Español.

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Los rayos de la luna chocaban con su rostro, escuchaba su nombre ser gritado con fuerza pero parecía distante.

¿P-padre?— susurro, se sentía ligero, muy ligero.

Abrió sus ojos con suavidad, encontrando un par de ojos observándolo.

Su rostro dibujo una amable sonrisa, sus dientes eran colmillos, ¡Eran putos colmillos todos sus pinches dientes! No tenía puesta una camiseta, su abdomen era marcado y con algunas cicatrices en ella, sus manos eran cubiertas por lo que parecían ser, algas o quién sabe.

Hasta que vio más abajo de su ombligo.

No. Tenía. Piernas.

Su respiración se detuvo e intento observar bien aquella figura, peor aún, estaba respirando, estaba respirando en el agua.
Bajo su mirada en ese ser y observó una cola de pescado, o eso parecía, era de color negro y en las puntas terminaba en un rojo carmesí brillante.

¡Houla!— intento hablar aquel ser, no sabía mucho acerca de ese idioma, lo que podía decir lo aprendió por espiar a los latinos.
Yo ser Rusia.— tenía cierto acento con la "R" que causó una pequeña risita en el tricolor.

Yo soy México, un gusto.— comenzó a procesar todo, con rapidez bajo su cabeza, de su cabeza hasta la cintura todo bien... Pero no tenía piernas.

En cambio, tenía lo mismo que " Rusia", solamente que su cosa esa, era blanca y terminaba en dorado, una combinación hermosa a ojos de cualquiera.

¡¡AAAAHHHH!!— gritó con fuerza intentando nadar lo más lejos de esa extremidad, no notando que eso era lo que lo impulsaba.
¡T-trranquilo!— Rusia tomo a México por sus hombros y paro sus movimientos.

¡Es solo cola de pez!— gritó Rusia con los ojos cerrados, aún con México en sus brazos.
¡Ese es el pinche problema!— se encogió en los brazos fuertes del eslavo, temiendo un golpe por su parte.

¿Que haces?— el ruso ladeó su cabeza confundido ¿Por qué había hecho eso?
Oh, nada nada, yo... Estoy algo... Confundido por las cosas esas.— aleteo su cola de pez, esta vez, observándola, contemplando lo hermosa que era.

¿Tu querer venir conmigo?— el ruso lo miro expectante por su respuesta, de verdad quería que lo acompañara.

México lo miro a los ojos, todavía escuchaba los gritos de España y algunos sollozos de sus hermanos, bajo la mirada, se sentía mal por sus hermanos, ellos intentaron lo que pidieron para hacerlo encajar.

No notando que lo hacían sentir más excluido.

Si claro, ¿Por qué no?— sonrió con cierto ápice de curiosidad, Rusia le dedicó una afilada sonrisa ante eso, tomo la pequeña mano del latino y comenzó a nadar con él hacia su hogar.

Atlanta.

Así lo llamaban todos, un lugar muy profundo para los terrestres, así ellos no podrían alcanzarlos.
Tu ser muy valiente, saltar de ahí no todos hacerlo.— México le dio una gran sonrisa.

Rusia se detuvo, provocando dudas en el latino, lo miro a los ojos y le hablo seriamente.
¿Tu poder enseñarme español?— México no pudo aguantar la risa, jamás había conocido alguien como ese gran ¿Sireno?

Claro wey, yo te enseño.—













Debajo del Mar <<RusMex>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora