Caleb es un completo demonio, que su atractivo no les confunda, él se divierte del sufrimiento y se alimenta del miedo de las personas, además de su... ¡SANGRE!".
Todos los sobrenaturales sucesos se desencadenan cuándo él está cerca... NO ES HUMAN...
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♥ CAPÍTULO 5 ♥
[☆]
Despierto apenas un rayo de sol atraviesa los cristales de la ventana e ilumina mis ojos. Los abro con lenta pesadez.
《No... no recuerdo haber...》
De un brusco movimiento me incorporo sentada, ganando un mareo. Y no, no estoy en mi cama, sino en el frío suelo. Recuerdo lo sucedido anoche en formas recurrentes de traumante flash back, e inmediatamente palpo mi cuello con sumo cuidado; aún arde. Mi blusa que anteriormente era blanca, ahora está en parte teñida de completo rojo.
Como puedo, me pongo de pie, apoyándome de la puerta detrás de mí. Me parece extraño que Nora no haya venido... Mi corazón se estremece. Anoche tampoco vino aquí. ¡Espero que no le haya hecho daño!.
Salgo corriendo en dirección a su habitación. La preocupación inunda todo mi ser, mi tía no está por ninguna parte. Su cama está intacta, como si jamás hubiera pasado la noche aquí.
—¡Nora!.
Deciendo por las escaleras, dando un traspiés, que si no fuera por el pasamanos a los extremos, hubiera caigo de relleno.
—¡Nora!.
La sala principal y las habitaciones de huéspedes están desoladas. Ni rastros de ella. Mi último y esperanzado destino es la cocina, en la que tampoco se encuentra.
Sobre la encimera descansa algo que me propina un aire de tranquilidad: Una nota. La agarro entre mis manos, alargando un suspiro. Sí, efectivamente es su letra:
"Pequeña, tuveque salir muy temprano a la empresa. No quise despertarte, después de lo que los chicos y tú pasaron anoche. Nos vemos por la tarde. ¡Oh!, por cierto. En el refrigerador hay leche y frutas picadas, y en la despensa cereales. Posdata: Come bien. Te quiere, Noray. ♥"
Dejando la nota en su lugar, vuelvo más relajada a la recámara. Obviamente ya es tarde para asistir al instituto, me he perdido la primera clase; matemáticas. Sin embargo, asistiré al menos a las que siguen. No pienso quedarme sola nuevamente. Él, puede volver, y entonces acabar con mi vida de una vez por todas. Mientras me ducho, la sangre seca en mi cuello empieza a correr junto con el agua, manchando de un rojo claro el piso de azulejos.
Antes de buscar ropa, me observo en el espejo. La mordida es inmensa, está enrojecida y duele como el infierno. Le aplico una pequeña cantidad de alcohol, chillando por el ardor, y luego una, más bien cuatro banditas elásticas para cubrirla. Lo único que se me ocurre es usar una bufanda color pastel, en combinación con una blusa olgada, blanca, unos jeans, una chaqueta color beige, y zapatillas negras. De esa forma nadie advertirá de ella. En cuanto al cabello, lo dejo suelto, permitiendo que caiga libremente a rebasar mis hombros.
