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Aquella fría habitación se encontraba en silencio, con un rubio temblando ligeramente y un hombre sentado en una silla de madera con una libreta en mano.
- Entonces, empecemos la sesión - aviso a Bakugo - ¿Te parece bien?
Simplemente recibió un asentamiento.
- ¿Puedes decirme que te ha traído aquí?
– Me quiero ir – respondió – No me gusta, quiero a Todoroki.
Estaba asustado, el doctor tecleo algo en la computadora.
– Estás a salvo, el joven Todoroki fue a la escuela a recoger las tareas y fue a por más ropa – le contesto con calma.
– ¿Cómo lo sabe? – interrogó incrédulo.
– Me lo dijo antes de que usted entrará – prosiguió – ¿Quieres hablar sobre tu relación con el hijo de Endeavor?
– Seguro – murmuró – Shōto es seguro, me gusta el bastardo.
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– ¡Todoroki! – grito un chico de cabello verde – ¿Ya volvieron?
– Vine a por las tareas con Iida y por más ropa.
– Oh...
Antes de siquiera contestar el Bakusquad, ahora todo completo, llevo a rastras al bicolor.
– ¿Cómo está? ¿Dónde está? – le llenaron de preguntas.
– Algo mejor, está con un psicólogo en este momento – Pero lo más probable es que dentro de diez minutos me tenga que ir, a Bakugo no le gusta tenerme lejos.
– ¿Te gusta, Katsuki? – señaló Ashido.
Y estaba estúpidamente enamorado de aquel rubio explosivo.