41

660 72 34
                                    

Regresamos a la casa, prometiendo volver después de que Edd insistiera que ellos estarían bien por su cuenta y que nosotros fueramos a nuestro departamento.
Aunque mientras me iba, decidí visitarlo más seguido. No los dejaría solos, Matt cargaba más de lo que podía cargar y Edd, él necesitaba de todos sus amigos.

Solo quedaba esperar a aquél día y todo volvería a ser como antes. Solo esperar.

...

Cuando salimos, preferimos tomar un taxi que se encontraba en servicio afuera del hospital. No queríamos caminar.

Ahí pude ver mi cara en el reflejo de la ventana, era un total desastre. El solo pensar que podría perder a un ser querido una vez más, me carcomia.
Quería hablar y llorar, pero las palabras y las lágrimas no salían, posiblemente por lo impactado que estaba; llegando al punto de que mis propios brazos me rodeaban con fuerza solo para consolarme a mi mismo.

Solo podía pensar en las posibilidades, en lo que pasaría si todo fallará, en el que solo se necesitaba menos de un segundo para perder algo o a alguien importante... y eso me asustaba.

Negue con la cabeza, no quería seguir haciendo esto. Así que me concentre en mirar hacía afuera, pero eso solo me hizo ver algo, algo que me provoco explotar... Era la gota que había derramado el vaso.

Aprete mis puños.

Tord, el maldito traía una cara neutra, una cara de despreocupación, una cara en la que prácticamente no existia la tristeza.

¡¿Qué acaso no era también amigo de Edd?! ¡¿No es su amigo?! ¡¿Cómo podía estar tan tranquilo?!

Sentí como mi cara hervía de rabia y las lágrimas que parecían haberse calentado por lo rojo de mi rostro comenzaron a salir, pero sin deslizarse a través de mi piel. Era un sentimiento tan desagradable que recorrió todo mi cuerpo, tan insoportable, como si una descarga de energía hubiera viajado a través de mi, tan inquietante.

No lo pensé ni dos veces.

Golpee la ventana con todas mis fuerzas, logrando quebrarla en pedazos de diferentes tamaños. Unos pequeños cristales se encajaron en mi mano, mientras que el resto caía al suelo o al asiento.

Me gire, tomando a Tord por el cuello, había perdido el control de mi mismo.

Lo miraba con rabia, mirando su cara que no paraba de observarme confundido y sorprendido.

—¡Imbécil, ¿qué crees que haces?! ¡Estúpido, espero tengan lo suficiente como para pagar eso!— gritó el conductor, quién paró en seco y que por la inercia provocó que ambos cayeramos afuera de los asientos, pero no me importo.

Me abalance hacía Tord y le comencé a dar puñetazos en la cara que no se espero. Apenas pudo cubrir su rostro en cuanto ya me encontraba arriba de él.

—¡Estúpido de mierda! ¡¿Qué acaso Edd no es tu amigo?! ¡¿Te crees estar tan jodido como para no llorar maldito idiota?!— lo continúe golpeando, el solo hasta ahora pudo poner una expresión convincente que hizo que me detuviera y lo mirarara arrepentido.

Al final sentí que me agarraron de la sudadera, sacandome del auto y dejandome tirado en el piso.

Unos pitidos se escucharon, al principio creí que era por el golpe de mi cabeza al caer al suelo, pero después me di cuenta de que eran por los autos que se encontraban en una larga fila, tocando el claxon para que por fin nos movieramos.

El taxista me gritaba, al mismo tiempo que sacaba a Tord de su auto y lo empujaba junto a mi.

Él se logro levantar primero que yo, dandole dinero al conductor que inmediatamente se detuvo de levantarnos la voz y se fue, dejandonos en medio de la calle.

Cuando pude pararme, mire aturdido el rostro de Tord, quien me miraba con tristeza. Él se fue caminando, dejándome atrás, confundido. Lo seguí, pero él me detuvo, dandome un golpe en el estómago, haciendo que de nuevo me tirara al suelo, para luego caminar a cualquier parte que no fuera su departamento y sin decirme una palabra.

No era el único a quien le faltaba una gota para que al final todo se derramara.

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora