—Ha decir verdad, Ignacio, hizo un buen corte —se oyó y el Cotidiano sonrió satisfecho ante la respuesta del hombre. Se encontraba sentado en una bonita silla de madera junto a la mesa del comedor. En el centro de la mesa había una canasta de frutas e Ignacio preparó algunas tartas para ofrecer a la visita. Ismael estaba de pie a un lado del umbral, mirando con rostro pálido y labios resecos cómo una aguja atravesaba la piel de la nuca de Ignacio.
—Ismael, cariño, si vas a vomitar hazlo afuera en el pasto —murmuró con amabilidad el español. El rizado sintió su estómago revolverse cuando vio la sangre y la aguja que unía nuevamente la piel. El aroma a hierro y los pensamientos de Ismael empeoraban su sensibilidad ante aquellas cosas.
—¿Se encuentra bien, Señor? —murmuró el Alfa y fijó su mirada en el pomposo Cotidiano, que de un segundo al otro salió corriendo a vaciar su estómago sobre la manzanilla del pasto. Ignacio elevó la mano y la agitó para restarle importancia.
—Tú sigue, Jones, ese corte no se va a suturar solo.
—Puedo enseñarle a suturar si quiere —murmuró el alfa terminando. La mirada penetrante de Ignacio se pegó al espejo de mano y observó su nuca, era una suturación limpia y delicada, no como la suya, que provocó feos agujeros en su piel. El Omega frunció el ceño cuando el señor Jones limpió los restos de sangre y colocó un pequeño trozo de gasa—. Necesitará revisión por un tiempo. Te causará comezón e incomodidad. Manipulaste una zona muy delicada de tu cuerpo, en otro caso se te hubiera podrido la piel. No vuelvas a tocar esta zona, ponte tu collar.
—¿Lo hice bien, verdad? Casi no ha sangrado.
—No puedo decir eso de tu mano —respondió y el moreno bajó la mirada al vendaje que lo cubría. Ismael entró como pudo de vuelta a la casa, a pesar de haber vomitado se veía bien. Su rostro sonrojado evitó volverse, pero supo que tenía los ojos llorosos y los labios húmedos en bilis. Se preguntó cómo el Omega mas codiciado del mundo era tan corriente y ordinario. Ignacio conocía muchos Omegas e Ismael compartía la misma sensibilidad ante las asquerosidades y debilidades humanas. De Cotidiano tenía el cuerpo y el origen, pero después... Nada más.
—Jones —habló bajando la mirada a su mano. Se puso de pie y lentamente sacó el collar negro de su bolsillo trasero. Ignacio lo miró con la barbilla levantada mientras se lo colocaba como si nada. Sus ojos grandes y dilatados observaron al alfa de pies a cabeza—. ¿Puedo confiar en ti?
—¿No lo hacía ya? —preguntó el hombre ordenando los medicamentos, agujas y demás cosas en un bolso de cuero. Ignacio lo vio como un alfa demasiado tradicional, notó su acento extraño y ladeó la cabeza.
—Cierto, fue una pregunta estúpida —susurró cuando Ismael se acercó a la cocina. Lo vio tan pálido como un papel y con los ojitos claros rojos en lágrimas. Cotidiano Ignacio sintió cierta incomodidad en su cuerpo cuando llevó una mano a su vientre. El dolor de otros Cotidianos le molestaba—. ¿Sigues en contacto con Jerome?
El Alfa lo miró y pudo notar el cambio de su aroma, Ignacio le devolvió una mirada filosa y superior. Jones cruzaba los últimos años de sus cuarenta, era un hombre solitario, sin pareja y lo bastante inteligente para diferenciar lo que convenía desde lo económico como político. Notaba en su mirada el destello rojizo de su Alfa y el poderío tranquilo de una naturaleza brutal. Ignacio levantó las cejas como si fuera poca cosa, los Alfas rusos eran buenos peones, pero no cuando su lado animal los dominaba, y de esos habían muchos.
—Sabe que mi lealtad está con usted, Señor —susurró bajo y grueso. Ignacio notó la presencia de su Alfa y su aroma puro a especias picantes. Frunció el ceño y apartó la mirada. Su Alfa le pagaba mucho dinero para cubrir sus desastres, mensualmente Ignacio se llevaba las suyas y una que otra muerte era cubierta por las declaraciones del Señor Jones. El Ruso sabía lo que le convenía, y un Cotidiano capaz de matar a un Alfa en su estado brutal era amigo. Al menos uno a través de tratos y negocios.
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Cotidiano Ivar
Mistério / SuspenseIvar es el último modelo que Cotidiano Omega fabricó para Alemania. Con rasgos perfectos, ID alto, estratégico y callado. Ivar era el Omega perfecto según la ciencia. Pero para los alfas, no. Para ellos era feo, sus pecas, sus rizos, su estatura al...