Le costó abrir los ojos a la primera. La luz se asomaba por la ventana sobre su cabeza e iluminaba todo su rostro. Sintió incomodidad en su nuca cuando se removió, sentía la mirada pesada y abrir los párpados era tan ardiente como sentir arena en los ojos. Lo primero que vio con exactitud fue un techo liso color celeste pastel. Le pareció curioso, tal vez porque la última vez que había cerrado los ojos era de madera blanca. El Omega creyó que se trataba del dolor de cabeza y volvió a cerrar los ojos. A su alrededor sintió el aroma a brisa fresca, a humedad y ropa guardada. Le fue imposible no tolerar la tranquilidad que apestaba aquél lugar.
Peter se levantó, al fin, y se sentó sobre la cama cuando su cabeza pudo percibir que ese no era un aroma normal. No olía a desinfectante ni a brisa primaveral. No olía a lavanda. Se sentía frío. Su mirada irritada se volvió a la ventana y notó un cielo gris y apagado. Árboles grandes y oscuros que contrarrestaban a la figura que tenía anteriormente del campo, sus florecillas y frutales. Ahí no había más que árboles y árboles grandes que lo único que gritaban era aléjate o te mataremos. Le pareció una imagen natural, brutal y sombría, tal vez un poco distinta a lo que conocía. Peter se levantó y volvió la mirada a su ropa holgada y simple. Traía pantalones cortos y una remera blanca de mangas largas. La simple textura le dió un vuelco al corazón, era suave, era buena tela y olía bonito. Peter miró a su alrededor, muebles blancos, suelo de mármol color crema y candelabros de cristales brillantes. No entendía por qué ahí era todo puro y blanco. Lo hizo sentir sucio con su piel morena. Peter estaba acostumbrado a los ambientes apagados que resaltaran sus curvas y su piel bronceada, no un clima brillante que lo dejaba ver cada simple marquita en su piel.
Se sentó y estaba a punto de levantarse cuando una mujer entró por la puerta. Su cabello rojizo como el fuego lo dejó asombrado, sus pecas y su gran altura lo hicieron sentir pequeño. Creyó que era una Alfa, pero notó la ropa de empleada y su falta de aroma. Tenía un rostro serio, ojos claros y mirada aburrida. Peter se encogió cuando esta dejó algunas toallas sobre el mueble más cercano.
—Le dejo sus toallas aquí —murmuró inclinando la cabeza, Peter se sonrojó. No era de la realeza para ser tratado de esa manera, se sintió confundido y un ligero ataque de apego creció en su interior. Esa beta le pareció bellísima y sus feromonas florecieron ante el mínimo gramo de respeto que le ofrecían. La última vez que inclinaron la cabeza hacia él fue en una mamada, y ni siquiera estuvo buena. Sin embargo, su atracción por la beta duró dos segundos antes de dar cuenta de su acento extraño.
Peter no alcanzó a preguntarle nada porque ya se había retirado. Se levantó y volvió a mirar por la ventana. Puros árboles. ¿Tal vez un Alfa lo había tomado? No, no era posible. Estaba con el Cotidiano incorrecto pero sabía que no era capaz de entregarle a un Alfa. Peter sabía que Ignacio estaba igual que una cabra, pero era una con principios. El omega olisqueó su piel con curiosidad, sintió entre su propia esencia otros aromas. Pudo percibir a otros Omegas pero ningún Alfa. Estos últimos siempre buscaban marcarlo de muchas maneras y Peter lo sabía porque después de la cama debía lavarse la piel con esponja por horas. Lo peor era cuando buscaban anudarlo a toda costa.
El Omega se puso en marcha. Observó con detenimiento la habitación donde se encontraba, los cajones vacíos, el aroma neutro de las sábanas y el ambiente le resultó un tanto extraño. Cuando salió de la habitación una corriente de aire chocó contra su piel, era fría y húmeda. Peter se removió y toqueteó las paredes blancas, el suelo liso era el beso de un muerto sobre las plantas de sus pies. Había dos habitaciones más, pudo oír voces pero le resultó extraño no reconocer el idioma. El Omega bajó la mirada y se quedó quieto, eran susurros bajos.
Se pegó a la pared cuando la misma beta que conoció en su habitación salió de la nada. Detrás de ella lo siguió otro hombre. Llevaban el mismo estilo de ropaje, parecía tela abrigada. Peter pudo oír sus leves murmullos incomprensibles.
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Cotidiano Ivar
Mystery / ThrillerIvar es el último modelo que Cotidiano Omega fabricó para Alemania. Con rasgos perfectos, ID alto, estratégico y callado. Ivar era el Omega perfecto según la ciencia. Pero para los alfas, no. Para ellos era feo, sus pecas, sus rizos, su estatura al...