Capítulo cinco

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                                       La Primera Prueba

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                                       La Primera Prueba.

Con los exámenes cancelados para los campeones, Artemis no tenía más opción que prepararse para la primera prueba. Había pasado una semana desde la conversación que había mantenido con Schneizel y desde aquello parecían no tener ánimos ni siquiera para dirigirse la palabra, lo cual ella agradeció completamente. Aun así, era complicado no comunicarse con él ni siquiera en las clases de Pociones, en la cual continuaban siendo la pareja estrella a pesar de todas sus diferencias.

Por la noche, después de la cena, paseó por los corredores del castillo con el Lumus de la varita en alto. Atenta a cualquier sonido que llegase a presentársele, patrullando los pasillos como cada noche desde el inicio de curso. Hasta ese momento no había encontrado nada más que dos alumnos de quinto en un momento romántico bajo la luz de la luna que se deslizaba por una de las ventanas, lo había dejado pasar por el hecho de que le habían explicado muy torpemente que celebraban su primer aniversario.

Todos sus sentidos se pusieron alerta cuando una figura bañada por la luz de las antorchas se abrió paso entre los corredores, ni siquiera tuvo que forzar la vista para adivinar de quién se trataba. No cuando Schneizel encendió la luz de su varita y se acercó a ella en dos pasos. Se observaron sin ningún rastro de expresión en sus rostros, aunque ella se encontraba un poco pálida, como si estuviese a punto de sucumbir. El mortífago lo notó, y sonrió, malditamente, sonrió.

– Diggory. –repuso él, todavía sosteniendo su varita y apuntándola. Después levantó el mentón.

– Riddle. –exclamó ella, imitando su gesto. Le miró fijamente a los ojos para desafiarlo–. ¿Dejaste ya de jugar a ser un niño bueno? –lo dijo a duras penas, porque realmente no quería oír su voz.

– Yo jamás seré un niño bueno. –contestó él, con burla.

– No juegues conmigo. Nunca. –Artemis también alzó el mentón, demasiado furiosa como para mantenerse tranquila. No dejó de apuntarlo, se aferró a su varita con gracia–. No soy estúpida. Sé que estás planeando algo para cuando inicie la primera prueba, te advierto que si se te ocurre hacer una tontería voy a asesinarte allí mismo. No permitiré que manches mi apellido.

Él se movió tan rápido que no tuvo tiempo de lanzarle una maldición antes de ser estampada contra la pared. Schneizel la apuntó con la varita mientras que se encargaba de que no moviera ninguna parte de su cuerpo, se miraron a los ojos desbordando furia por los mismos. Artemis se removió en búsqueda de libertad, pero el muchacho ajustó el agarre. El mortífago volvió a mostrar una sonrisa maliciosa en sus labios.

– Con tan solo una maldición, esto acabará. –dijo Schneizel, con la cabeza más que en alto.

Por alguna extraña razón, Artemis no se alteró ni entró en pánico. Como si el miedo que sentía se hubiese congelado de repente. Durante unos segundos estuvieron en silencio, con el sonido de la antorcha consumiéndose de fondo, fue el tiempo suficiente para que la bruja pudiese quitárselo de encima usando un Expulso no-verbal en toda su potencia. Riddle salió disparado contra el muro, con un escandaloso sonido y con un rostro cargado de confusión, el huracán le apuntó con la varita con un semblante de pocos amigos.

The Diggory Heiress | #TMT 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora