Caleb es un completo demonio, que su atractivo no les confunda, él se divierte del sufrimiento y se alimenta del miedo de las personas, además de su... ¡SANGRE!".
Todos los sobrenaturales sucesos se desencadenan cuándo él está cerca... NO ES HUMAN...
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♥CAPÍTULO 2♥
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El cuerpo de Toker intuitivamente retrocede, girando levemente hacia nosotros con una gran herida en el hombro. La sangre cae por cantidades, también desde su boca. Con todo y eso no me explico como permanece aún de pie, o nosotros sin lograr movernos aún.
Nuevamente es atacado. Está vez una silueta surge desde las sombras de la estancia, mordiendole abruptamente en el cuello, devorando la carne de Toker desesperado, como si de comida suculenta se tratara, ignorandonos a Ben y a mí por completo.
No creo en lo que estoy presenciando, el horror consume mis huesos, cada extremidad de mi cuerpo, tanto que no me permite mover ni un músculo, o articular siquiera algún gritico de pánico, nada.
Los alaridos ahogados de Toker me hacen reaccionar de pronto, y jalo a Ben del brazo, pero este sigue estático, viendo todo la voraz escena ante sus ojos.
—¡Benjamín, hay que salir!.
Aquél caníbal se detuvo tras escuchar mi voz, posando su atención en nosotros dos, su silueta es de un ser alto, ¿humano?. No logro ver su rostro, pero en su siniestra y oscuro contorno resaltan sus ojos ¡rojos!.
Mi corazón da un vuelco en mi pecho, y entonces vuelvo a gritarle a mi primo. Este reacciona finalmente hasta que corremos despavoridos hacia la salida, correr por nuestras vidas.
No había forma de salvar a Toker. No podríamos haberlo salvado, enfrentarnos contra tal aberración. Debíamos salir, salir y pedir ayuda, a que vinieran por él.
Doblamos en el último recodo, al final se apreciaba la salida, y esperanzados de poder regresar a casa con vida, aceleramos el paso, todo completamente a oscuras, empeorando más la situación para nosotros. Fuera nos damos de frente con algo, más bien con alguien, todos pegamos un buen brinco, para terminar de narices sobre el suelo. Y entre chillidos agudos y una maldición por parte de Ben, este empieza a reír por lo bajo, al reparar en nuestros rostros pálidos con el temor a flor de piel.
—¡Dan! ¡Maldición!.
—Oigannnnn. ¿Qué les pasa? ¿Vieron un maldito fantasma? —bromea Dan, el muy hijo de... está algo ido, ríe como lunático.
Nos incorporamos, a la vez en que Ben recuperaba el aliento para luego hablarle, o más bien gritarle, propinandole un jalón por las zolapas de la cazadora.
—¡Tenemos que irnos! ¡Ahora!.
Volvemos a correr, pero nos detenemos enseguida, el estúpido de Dan no nos sigue.
—¡¿Qué haces?! ¡Vamos! —le insiste Ben, con los ojos apunto de salirseles de sus órbitas, su respiración severamente agitada. —¡Debemos llegar al auto!.
—Ya. Ya —balbucea este vagamente, sin parar de reír—. Esperaré a Toker aquí, ¿de acuerdo?.
