13. Fin.

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''Vidas cruzadas''

Harry.

Abrí mis ojos con pereza, refregándolos mientras trataba de acostumbrarme a la luz que daba directamente a mi rostro. Resoplé en silencio y estiré mis brazos a la vez que sacaba el edredón con una de mis piernas.

El concierto y la fiesta me habían dejado agotado y, estaba seguro que al menos eran más de las doce de la tarde, ya que había llegado a altas horas de la madrugada junto con Abril. En el momento en que recordé que había llegado con ella, observé a mi costado, buscándola con la mirada y pensando en dónde podría encontrarse.

—¿Abril? —llamé mientras me sentaba en la orilla del colchón.

Miré mis pies descalzos por un buen rato y luego me levanté, sintiendo un leve mareo y revoltijo de estómago al hacerlo. Tenía ganas de vomitar, ya que al parecer, me había pasado un tanto con los tragos.

Toqué mi cabeza caminando hacia el baño y miré mi reflejo.

Jesús, estaba desastrosamente mal.

Me di una ducha rápida y lavé mis dientes antes de volver al cuarto. Cuando lo hice, busqué nuevamente a Abril, pero sin éxito, me vestí algo fastidiado.

¿Me había dejado solo?

Coloqué los gafas sobre mi cabeza y salí del cuarto. Caminé por el pasillo alfombrado, presioné los botones del elevador y esperé con paciencia mientras veía mi móvil. Mi teléfono parecía explotar. Estaba lleno de mensajes y fotos rondando por los grupos que tenía con amigos.

Oí como las puertas se abrían y, antes de ingresar sin mirar hacia adelante, noté como impedían mi ingreso. Arrugué mi entrecejo, no muy contento, ya que había despertado de un no muy buen humor.

—¿A dónde vas? —interrogó.

Bajé el móvil mirándola y suspiré aliviado.

—Creí que te habías marchado.

Soltó una risita.

—Harry... ¿Dónde iría?, estamos en otro país.

Chaqueé mi lengua—. Cierto. Bueno... ¿Dónde estabas?, me había preocupado.

Abril mostró lo que llevaba en sus manos, a lo cual no había reparado antes. Inmediatamente quité los cafés de sus manos para que sostuviera libremente la bolsa que también llevaba. Ella lo agradeció y pasó por mi lado dejándome atrás.

—¿Tienes resaca? —preguntó—. No tienes un muy buen rostro.

—Solo un dolor de cabeza. Nada grave ¿y tú?

Negó.

—Nada, no bebí tanto como tú. ¿Dónde tienes la tarjeta?

Indiqué con la cabeza mi trasero, en donde llevaba la billetera y la tarjeta para ingresar a la habitación. Abril la sacó sin dificultad y observé como buscaba el plástico. Al estar dentro, ella dejó sobre la mesa nuestros cafés que había quitado de mis manos y la bolsa. Sacó unas media lunas y masticó una de estas a la vez que me miraba con atención.

—¿No comerás?

Un crujido en mi estómago se hizo presente. Aunque deseaba que fuera por hambre, no era así. Aún tenía muchas ganas de devolver lo que había ahí. Necesitaba sacarlo para sentirme mejor y, Abril lo notó. Sin poca timidez, dejé los lentes de sol sobre la cama y corrí hacia el baño, dejando la puerta abierta. No había tenido demasiado tiempo en pensar. Estaba reclinado hacia adelante del inodoro mientras devolvía el alcohol mezclado de esa noche.

Vidas cruzadas  [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora