I

20.2K 1.7K 4.1K
                                    

Al pararse el carro, después de horas de avanzar por un camino maltrecho escuchando el continuo golpeteo de los cascos de los caballos, levantaron la tela que cubría la jaula.

Louis barrió con su mirada el perímetro, tratando de localizar donde se encontraban, todo estaba desierto, no había rastro de civilización. Cuando su mirada dio de golpe con unos alfas corpulentos, que medirían al menos dos metros, mirándole con rostros impasibles. Simplemente estaban ahí parados observándole sin hablar entre ellos. Hasta que finalmente, los sujetos intercambiaron un conjunto de palabras entre ellos que él no logró entender.

Un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo. ¿Iban a matarlo? Y si iban a matarlo... ¿Lo torturarían primero o lo violarían? Quizás las dos juntas.

Louis comenzó a desesperarse y temblar soltando feromonas de pánico. Decidió cerrar los ojos y respirar hondo, tratando de mantener la calma. Cuando los volvió a abrir, se dio cuenta que las omegas ya no estaban. ¿Cuándo se las habían llevado? ¿Cómo es que él no se había enterado?

Se le llenaron los ojos de lágrimas al verse solo y se esforzó por no derramarlas. Los hombres volvieron a intercambiar unas palabras; Louis tembló. Seguía sin reconocer el idioma. Uno de ellos, estiró el brazo y abrió la puerta. Louis simultáneamente se arrastró hacia atrás. El otro alfa, que había estado observando todo ese tiempo le agarro del cuello de su traje y con una fuerza bruta lo tiró fuera de la jaula, haciéndolo caer de rodillas en el suelo.

Louis contuvo un sollozo y se encogió haciéndose más pequeño en su traje.

-Nokhfolgn aundz. [Levántate.] -exigió el alfa dirigiéndose hacia él y agarrándole de la manga estirando hacia arriba para que se pusiera en pie.

Louis lo observó paralizado y el alfa con desasosiego comenzó a arrastrarlo hacia alguna parte.

Caminaron y caminaron, pareciendo que no tuvieran rumbo fijo. Hubiera tratado de escapar pero de primeras no podría conseguir soltarse del constante agarre del alfa en su brazo y si lo hubiera conseguido, no hubiese dado dos pasos y ya lo habrían atrapado. Finalmente, a pesar de la oscuridad de la noche, Louis divisó dos estructuras alzándose delante de él con forma de caballo enfrentándose entre ellos, de aproximadamente treinta metros de altura. Si no estuviera en esas circunstancias el omega realmente se hubiera parado a apreciarlas, nunca había visto nada como eso. Entre las dos estructuras había una verja de metal y ésta estaba vigilada por más de diez individuos con armas. Khrretz era una tribu amurallada y estaba bastante vigilada.

Ya no había rastro de la tribu nómada de la cual le habían hablado, ahora estaba plenamente consolidada.

El alfa que llevaba arrastras a Louis se detuvo de repente, provocando que este trastabillara.

-Mir kumen tsu nemen dem balebos dem bisl zoyne, zenen deyn orders. [El jefe ha pedido de forma tajante que le llevemos a esta zorra, son sus órdenes.] -exigió firmemente el alfa que no lo llevaba sujeto. Los alfas de la puerta se miraron entre ellos y al asentir uno, abrieron las puertas para ellos.

Mientras se adentraban por los grandes muros a Louis se le hizo imposible no mirar hacia arriba a los caballos de metal, observándolos asombrado, eran preciosos y enormes. ¿Cómo los habrían podido construir?

Cuando por fin dejaron atrás las grandes estructuras y el omega miró al frente se dio cuenta que todo el poblado se había quedado estático y todos lo miraban asombrados al pasar. Se sorprendió al no detectar el olor de ningún omega ni beta, eran todos alfas de enormes dimensiones, incluso las mujeres eran enormes.

Louis tragó saliva, miró hacia abajo y se hizo más pequeño en sus ropas, intimidado al tener todas las miradas puestas en él.

Todas las casas que iban pasando parecían que estuvieran hechas de barro, pieles, forraje y madera. Eran del mismo tamaño y organizadas de un modo sistematizado. Louis se preguntó si eran ellos mismos los que se construirían las casas. El omega no se podía imaginar a él mismo construyendo una de esas, el siempre había vivido en un palacio, rodeado de lujos.

Khrretz [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora