensación recorrió su cuerpo y su semblante ensombreció su rostro.
No tenía ninguna información sobre el tal "Amo" ni tampoco recordaba la secuencia de haber terminado ahí. El aroma que envolvía aquellas sábanas era bizarro, olía dulce y picante, leve, fuerte, las feromonas de excitación que había era intensa y no entendía porqué él era el único afectado. ¿Acaso esos omegas no sentían aquél aroma en la habitación? ¿O sus sensores estaban dañados? Lentamente parpadeó para aclarar su mente. Nada funcionaba con normalidad. Padre tuvo que haberle informado de la situación, ¿Dónde estaba su uniforme? ¿Quienes eran aquellas personas? ¿Y su alfa, quién era su alfa?
¿Estaba ya... En posesión de un alfa?
La sola idea de pensar en su alfa hizo que su estómago diera cosquillas. Ivar tragó saliva y destendió las sábanas, traía una especie de camisón blanco, con ligeros detalles de encaje y bastante cómodo para su gusto, cuando se puso de pie notó la ligereza de la prenda. Parecía como si no llevara nada puesto.
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Cotidiano Ivar
Mystery / ThrillerIvar es el último modelo que Cotidiano Omega fabricó para Alemania. Con rasgos perfectos, ID alto, estratégico y callado. Ivar era el Omega perfecto según la ciencia. Pero para los alfas, no. Para ellos era feo, sus pecas, sus rizos, su estatura al...