•Ascensor•

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"Me encanta hablar contigo,___..."

~•~•~•~•~

—¡___, anda a comprar pan!—Gritó mi mamá desde la cocina. Solté un suspiro de frustración y grité fuerte:

—¡No quiero! ¡Ve tú!

—¡Anda antes de que te saque la x//()=$%!

   Me levanté rápidamente de mi cama, me puse torpemente los zapatos y salí del departamento antes de que la chancla de mi mamá impacte contra mi pobre trasero. Cuando salí de este, me dirigí hacia el ascensor y presioné el botón para bajar. Mientras esperaba me puse a cantar silenciosamente, y cuando llegué al coro, me puse a bailar de una manera muy extraña, que cuando tres niños llegaron del otro ascensor me miraron extraño. Dejé de bailar y me centré en el ascensor que acababa de llegar. Entré en este y presioné el botón del piso número uno. Las puertas se cerraron y demoré poco en llegar al piso que deseaba.

   Cuando las puertas se abrieron y me dejaron ver la elegante recepción, salí de este. Empecé a caminar con destino a la panadería. Llegué a esta y saludé al dueño del local, o mejor conocido como Don Juancho. Ya nos conocíamos hace tiempo, ya que mi mamá acostumbra a mandarme a comprar pan a cualquier hora

—Buenas tardes, Don Juancho...—Saludé mientras me dirigía a la canasta que contenía pan.

—Buenas tardes,___. ¿Tu mamá te mando de nuevo?

—Exacto.

   Él rió ante mi respuesta. Saqué una bolsa y tomé las pinsas, para ponerme a sacar pan. La bolsa se llenó y me dirigí hacia la pequeña caja donde se encontraba Don Juancho viendo aburrido una teleserie en la pequeña televisión al frente suyo. Le extendí la bolsa y él la tomó poniendo la encima de una balanza. Me indicó el precio respectivo, y yo se lo extendí. Lo guardó en una caja pequeña, y me extendió la bolsa del pan. Me despido y me dirijo a la salida.

   Empiezo a caminar, ansiosa de poder llegar a mi casa rápidamente y volver a acostarme en mi cómoda cama, mientras veo Netflix y como pan. Desde el lado contrario, divisé la figura de un chico alto, de cabello negro con rulos alborotados. Era uno de los vecinos de mi piso, y solo hemos hablado dos veces. Me parece un chico realmente simpático, y extrañamente se preocupa por mí. Bueno...Creo que me gusta, y mucho. Desvié la mirada de él, ya que estoy segura de que lo miraba como una tonta, hasta babeando. Entré al edificio y me dirigí al ascensor. Presioné el botón para subir y esperé, con algo de paciencia.

   Mientras esperaba, mi vecino llamado Dylan, miró el ascensor y luego a mí. Me dedicó una sonrisa y se puso a esperar el ascensor a mi lado. Cuando el ascensor llegó, entré a este rápidamente para presionar el botón del piso número seis. Dylan siguió mis pasos y se puso a esperar nuevamente a mi lado. Me afirmé de las baranda y esperé un poco impaciente para llegar a mi piso, bueno, nuestro piso.

—¿Has estado bien?—Su dulce y un poco grave voz interrumpió mis pensamientos. Lo miré con nerviosismo y le dediqué una leve sonrisa.

—Bastante bien, ¿y tú?

—Bien también...

   "Eso rimó..." Pensé cuando terminó su frase. Un silencio incómodo reinó en el ascensor. De reojo podía ver que Dylan se pasaba mirándome. Y desde un pequeño espejo que había en el ascensor pude admirar el hermoso color café de aquel chico, pero, dejé de hacerlo rápidamente, no quería que él se diera cuenta de que lo observaba como si fuera lo más bello del mundo, "aunque efectivamente lo es". Cuando Dylan iba a hablar, el ascensor se sacudió y ambos caímos al suelo.

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