BLACKEND BLOOD {Sangre Ennegrecida} Vampiro #1

[12]: MUERTE INESPERADA

⛓⛓CLOE⛓⛓

Aparco el auto en el mismo lugar de cuando vine la primera vez, oculto entre varios árbustos, así no lo notarán.

Me adentro en las instalaciones con cautela, y no tardo en divisar al Sr. Si no me equivoco su nombre es Berett, a un costado, de frente hacia el bosque, fumando no sé que. Paso de él, y bajo rápidamente al lugar donde lo tienen.

Imagino que sería en el mismo laboratorio donde él logró desvanecer la seguridad con mi sangre. Y si, era en ese lugar, porque apenas piso el umbral de la puerta, su voz me alerta. Aunque no me este viendo aún.

—¿Vienen a por otra racha?. Les aseguro que pierden su maldito tiempo.

Su cuerpo está obligado a estar de pie, a centímetros de tocar el suelo, con cadenas que provienen de la parte más alta, sujetando sus manos a los extremos, también unas provenientes del suelo, ajustadas a unas argollas metálicas, sujetaban sus pies.

El charco de sangre ennegrecida bajo él, y la que todavía corre por su abdomen, me generan pasar saliva pesadamente. Estoy propensa a tener arcadas.

《Respira Cloe, no puedes mostrarte afectada o con temor al ver todo esto. Él... se lo buscó》.

—No creo que este del todo perdido —finalmente digo, manteniendo la respiración regular.

Caleb levanta el rostro vertiginosamente, para verme, aludido. Su mirada de sorpresa me examina de pies a cabeza.

—¿Qué? ¿Vienes a liberarme? Castaña —se limita a preguntar.

Avanzo, deteniendome a una distancia prudente. Desde aquí, reparo en sus mejillas amoratadas, más sangre escurriendose de su labio inferior y un hilo leve bajo la nariz.

Apenas puedo sentir lástima por él, pero al rebobinar en mi mente todo lo que me ha hecho, a mis cercanos, como cortó a la mitad a mi gato, y si es en verdad el causante de la muerte de mis padres, Caleb Crove no merece una pisca siquiera de mi lástima.

—Dime una cosa ¿Qué se siente ser el prisionero y no el raptor, la presa y no el depredador?.

—Impredecible ¿Eh? Sin embargo, una vez que me libre de estas malditas cadenas —advierte, sacudiendolas a duras penas—. Todos ustedes no vivirán para averiguarlo. Ya les habré arrancado el corazón, comenzando por el tuyo.

—Ya no te tengo miedo, Caleb —Me cruzo de brazos, manteniendo firmeza.

—Liberame y lo averiguaremos.

—Tampoco caeré en tus trampas de palabras.

—Te advierto, si vienes entonces por la misma información que ellos, no...—

—Nada de eso. Me vale un comino que buscas o buscabas aquí. Mi pregunta es otra.

Él enarca una ceja. Sigue sorprendido por mi tenacidad.

—¡Muy bien!. Quien imaginaría que la pequeña castaña tuviera agallas —habla con cierta burla—. Veamos si está a mi alcance responderte.

《Firme Cloe, ante lo que pueda decirte》.

—¿Fuiste tú quién provocó el incendio que acabó con la vida de...?—

—¿Tus padres? —Sonrió vilmente al interrumpirme.

Sigo calmada. 《Respira》.

—De todos los que trabajaban aquí.

Su sonrisa se vuelve mucho más amplia y perversa.